El sistema financiero mundial es babilónico

El sistema financiero mundial que tantos desequilibrios y crisis ha provocado principalmente en los últimos  años, tiene plenamente características babilónicas descritas en las Sagradas Escrituras y debería ser un tema de debate para la actualización profética de millones de cristianos en el mundo.
   Babilonia representa no sólo sistemas religiosos y políticos, sino financieros basados  en el lujo, la riqueza, los deleites, la inequidad y la injusticia económica que ha empobrecido a millones de personas en el mundo,en países a los que les han expoliado sus riquezas naturales.
   Actualmente, lo problemas económicos tienen agobiadas a casi todas las naciones del planeta.  Entre esos problemas están el engaño, los monopolios violentos de transnacionales basadas en el poco respeto al medio ambiente y otro factor importante negativo a escala mundial como son los casos la especulación en los precios de productos alimenticios de consumo masivo.
   Detrás de todo eso hay una cortina espiritual negativa, el enriquecimiento ilícito y desordenado que ya había sido descrito hace cientos de años por el apóstol Juan en el libro de Apocalipsis.  Hizo una llamada de reflexión profética que ha trascendido  a millones de creyentes de todas las épocas luego de culminar la era apostólica.
   En el capítulo 17 de Apocalipsis, se describe a Babilonia como una "ramera" o prostituta, que incita a la rebelión contra Dios, las religiones y sectas falsas falsas y todo tipo de apostasía.  El clímax de este sistema  ocurrirá con la aparición del Anticristo, sin embargo, Babilonia tiene sus matices económicos que podemos ver en el mundo de hoy.
   Al leer el capítulo 18 del libro de Apocalipsis en su versículo 3 podemos darnos cuenta de las características del sistema económico babilónico al expresar: "Porque todas las naciones han bebido del vino del ardor de su fornicación, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites".  Esto explica bíblicamente  la poca sensibilidad humana, al pensar solamente en los deleites y el enriquecimiento ilícito.
   De manera maravillosa, el apóstol Juan predijo la globalización económica de nuestros días en ese mismo capítulo 18 del Apocalipsis:  al escribir que "todos los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites (de Babilonia), sugirió hace cientos de años inspirado por Dios, un sistema económico mundial cuya fuente sería Babilonia.
   Lo importante es que Dios nos advierte que no debemos dejarnos seducir por la Babilonia económica, porque ella será destruida.  El apóstol Juan escribió una severa advertencia en el versículo 9 del capítulo 18 de Apocalipsis que dice: "Y los reyes de la tierra que han fornicado con ella, y con ella han vivido en deleites, llorarán y harán lamentación sobre ella, cuando vean el humo de su incendio". Así que analicemos y examinemos para no dejarnos confundir.
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El Evangelio Eterno: será predicado en tiempos finales

 Uno de los aspectos más interesantes y emblemáticos de los últimos días es la predicación del Evangelio Eterno antes de la etapa final del cumplimiento de las profecías descritas en el  libro de Apocalipsis, y constituye un último llamamiento a la humanidad de dar la gloria a Dios, porque habrá llegado la hora de su juicio.
   Es preciso recordar, que el evangelio que ahora conocemos es el "evangelio del reino", las buenas nuevas de salvación, tal como expresa el evangelio de Marcos 1:14 que dice: "Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios", también lo mismo encontramos en Lucas 8:1, que expresa: :Aconteció después que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él".
  Este evangelio del reino es llamado "evangelio de salvación", como expresa Efesios 1:13: "En él también vosotros habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa".
   No obstante, el Evangelio Eterno es un evangelio de juicio.  Su contenido será anunciado por uno de los tres ángeles descritos en Apocalipsis 14: 6-7 que dice: "Vi volar en medio del cielo a otro ángel que tenía el evangelio eterno  para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, legua y pueblo, diciendo a gran voz: "Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas".
   Evidentemente este evangelio es de juicio, una invitación final a la humanidad para que adore a Dios en sus capítulos finales de su historia.  El anuncio delevangelio eterno ocurre después de la apertura de los sellos y los toques de trompetas descritos en el libro de Apocalipsis, con acontecimientos terribles de consecuencias catastróficas tanto para la naturaleza como para los hombres.
   También luego del desarrollo  de la máxima potencia satánica a través del Anticristo, la bestia y el falso profeta.  Este último hará "maravillas" y "hará descender fuego del cielo" para engañar toda la tierra. Con ese escenario tétrico y con la maldad y el pecado en su clímax, el evangelio debe ser ya de juicio y de advertencia, sin opciones, y no ya de buenas nuevas de salvación.
  Por su especial mensaje, el evangelio eterno será predicado por un ángel a gran voz, para que sea inequívoco y perfecto, pues no podrá ser predicado por hombres, ya que la humanidad estará en su más alto estadio de maldad y depravación. Luego de la predicación de este evangelio, el siguiente orden de acontecimientos será la caída de Babilonia que en los tiempos apostólicos representaba al imperio romano, y en los tiempos actuales simboliza el final del sistema político y económico liderado por el Anticristo.
   
