Cuando yo llegué a Estados Unidos en el año 1995, recuerdo que Rosemary - una amiga entonces, y ahora mi amada esposa - me llevó a un supermercado llamado "Meijer´s". Es una tienda muy grande que está dividida en departamentos: Ropa, comida, belleza, electrodomésticos, calzados, pintura, flores, etc. Recién llegando de la pobre y diminuta República Dominicana, la tienda me pareció inmensa... ¡Y lo era!
Recuerdo que cuando entré a ese lugar comencé a llorar. Rosemary me preguntó qué me pasaba y le dije que lloraba porque "en esta tienda hay suficiente para darle comida a toda la gente pobre de mi pueblo (Cambita. 30,000 habitantes)".
Ella me dijo que yo no había visto nada. Me dijo: "Esta es a penas una de docenas que esta misma compañía tiene sólo en la ciudad de Grand Rapids. Pero también tienen varias tiendas Walmart, K-mart, Target, D&W, Sam´s, Cotsco, Spartans, etc.".
No puedo negar que al principio no entendí cómo podía ser. Me pregunté: "¿Cuánta gente vive en esta ciudad? Porque... ¿Para qué necesitan tantas cosas... tanta comida, tantos equipos electrónicos, tantos juguetes, tanta leche, tantos calzados, tanto... de todo?".
Pero el shock inicial pasó y antes de que transcurrieran 3 meses, ya yo veía todo como algo normal. Veía cómo nuestro refrigerador tenía más comida guardada que la que mi mamá podía cocinar en toda una semana para una familia de 7 personas (en República Dominicana).
Veía normal cómo una señora iba empujando un Shopping Cart con tanta mercancía que se le caía por los lados.
Veía normal cómo alguien entraba a la tienda con un par de zapatos en perfectas condiciones y comenzaba a probarse varios de los que estaban a la moda, y terminaba comprándose 3 ó 4 pares nuevos.
Veía normal todo aquel consumismo desenfrenado y a través de los medios y de la apariencia, se me convenció de que "Estados Unidos es el país más rico y próspero del mundo".
Al poco tiempo comencé a trabajar como recepcionista en un hotel Sheraton. Allí veía gente pagar 1,200 dólares por una habitación por noche. Pedir platos de 140 dólares y dejar la mitad de la comida en el plato.
Veía cómo en la madrugada se tomaba toda la comida que sobraba en el restaurante del hotel y se tiraba a la basura. Y me decía: "Dios mío, con lo que tiran a la basura este y todos los hoteles de EE.UU. y con lo que desperdician los clientes, y con lo que se desecha a diario en McDonalds, Burger King, Taco Bell, Wendy´s, etc..., se alimenta a todo el continente africano".
Llenas de todo, pero vacías de propósito... de Dios!
Pero bueno, cuando uno no es cristiano, hay verdades espirituales que le resultan a uno imposibles de asimilar.
Pero todo este exceso siempre me pareció... exagerado y profundamente injusto. "¿Cómo era posible que se le diera tanto a una nación y tan poco a otras".
Poco a poco también vi cómo los pobres, los negros e hispanos principalmente, aprenden a "trabajar el sistema" para obtener dádivas del gobierno a cambio de no causar disturbios en los barrios y tal vez, de un voto cada 4 años.
Vi cómo las compañías alimentaban el orgullo de las personas para que la gente terminara comprando a crédito, cosas que no necesitaban, para presumirle a gente que no lo notaba.
Pero con todo, me fui acostumbrando. Y poco a poco, yo también me hice esclavo de la Matrix consumista. Donde consumes para todo. Para vivir, para ser feliz, para alimentar tu ego, para aliviar tus penas, para reducir el stress, para... ser alguien.
