Como hijo de Dios comprado por la sangre de Señor Jesucristo, repudio y renuncio aquí y ahora a todos los pecados de mis antepasados. Como uno que ha sido librado del poder de las tinieblas y trasladado al Reino del amado Hijo de Dios, deshago toda obra demoníaca que haya pasado a mí a través de mis antepasados. Como uno que ha sido crucificado con Jesucristo y resucitado para caminar en una vida nueva, elimino cualquier maldición que haya sido puesto sobre mí. Anuncio a Satanás y a todas sus fuerzas que Jesucristo llegó a ser maldición por mí cuando colgaba de la cruz. Como uno que ha sido crucificado y resucitado con Cristo y que ahora está sentado con Él en los lugares celestiales, renuncio a todas y a cualquier forma en que Satanás pueda reclamar su posesión sobre mí. Me declaro ser eterna y totalmente vendido y entregado al Señor Jesucristo. Hago todo esto en el nombre y en la autoridad del Señor Jesucristo. (Romanos 6:4; Gálatas 2:20;3:13;Efesios 1:7;2:5-6;Colosenses. 1:13)