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La religión y doctrinas durante el gobierno del Anticristo

Uno de los temas de gran debate en materia de interpretación de las profecías de los últimos tiempos es el relativo al estado religioso y la influencia doctrinaria en los tiempos del Anticristo, personaje que  ha sido descrito en la Sagradas Escrituras como el  que encabezará un gobierno mundial en un  último esfuerzo del reino de las tinieblas en contra de Dios.
   Sin embargo, la Biblia nos da luz respecto a lo que sería el estado moral y religioso imperante en el cumplimiento de la última de las setenta semanas profetizadas por Daniel.
   La Biblia arroja luz de cómo será el estado religioso y moral en los tiempos del Anticristo.  En primer lugar debemos saber que al momento de su aparición, el escenario mundial estará preparado para su gobierno.  En la segunda espístola del apóstol Pablo a los Tesalonicences capítulo 2:7-8 dice: "Ya está en acción el ministerio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que a su vez sea quitado de en medio.  Y entonces se manifestará aquel impío a quien el Señor matará con el espíritu de su boca y destruirá con el resplandor de su venida".
   Ahora bien ¿Cuáles serán las principales características del estado religioso y moral del goberno del Anticristo? Es una pregunta interesante.  Podemos afirmar que el Anticristo no vendrá apoyado por una religión específica, sino por un sistema religioso que él mismo presidirá con el apoyo del falso profeta, el otro miembro de la trilogía satánica.
   El Anticristo no tolerará ser guidado doctrinalmente ni filosóficamente por ejemplo por principios budistas o hinduistas que aunque tengan sus imperfecciones hablan del amor al prójimo y a enaltecer un ser superior.  Sin embargo, su engaño en la primera etapa de su gobierno (recordemos que su gobierno durará siete años) será fingir que está con Dios y luego asumir el papel de impostor pretendiendo ser el "mesías" (la última obra satánica  de suplantación para tratar de destruir la obra redentora de Jesucristo).
   En ese sentido creemos que la adoración al Anticristo tendrá algunas caractrerísticas descritas en el mensaje a las siete iglesias, específicamente a la iglesia de Pérgamo (apocalipsis 2:12-17).  La ciudad de Pérgamo era famosa por su culto idolátrico a dioses paganos y de manera especial al emperador romano.  Allí estaba el "trono de Satanás", y según relata el apóstol Juan en su epístola, los de allí "retenían la doctrina de Balaam que enseñaba a Balac a poner tropiezo a los hijos de Israel, comer cosas sacrificadas a los ídolos y cometer fornicación".
   Ahí vemos  dos características del culto idolátrico al Anticristo:su entronización será en el santuario de Dios, haciéndose pasar por él (2 Tesalonicenses 2:4), pero para hacerse pasar por Dios necesitará un sistema religioso encabezado por el falso profeta que "hará grandes señales" de tal manera que incluso hará "descender fuego de cielo" a la tierra para engañar a los hombres. Estas señales se les permitirá hacer en presencia de la bestia, diciendo a los habitantes de la tierra que "hagan una imagen a la bestia que fue herida de espada y revivió"(Apocalipsis 13:14-15).
   Este falso profeta estará sustentado en un sistema religioso fomentado por la apostasía, el relativismo religioso y moral  caracterizarán  el estado religioso del Anticristo.  Unode los sistemas más proclives  a esas características actualmente es Nueva Era, que está de moda y que proclama entre otras cosas que podemos ser iguales a Dios (pretensión y aspiración que provocó la rebelión de Satanás)y que no tiene doctrina específica (es una mixtura de creencias desde gnosticismo, ciencia cristiana, hasta budismo, hinduismo, poder mental y otras), ni un libro sagrado específico, no tiene fundador (no puede tenerlo porque es un sistema).
   Al ser  Nueva Era un sistema religioso apóstata, impulsa la adopción de un sistema encabezado por el Anticristo.  Como advertencia  a estos sistemas el apóstol Pablo nos advierte en su epístola a los Colosenses capítulo 2 versículo 8 lo siguiente: "Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, basadas en tradiciones de los hombres,conforme a los elementos del mundo según Cristo".
   Lo importante es que estemos atentos y no dejarnos confundir, las "filosofías y huecs sutilezas" nos guían ciegamente a un camino diabólico al preconizar el placer estético y el hedonismo sin castigo al pecado.
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¿Por qué hay tanto sufrimiento en este Mundo?

Para entender por qué hay tanto sufrimiento y por qué han sido tan inútiles los esfuerzos del hombre por eliminarlo, debemos ver más allá de la superficie e ir a la verdadera raíz del problema. Aunque las causas son tan complejas como variadas, es de agradecer que la Biblia nos ayude a identificarlas. En el presente artículo analizaremos cinco razones fundamentales por las que existe el sufrimiento. Lo invitamos a examinar con detenimiento lo que dice la Biblia sobre esta importante cuestión (2 Timoteo 3:16

LOS MALOS GOBIERNOS

Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra;
Mas cuando domina el impío, el pueblo gime. 
.” (Proverbios 29:2.)
La historia está repleta de dictadores que gobernaron con mano de hierro y causaron indecibles sufrimientos a sus pueblos. Claro, no todos los dirigentes han sido así: algunos han tratado de ayudar a su gente con la mejor de las intenciones. Sin embargo, a menudo descubren que, a pesar de toda la autoridad que poseen, sus esfuerzos se ven truncados debido a los conflictos internos y las luchas por el poder. Otros tratan de sacar provecho de su posición en perjuicio del pueblo. “La historia no es más que una sucesión de esfuerzos fallidos y aspiraciones malogradas”, dijo Henry Kissinger, ex secretario de Estado de Estados Unidos.
La Biblia dice: “Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos.” (Jeremías 10:23). Si el ser humano imperfecto no tiene la sabiduría ni la previsión necesarias para dirigir sus propios pasos, cuánto menos para dirigir los de una nación entera. ¿Ve ahora por qué decimos que los dirigentes actuales no son capaces de acabar con el sufrimiento? De hecho, las más de las veces son ellos mismos los causantes del problema.