Pero en el año 1997 entregué mi vida al Señor y aún dentro de la iglesia no había luces rojas que me mostraran el mundo de dependencia y esclavitud en que vivía. Diezmábamos, pero aunque acumulativamente, Rosemay y yo ganábamos más de 100 dólares por hora, ¡EL DINERO NO NOS ALCANZABA! Estábamos atrapados en la red. Trabajábamos para la Matrix y ella se quedaba con todo nuestro dinero y sudor. Cine, comida, niñera, coche, apartamento, electricidad, gas, teléfono, internet, impuestos, calzado, ropa, hipoteca, salón, vacaciones, regalos de navidad, combustible, viajes a Santo Domingo, joyas, diezmo... 100 dólares por hora no era suficiente, aunque usted no lo crea. Llegamos a acumular 80,000 dólares de deuda en nuestras tarjetas de crédito. ¡Así es, 80 de los grandes!
Y no ha sido hasta ahora, que he estado fuera de la red por casi 7 años, que puedo decir sin tapujos en realidad lo que pienso de lo que dejé atrás... allá en Estados Unidos de Norteamérica: Me di cuenta que eran falsas muchas cosas que todos daban por sentado:
1. No era verdad que Estados Unidos tenía la gente más laboriosa de la tierra, como ellos decían.
2. No era verdad que Estados Unidos era el país más rico sobre la tierra, como ellos decían.
3. No era verdad que Estados Unidos tenía el mejor sistema de gobierno sobre la tierra, como ellos decían.
4. No era verdad que Estados Unidos tiene gobiernos interesados en la libertad y la justicia, como ellos decían.
5. No era verdad que Estados Unidos era una nación eminentemente cristiana, como ellos decían que eran.
A esta lista, podría agregar docenas de conclusiones más. Sin embargo, creo que al lector listo, ya se le va formando una idea. Fue necesario que me alejara lo suficiente de la bestia para saber cuán grande y cuán perniciosa era. Hoy, 7 años después de irme alejando, veo con más claridad.
Muchas de estas conclusiones mías, puede que hayan sido ciertas en el pasado, pero ya no son ciertas en el Estados Unidos en que yo viví entre los años 1995 y 2005. ¿Y son ciertas ahora? ¿Ha mejorado la cosa? ¡No! Jamás! Al contrario. Estados Unidos está peor en todos los órdenes.
Hubo un tiempo en que, comenzando por la razón número 5, todas probablemente era ciertas, pero hoy no. Ya no. Y por favor, no estoy hablando de razones políticas subyacentes, sino espirituales.
Estados Unidos fue fundado por hombres cristianos, temerosos de Dios y amantes de un sueño que consistía en libertad y oportunidad para todos, bajo un sistema de leyes éticas y morales dependiente directamente de la Biblia y su inclinación judeo-cristiana. Pero eso fue ayer. Hoy, canta un gallo muy diferente en Estados Unidos. Hoy suenan unos tambores muy diferentes.
Famoso cuadro del grupo de los Fundadores de EE.UU. en el primer Congreso, orando de rodillas, buscando la dirección del Altísimo en momentos de crísis
Justo después de la Segunda Guerra Mundial, el índice de riqueza y de salud económica en Estados Unidos se medía basado en cuánto dinero la familia promedio tenía ahorrado. Hoy, la salud económica se mide en cuánta confianza tenga el consumidor en que todo anda bien y al hacerlo, gasta, consume, compra, usa su crédito, compra casas, renueva sus coches, va al restaurante y al cine, invierte en el mercado de valores, etc. En otras palabras, Estados Unidos no valora cuán sana está la economía basándose en hechos contundentes (i.e., gastas menos de lo que ganas, vas bien o tienes ahorrado un dinerito para comprar algo en efectivo, pues vas mejor...), sinó en que la gente "confíe en que todo va bien". ¡Es una ilusión! ¡Están viviendo un sueño los americanos!
Hubo un tiempo en que las naciones del mundo tenían que obedecer las "solicitudes" diplomáticas hechas por las embajadas estadounidenses porque prácticamente todos los gobiernos del mundo libre dependían de esa salud física, emocional, financiera y MORAL de Estados Unidos.
En esos tiempos, justo después de la Biblia, en Estados Unidos el libro de mayor venta se llamaba "
Common Sense" (Sentido común). Hoy día el libro nadie lo compra o conoce, porque ese "sentido común" que hizo de EE.UU. un imperio, hoy se ve como idioteces infantiles.