LAS RELIGIONES FALSAS

“En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí.” (Juan 13:35.)
Los líderes de las religiones del mundo pregonan el amor y la unidad. Sin embargo, la realidad es que no han logrado infundir en sus feligreses un amor capaz de vencer los prejuicios. Más que promover el amor, la religión suele contribuir al fanatismo y la división entre individuos y naciones. En la conclusión de su libro El cristianismo y las grandes religiones, el teólogo Hans Küng escribió: “Las luchas políticas más fanáticas y crueles son las luchas teñidas, inspiradas y legitimadas por religiones”.
 Además, los clérigos de muchas religiones han aprobado las relaciones sexuales fuera del matrimonio, así como la homosexualidad. Esto ha provocado una explosión de enfermedades, abortos, embarazos no deseados y familias destrozadas, es decir, gran dolor y angustia.

LA IMPERFECCIÓN DEL HOMBRE Y LOS IMPULSOS EGOÍSTAS

“Cada uno es probado al ser provocado y cautivado por su propio deseo. Entonces el deseo, cuando se ha hecho fecundo, da a luz el pecado.” (Santiago 1:14, 15.)
Debido a la imperfección que hemos heredado, todos somos propensos a equivocarnos. Además tenemos una lucha contra el impulso de dejarnos llevar por los deseos de nuestra carne (Efesios 2:3). La batalla suele ser especialmente dura cuando surge un mal deseo y se da la oportunidad de llevarlo a cabo, pero si cedemos, las consecuencias pueden ser devastadoras.
El especialista P. D. Mehta escribió: “La gran mayoría de nuestros sufrimientos se deben a nuestra propia lujuria, a nuestra ardiente búsqueda de placer y excesivos caprichos, a nuestra codicia y ambición”. Los deseos intensos y las adicciones de todo tipo —al alcohol, a las drogas, al juego, al sexo y demás— han arruinado la vida de muchos ciudadanos respetables y les han acarreado sufrimiento a sus familias y amigos. En vista de la imperfección humana tenemos que reconocer la verdad de este pensamiento bíblico: “Toda la creación sigue gimiendo juntamente y estando en dolor juntamente hasta ahora”(Romanos 8:22).

LOS ESPÍRITUS MALIGNOS

La Biblia revela que Satanás es “el dios de este sistema de cosas” y que tiene el apoyo de poderosos espíritus perversos llamados demonios (2 Corintios 4:4; Revelación [Apocalipsis] 12:9).
Tal como Satanás, los demonios están empeñados en controlar y extraviar a la gente. El apóstol Pablo reconoció esta verdad al decir: “Tenemos una lucha, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos, contra las autoridades, contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad, contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales” (Efesios 6:12).
Aunque a los demonios les encanta acosar a las personas, ese no es su objetivo principal. Lo que más quieren es alejarlas del Dios Altísimo, (Salmo 83:18). La astrología, la magia, la brujería y la adivinación son tan solo unas cuantas de las trampas que usan para engañar y someter a la gente. Por eso, Dios nos advierte sobre los peligros y ofrece protección a todo el que desee ofrecer resistencia a los espíritus malignos (Santiago 4:7).

VIVIMOS EN “LOS ÚLTIMOS DÍAS”

Hace unos dos mil años, la Jesus predijo: “En los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar”.
Entonces pasa a explicar la razón: “Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos [...], sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios”. Está claro que una de las razones por las que vemos tanto sufrimiento es que vivimos en “los últimos días” (2 Timoteo 3:1-4).
En vista de las razones aquí presentadas, ¿no queda claro que el hombre es incapaz de acabar con el sufrimiento, a pesar de sus buenas intenciones? Entonces, ¿a quién podemos acudir por ayuda? A nuestro Creador. Él ha prometido “desbaratar las obras del Diablo” y sus secuaces (1 Juan 3:8). El siguiente artículo hablará de lo que Dios se propone hacer para eliminar las causas del sufrimiento.
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Si una Casa está Dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer.Marcos:03.25

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“…con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos” Efesios 4: 2-6 
Si una cosa debemos recocer respecto a la cuenta que tendremos que dar ante el tribunal de Cristo, es aquella que habla de la responsabilidad individual y colectiva de haber sido solícitos en guardar la unidad del Espíritu. No obstante, vale la pena precisar y advertir que lo dicho no se vaya a confundir con la postura de aquellos que toman este trozo selecto de las escrituras para promover el ecumenismo.
La unidad del Espíritu de la que menciona el Apóstol Pablo a los Efesios, en nada se asemeja a la premisa humana de unidad de conciencia universal o secretismo religioso. La legítima unidad esta en armonía a lo que Dios enseña en su Palabra y de acuerdo a su perfecta voluntad, por el contrario, aquella unidad que se desborda desde el puro corazón del hombre, viola desinteresadamente los principios que la biblia enseña.