1. En el ámbito ético y moral:
Los homosexuales vivían cada uno "en su clóset". Los abortos se hacían en casa, para no pasar por la vergüenza generalizada. Más del 66% de los americanos pertenecían a una denominación protestante, a la Iglesia Católica o decía ser un "cristiano", si bien, nominal. Ser cristiano no era la excepción, era la norma.
Mujeres como estas son los nuevos "Role Models" para el público norteamericano. Yo les garantizo a ustedes que los chicos en las Escuelas Bíblicas del 99.9% de las iglesias americanas saben más de estas degeneradas, estrellas del porno, drogadictas, lesbianas, adúlteras... que de grandes mujeres de la Biblia. ¡Si a usted todavía le queda un poco de pudor, admita que es así!
Se fundaron las mejores universidades del planeta. Todas eran cristianas... ¡incluyendo a Harvard!
Antes de cada sessión del congreso, el capellán abría con una oración, invocando la sabiduría del Altísimo.
En cada corte federal y estatal colgaba un cuadro conteniendo Los Diez Mandamientos.
El presidente de turno terminaba cada alocución con el moto "May God bless you and may God bless the United States of America" (Que Dios les bendiga y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América).
En aquel entonces, los programas sociales los recibían principalmente los miembros de las minorías y los desafortunados que se encontraban sin trabajo (justo para lo que se crearon estos sistemas de seguridad social). Hoy se usan para mantener a una raza de zombies comiendo, bebiendo... y claro está: votando.
En esos años, entre el 1912 y el 1982, Estados Unidos era el lugar hacia donde todo el oprimido, el perseguido y todo el que soñaba con un futuro mejor, anhelaba emigrar.
Pero, ¿Qué ha pasado con este país idílico y "Cristiano"?
A Estados Unidos le ha pasado lo mismo que le pasó al joven rico que vino donde Jesús. Veamos la historia.
El joven ricoUn joven rico le preguntó (a Jesús), diciendo:
—Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
Jesús le dijo:
—¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo Dios.
Los mandamientos sabes: “No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre.”
Él dijo:
—Todo esto lo he guardado desde mi juventud.
Al oír esto, Jesús le dijo:
—Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.
Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste porque era muy rico.
Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo:
—¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!
Porque es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios.
Lucas 18
El jóven tenía el interés auténtico de heredar la vida eterna. Pero le faltaba una cosa: Le faltaba cumplir el primer mandamiento. Le faltaba deshacerse de su "dios", que eran las posesiones, y poner a Dios en el lugar que le correspondía... en el primer lugar.
El Primer Mandamiento dice:
"No tendrás dioses ajenos delante de mí". Éxodos 20.3 y Jesús dijo "Todo aquel que no esté dispueto a abandonar a madre, padre, posesiones, etc., no es digno de mí" (versión parafraseada mía. DAU.)
Pero note que debido al hecho de que el joven era muy rico, no cedió ante la verdad y decidió continuar teniendo otro dios por encima del Dios de Israel. El joven decidió vivir bajo el yugo de lo material en vez de la libertad de deshacerse de todo y un vez hecho libre, heredar el reino de los cielos.
Amados hermanos de todo el mundo... Estados Unidos ya no es el país que sus fundadores soñaron.
Estados Unidos no es ni sombra de lo que era.
Estados Unidos llegó a su punto muerto superior y ahora va en declive imparable hacia el abismo.
Si el Señor tarda, vienen días que los que vivimos en México, Colombia, Chile o República Dominicana tendremos que enviar dinero a nuestros familiares en Estados Unidos. La deuda federal y estatal estadounidence es tan gigantesca, que cada ciudadano vivo, niño, adulto o anciano, debe 417,000 dólares. ¡Sólo por ser americano!
Estados Unidos está en una situación de esclavitud (por el orgullo de creerse que todavía están adornados con los 5 puntos que mencioné anteriormente), que toman prestado 60 centavos de cada dólar que gastan y de cada dólar que recibe el fisco de parte de los contribuyentes, el 81% se usa solamente en pagar intereses de la deuda.