Paradójicamente, el pueblo evangélico que dice guardar la Palabra de Dios y seguir su voluntad, ha violado histórica y constantemente este principio de la unidad del Espíritu; levantando pendones denominacionales y etiquetas sectarias que han dejado como saldo, un triste espectáculo a mundo incrédulo que se mofa y justifica su posición desinteresada por la iglesia evangélica. Así es!, porque somos nosotros, los evangélicos quienes nos hemos dividido y sub dividido en una forma constante y cronológica.
Nadie observa a una iglesia católica tan dividida como nosotros los cristianos evangélicos. No se detectan iglesias mormonas, adventistas, testigos de Jehová u otras falsas creencias religiosas con tantas versiones y apellidos diferentes como nosotros.

Somos nosotros los que presentamos las más variadas versiones de lo que debería ser la única y unida iglesia evangélica.
Iglesias metodistas, presbiterianas, luteranas, wesleyanas, bautistas, aliancistas o pentecostales, entre otras, son algunas de las denominaciones que destacan aún más el horrible espectáculo cuyo protagonista es el pecado de la división del pueblo de Dios.
Podremos acusar a satanás aquel que siempre ha tenido su mirada y blanco en nosotros para sembrar la discordia y división entre los hermanos; es cierto, pero no es menos cierto que la principal causa de esta condición triste y decadente mana de nuestra propia concupiscencia.
La biblia dice respecto a este tópico:

“¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?” Santiago 4:1
Esta pregunta de Dios a través del apóstol Santiago esta dirigida a los hermanos de la iglesia, por lo tanto, debemos apropiarnos de aquella reprensión porque nuestro testimonio delata con suma nitidez la evidente falencia en cuanto a ser solícitos en guardar la unidad.
Haciendo un somero vistazo en la historia de la iglesia, descubrimos que las causas de divisionismo y quiebres de unidad dentro del pueblo de Dios, obedecieron exclusivamente a asuntos de carnalidad y pasiones que en nada se sustentaban en la sagrada escritura. Visiones subjetivas y defensa de formas por sobre los principios, han sido siempre el caldo de cultivo en las divisiones.

Creo oportuno que meditemos en las razones que hemos esgrimido para entender porque estamos tan separados y porqué tan divididos.
Nadie que haya experimentado alguna vez la separación o división de los hermanos de una iglesia, puede negar que siempre existen razones impulsivas, extrañas y espurias, pero que curiosamente casi siempre se enmascaran en supuestos argumentos bíblicos y sorpresivos “celos” por la santidad, la doctrina o cosas por el estilo. Eso es lo típico. No es raro ver pelear a hermanos con biblia en mano y apelando a tal o cual pasaje de la escritura para defender ideas propias y subjetivas.

La biblia nos habla mucho de este tema y se hace abundante cuando escudriñamos los relatos de la iglesia del primer siglo, ya que el mal del divisionismo dentro de los santos, es una realidad que se ve desde los albores de la iglesia de Cristo.

Respecto al importante tema de la unidad y divisionismo, durante el ministerio de Cristo ya se deja ver entre los discípulos algunos asomos de divisionismo y de espíritu sectario tan popular en nuestros días. La biblia dice:
“Entonces respondiendo Juan, dijo: Maestro, hemos visto a uno que echaba fuera demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no sigue con nosotros. Jesús le dijo: No se lo prohibáis; porque el que no es contra nosotros, por nosotros es” Lucas 9:49
Este pasaje es extraordinariamente aplicable al tema que estamos tratando, ya que lo que revela Juan en esa declaración, no es sino, aquel sentir de exclusivismo que los hombres llevamos dentro de sí. Juan nunca pensó que alguien, fuera del círculo personal de Jesús, podría también ser usado por Dios con un propósito definido.
Ante tal sectaria postura de Juan, nuestro Señor y Salvador Jesucristo, le corrige de inmediato diciéndole que no impidiese que alguien que no sea de los discípulos directos, pueda “en el nombre de Cristo” actuar como uno de ellos.
Esta enseñanza del Maestro, tiene una aplicación directa a nuestra realidad, ya que el espíritu sectario y de exclusividad que abunda en las denominaciones evangélicas se hace muy evidente, al extremo que algunos solo validan a hermanos que han sido bautizados dentro de sus denominaciones y aquellos nuevos hermanos que se desean integrar, los obligan a re-bautizarse. Pero ¿A donde podemos basar esta exigencia anti bíblica? Sin duda, es el defectuoso corazón del hombre que siempre tiende a abanderarse exclusiva y sectariamente con “algo o con alguien”, y que ese “algo o alguien”, se transforme en la razón de lucha y de defensa, y que curiosamente no siempre representa los intereses Cristo céntricos.
En lo personal, no creo conveniente ante la solicitud de guardar la unidad, este tipo de actitudes o declaraciones que mencionen a su denominación como ejemplo ante los demás. Eso es sectarismo que debe erradicarse de nuestro vocabulario cristiano evangélico.
Si debemos identificarnos frente a los demás, solo debería bastar con decir “soy cristiano evangélico!, y punto!!

Otro ejemplo durante el ministerio de Jesús, se evidencia en la actitud de Pedro cuyo carácter y personalidad difiere diametralmente al de Juan citado anteriormente. 
“Volviéndose Pedro, vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús, el mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar? Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de éste?” Juan 21: 20-21
La pregunta de Pedro radica en aquel deseo exclusivo y hasta egoísta frente a lo que Jesús le estaba anunciando, aún, cuando la profecía del Señor le estaba revelando el futuro de Pedro en su camino cristiano.
Pedro en lugar de preguntar sobre el significado de lo que Jesús le había dicho, estaba mas preocupado de que le iba a acontecer en el futuro a Juan. Ante esa pregunta, Cristo le responde de una manera extraordinaria:
“Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú.” Juan 21: 22
La respuesta del Señor, le enseña a Pedro y a cada uno de sus escogidos, que la preocupación ha de centrarse en aquel trato personal y directo que el Salvador establece con cada individuo sin anular al del otro. Si Cristo determina que alguien va a servirle de tal modo ¿Por qué ha de querer establecer lo mismo para los demás? , por lo tanto, nuestro deseo no debe ser la egoísta búsqueda de la exclusividad, como si El Señor tuviera discípulos preferidos o con categorías, sino que debemos entender que todos somos hermanos y cada uno de nosotros con un propósito definido.
El Señor de manera magistral nos enseñó que aparte de él no hay jerarquías ni denominaciones separatistas. Él dijo:
“…porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos” Mateo 23:8
El olvidar este noble principio de la igualdad e importancia de cada uno de los santos, es el inicio de la ruptura de la unidad y de la solicitud en conservarla. Pedro y Juan aprendieron muy bien la lección, ya que a pesar de ser muy


distintos entre sí, los vemos trabajando juntos y compenetrados en la obra de la iglesia primitiva.
“Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración” Hechos 3:1
El otro ejemplo lo encontramos en la relación que sostuvieron Pablo y Bernabé. Trabajaron juntos, predicaron, sufrieron por la palabra, se gozaron y lloraron, sin embargo, tan solo bastó una causa específica para que la unidad se rompiera y la separación se estableciera.
“Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están. Y Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos; pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra. Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre, y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor, y pasó por Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias” Hechos 15: 36-41
Podemos argumentar que Pablo tenía la razón o contra argumentar que fue Bernabé, y tal vez podemos discutir aquellos puntos entre comentarios de eruditos entendidos u otros antecedentes, pero sí hay algo concreto en lo cual debemos estar de acuerdo; es en la separación de ellos. El pasaje deja al descubierto que entre Pablo y Bernabé hubo una discusión y desacuerdo tal, que gatilló la división.

No obstante a episodios tan tristes como este o como aquellos que siguen ocurriendo en la actualidad, debemos entender que Dios sigue utilizando aún nuestras pasiones y desaciertos para cumplir sus objetivos, ya que nada ni nadie puede oponerse a la decisión del Rey. En lugar de ser dos predicadores juntos, la separación o división de Pablo y Bernabé, terminó en multiplicación al integrarse Silas y Juan Marcos. Ya no son solo dos, sino ahora cuatro.
La multiforme gracia de Dios es inconcebible, ella hace de la nada y de las miserias del hombre, utensilios de honra útiles para los propósitos soberanos de Dios.

En una mirada de corto alcance, los seres humanos juzgamos y tomamos el papel de Dios al catalogar los hechos impropios de los hombres, sin embargo, con el mismo caso de Pablo y Bernabé descubrimos con una mirada panorámica, que tal situación de separación de ambos, permitió el desarrollo y madurez de un Juan Marcos que en un principio fue la causa de la división, pero que a la postrer fue un fiel y útil colaborador del mismo Pablo años después.
“Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio” 2 Timoteo 4:11
Las peleas y separaciones entre hermanos han existido siempre y manan de nuestro propio corazón pecaminoso. Tan solo basta con recordar a Abel y Cain, Jacob y Esau, los hermanos de José, los hermanos de Moisés, etc. etc.
Envidias, pleitos, celos o raíces de amargura suelen ser siempre las causas que producen las separaciones y divisiones de los hermanos.

Pero retomando el asunto de las denominaciones, que no son otra cosa que un rotulo que acentúa la actitud separatista y sectaria de las iglesias, hay mucho que comentar.
En la actualidad casi nadie se identifica con el simple apelativo de “cristiano”, sino que dicho titulo debe ir acompañado de la denominación que lo patrocina.
Si hasta parece que se mira raro a quien simplemente diga: “soy cristiano y no pertenezco a ninguna denominación” En la actualidad, eso es exotismo puro.

Por tal razón, es necesario hacer un breve recorrido por las escrituras y descubrir las huellas que dejo la iglesia primitiva, pero que el vanguardismo institucional las ha sepultado.
Cuando nace la iglesia en el siglo primero, los creyentes se identificaban con Cristo y con el testimonio apostólico, reuniéndose por las casas con alegría y sencillez de corazón.
“Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones…y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón” Hechos 2: 42.46
Los hermanos gozaban de la experiencia del cristianismo; todo era una aventura, un movimiento y un desafío diario. Si pareciera ver en el libro de Los Hechos como se cumplía la magistral descripción de un creyente, que nos dejo nuestro maestro y teólogo por excelencia, nuestro bendito Cristo:
“El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu” Juan 3: 8
Los albores del cristianismo revelan aquella sencillez y espontaneidad, donde los hermanos iban creciendo y alabando al Señor con alegría, lejos de tanto ritualismo o extravagancias que abundan en nuestro días. Que ganas de que eso se vea nuevamente de manera legítima en medio del pueblo de Dios. Ahora es todo tan sofisticado y tan formalista.
Ellos simplemente, eran llamados Cristianos y la gente los conocía como aquellos que seguían “el camino”, así de simple!!, La Biblia así lo enseña:
“Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía” Hechos 11: 26
Nunca la iglesia de Jesucristo tuvo un rotulo denominacional. Las denominaciones han sido la expresión mas clara de la carnalidad de nosotros los hombrecitos, los que siempre queremos poner por sobre los intereses y los principios de Dios, nuestras formas, tradiciones y costumbres.
Lo sintomático de todo esto, es que siempre cuando analizamos cualquier iglesia que ostenta una denominación, deja entrever un líder fundador, el cual tristemente, no es Cristo.
Podremos respetar como legítimos hermanos a Lutero, Calvino, Wesley, Darby o Hoover, pero jamás podrán ellos sustituir al único que es el fundador y no solo eso, sino que el fundamento de LA IGLESIA, el cual es Jesucristo y solo EL.
“Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo” 1 Corintios 3: 11
Las denominaciones han aportado al triste pecado de no ser solícitos en guardar la unidad del Espíritu. Todas las denominaciones se presentan como superiores a la otra, y si no es así, entonces ¿Por que estamos tan divididos?
Los bautistas dicen poseer mas conocimiento que el resto, los presbiterianos dicen que no hay mejor que su organización y la enseñanza de Calvino, los pentecostales dicen que solo ellos tienen el poder del Espíritu, los Luteranos dicen que son los legítimos herederos de la reforma, los metodistas ostentan los resultados extraordinarios de Juan Wesley y las asambleas de los hermanos libres dicen ser los únicos que no llevan denominación, pero el solo titulo de “asamblea” se ya se ha transformado en una. En fin, es una lista interminable que solo configura un espectáculo impresentable ante un mundo que se mofa y justifica su desapego por la iglesia evangélica.

Amados hermanos, debemos hidalgamente hacer uno de los más grandes “mea culpa” que se haya escuchado; reconocer que de alguna u otra manera todos nosotros hemos fracasado en la noble ordenanza de ser solícitos en guardar la unidad del Espíritu de la cual tanto enfatizaba el apóstol Pablo.

Para eso, es menester reconocer que solo somos vasos de barro y que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros (2 Cor. 4:7), no teniendo mas alto concepto de si, que el que debamos tener (Rom. 12:3) y ponderando siempre que el poder y la vida no esta en el sembrador, sino que en la semilla.
“porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales? ¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento” 1 Corintios 3: 3-7
Que la gracia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo nos de luz y voluntad para actuar en este importante tema, Que así sea, Amen.
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El sistema financiero mundial es babilónico

El sistema financiero mundial que tantos desequilibrios y crisis ha provocado principalmente en los últimos  años, tiene plenamente características babilónicas descritas en las Sagradas Escrituras y debería ser un tema de debate para la actualización profética de millones de cristianos en el mundo.
   Babilonia representa no sólo sistemas religiosos y políticos, sino financieros basados  en el lujo, la riqueza, los deleites, la inequidad y la injusticia económica que ha empobrecido a millones de personas en el mundo,en países a los que les han expoliado sus riquezas naturales.
   Actualmente, lo problemas económicos tienen agobiadas a casi todas las naciones del planeta.  Entre esos problemas están el engaño, los monopolios violentos de transnacionales basadas en el poco respeto al medio ambiente y otro factor importante negativo a escala mundial como son los casos la especulación en los precios de productos alimenticios de consumo masivo.
   Detrás de todo eso hay una cortina espiritual negativa, el enriquecimiento ilícito y desordenado que ya había sido descrito hace cientos de años por el apóstol Juan en el libro de Apocalipsis.  Hizo una llamada de reflexión profética que ha trascendido  a millones de creyentes de todas las épocas luego de culminar la era apostólica.
   En el capítulo 17 de Apocalipsis, se describe a Babilonia como una "ramera" o prostituta, que incita a la rebelión contra Dios, las religiones y sectas falsas falsas y todo tipo de apostasía.  El clímax de este sistema  ocurrirá con la aparición del Anticristo, sin embargo, Babilonia tiene sus matices económicos que podemos ver en el mundo de hoy.
   Al leer el capítulo 18 del libro de Apocalipsis en su versículo 3 podemos darnos cuenta de las características del sistema económico babilónico al expresar: "Porque todas las naciones han bebido del vino del ardor de su fornicación, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites".  Esto explica bíblicamente  la poca sensibilidad humana, al pensar solamente en los deleites y el enriquecimiento ilícito.
   De manera maravillosa, el apóstol Juan predijo la globalización económica de nuestros días en ese mismo capítulo 18 del Apocalipsis:  al escribir que "todos los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites (de Babilonia), sugirió hace cientos de años inspirado por Dios, un sistema económico mundial cuya fuente sería Babilonia.
   Lo importante es que Dios nos advierte que no debemos dejarnos seducir por la Babilonia económica, porque ella será destruida.  El apóstol Juan escribió una severa advertencia en el versículo 9 del capítulo 18 de Apocalipsis que dice: "Y los reyes de la tierra que han fornicado con ella, y con ella han vivido en deleites, llorarán y harán lamentación sobre ella, cuando vean el humo de su incendio". Así que analicemos y examinemos para no dejarnos confundir.

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El Evangelio Eterno: será predicado en tiempos finales

 Uno de los aspectos más interesantes y emblemáticos de los últimos días es la predicación del Evangelio Eterno antes de la etapa final del cumplimiento de las profecías descritas en el  libro de Apocalipsis, y constituye un último llamamiento a la humanidad de dar la gloria a Dios, porque habrá llegado la hora de su juicio.
   Es preciso recordar, que el evangelio que ahora conocemos es el "evangelio del reino", las buenas nuevas de salvación, tal como expresa el evangelio de Marcos 1:14 que dice: "Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios", también lo mismo encontramos en Lucas 8:1, que expresa: :Aconteció después que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él".
  Este evangelio del reino es llamado "evangelio de salvación", como expresa Efesios 1:13: "En él también vosotros habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa".
   No obstante, el Evangelio Eterno es un evangelio de juicio.  Su contenido será anunciado por uno de los tres ángeles descritos en Apocalipsis 14: 6-7 que dice: "Vi volar en medio del cielo a otro ángel que tenía el evangelio eterno  para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, legua y pueblo, diciendo a gran voz: "Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas".
   Evidentemente este evangelio es de juicio, una invitación final a la humanidad para que adore a Dios en sus capítulos finales de su historia.  El anuncio delevangelio eterno ocurre después de la apertura de los sellos y los toques de trompetas descritos en el libro de Apocalipsis, con acontecimientos terribles de consecuencias catastróficas tanto para la naturaleza como para los hombres.
   También luego del desarrollo  de la máxima potencia satánica a través del Anticristo, la bestia y el falso profeta.  Este último hará "maravillas" y "hará descender fuego del cielo" para engañar toda la tierra. Con ese escenario tétrico y con la maldad y el pecado en su clímax, el evangelio debe ser ya de juicio y de advertencia, sin opciones, y no ya de buenas nuevas de salvación.
  Por su especial mensaje, el evangelio eterno será predicado por un ángel a gran voz, para que sea inequívoco y perfecto, pues no podrá ser predicado por hombres, ya que la humanidad estará en su más alto estadio de maldad y depravación. Luego de la predicación de este evangelio, el siguiente orden de acontecimientos será la caída de Babilonia que en los tiempos apostólicos representaba al imperio romano, y en los tiempos actuales simboliza el final del sistema político y económico liderado por el Anticristo.
   

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La religión y doctrinas durante el gobierno del Anticristo

Uno de los temas de gran debate en materia de interpretación de las profecías de los últimos tiempos es el relativo al estado religioso y la influencia doctrinaria en los tiempos del Anticristo, personaje que  ha sido descrito en la Sagradas Escrituras como el  que encabezará un gobierno mundial en un  último esfuerzo del reino de las tinieblas en contra de Dios.
   Sin embargo, la Biblia nos da luz respecto a lo que sería el estado moral y religioso imperante en el cumplimiento de la última de las setenta semanas profetizadas por Daniel.
   La Biblia arroja luz de cómo será el estado religioso y moral en los tiempos del Anticristo.  En primer lugar debemos saber que al momento de su aparición, el escenario mundial estará preparado para su gobierno.  En la segunda espístola del apóstol Pablo a los Tesalonicences capítulo 2:7-8 dice: "Ya está en acción el ministerio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que a su vez sea quitado de en medio.  Y entonces se manifestará aquel impío a quien el Señor matará con el espíritu de su boca y destruirá con el resplandor de su venida".
   Ahora bien ¿Cuáles serán las principales características del estado religioso y moral del goberno del Anticristo? Es una pregunta interesante.  Podemos afirmar que el Anticristo no vendrá apoyado por una religión específica, sino por un sistema religioso que él mismo presidirá con el apoyo del falso profeta, el otro miembro de la trilogía satánica.
   El Anticristo no tolerará ser guidado doctrinalmente ni filosóficamente por ejemplo por principios budistas o hinduistas que aunque tengan sus imperfecciones hablan del amor al prójimo y a enaltecer un ser superior.  Sin embargo, su engaño en la primera etapa de su gobierno (recordemos que su gobierno durará siete años) será fingir que está con Dios y luego asumir el papel de impostor pretendiendo ser el "mesías" (la última obra satánica  de suplantación para tratar de destruir la obra redentora de Jesucristo).
   En ese sentido creemos que la adoración al Anticristo tendrá algunas caractrerísticas descritas en el mensaje a las siete iglesias, específicamente a la iglesia de Pérgamo (apocalipsis 2:12-17).  La ciudad de Pérgamo era famosa por su culto idolátrico a dioses paganos y de manera especial al emperador romano.  Allí estaba el "trono de Satanás", y según relata el apóstol Juan en su epístola, los de allí "retenían la doctrina de Balaam que enseñaba a Balac a poner tropiezo a los hijos de Israel, comer cosas sacrificadas a los ídolos y cometer fornicación".
   Ahí vemos  dos características del culto idolátrico al Anticristo:su entronización será en el santuario de Dios, haciéndose pasar por él (2 Tesalonicenses 2:4), pero para hacerse pasar por Dios necesitará un sistema religioso encabezado por el falso profeta que "hará grandes señales" de tal manera que incluso hará "descender fuego de cielo" a la tierra para engañar a los hombres. Estas señales se les permitirá hacer en presencia de la bestia, diciendo a los habitantes de la tierra que "hagan una imagen a la bestia que fue herida de espada y revivió"(Apocalipsis 13:14-15).
   Este falso profeta estará sustentado en un sistema religioso fomentado por la apostasía, el relativismo religioso y moral  caracterizarán  el estado religioso del Anticristo.  Unode los sistemas más proclives  a esas características actualmente es Nueva Era, que está de moda y que proclama entre otras cosas que podemos ser iguales a Dios (pretensión y aspiración que provocó la rebelión de Satanás)y que no tiene doctrina específica (es una mixtura de creencias desde gnosticismo, ciencia cristiana, hasta budismo, hinduismo, poder mental y otras), ni un libro sagrado específico, no tiene fundador (no puede tenerlo porque es un sistema).
   Al ser  Nueva Era un sistema religioso apóstata, impulsa la adopción de un sistema encabezado por el Anticristo.  Como advertencia  a estos sistemas el apóstol Pablo nos advierte en su epístola a los Colosenses capítulo 2 versículo 8 lo siguiente: "Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, basadas en tradiciones de los hombres,conforme a los elementos del mundo según Cristo".
   Lo importante es que estemos atentos y no dejarnos confundir, las "filosofías y huecs sutilezas" nos guían ciegamente a un camino diabólico al preconizar el placer estético y el hedonismo sin castigo al pecado.

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¿Por qué hay tanto sufrimiento en este Mundo?

Para entender por qué hay tanto sufrimiento y por qué han sido tan inútiles los esfuerzos del hombre por eliminarlo, debemos ver más allá de la superficie e ir a la verdadera raíz del problema. Aunque las causas son tan complejas como variadas, es de agradecer que la Biblia nos ayude a identificarlas. En el presente artículo analizaremos cinco razones fundamentales por las que existe el sufrimiento. Lo invitamos a examinar con detenimiento lo que dice la Biblia sobre esta importante cuestión (2 Timoteo 3:16

LOS MALOS GOBIERNOS

Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra;
Mas cuando domina el impío, el pueblo gime. 
.” (Proverbios 29:2.)
La historia está repleta de dictadores que gobernaron con mano de hierro y causaron indecibles sufrimientos a sus pueblos. Claro, no todos los dirigentes han sido así: algunos han tratado de ayudar a su gente con la mejor de las intenciones. Sin embargo, a menudo descubren que, a pesar de toda la autoridad que poseen, sus esfuerzos se ven truncados debido a los conflictos internos y las luchas por el poder. Otros tratan de sacar provecho de su posición en perjuicio del pueblo. “La historia no es más que una sucesión de esfuerzos fallidos y aspiraciones malogradas”, dijo Henry Kissinger, ex secretario de Estado de Estados Unidos.
La Biblia dice: “Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos.” (Jeremías 10:23). Si el ser humano imperfecto no tiene la sabiduría ni la previsión necesarias para dirigir sus propios pasos, cuánto menos para dirigir los de una nación entera. ¿Ve ahora por qué decimos que los dirigentes actuales no son capaces de acabar con el sufrimiento? De hecho, las más de las veces son ellos mismos los causantes del problema.

LAS RELIGIONES FALSAS

“En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí.” (Juan 13:35.)
Los líderes de las religiones del mundo pregonan el amor y la unidad. Sin embargo, la realidad es que no han logrado infundir en sus feligreses un amor capaz de vencer los prejuicios. Más que promover el amor, la religión suele contribuir al fanatismo y la división entre individuos y naciones. En la conclusión de su libro El cristianismo y las grandes religiones, el teólogo Hans Küng escribió: “Las luchas políticas más fanáticas y crueles son las luchas teñidas, inspiradas y legitimadas por religiones”.
 Además, los clérigos de muchas religiones han aprobado las relaciones sexuales fuera del matrimonio, así como la homosexualidad. Esto ha provocado una explosión de enfermedades, abortos, embarazos no deseados y familias destrozadas, es decir, gran dolor y angustia.

LA IMPERFECCIÓN DEL HOMBRE Y LOS IMPULSOS EGOÍSTAS

“Cada uno es probado al ser provocado y cautivado por su propio deseo. Entonces el deseo, cuando se ha hecho fecundo, da a luz el pecado.” (Santiago 1:14, 15.)
Debido a la imperfección que hemos heredado, todos somos propensos a equivocarnos. Además tenemos una lucha contra el impulso de dejarnos llevar por los deseos de nuestra carne (Efesios 2:3). La batalla suele ser especialmente dura cuando surge un mal deseo y se da la oportunidad de llevarlo a cabo, pero si cedemos, las consecuencias pueden ser devastadoras.
El especialista P. D. Mehta escribió: “La gran mayoría de nuestros sufrimientos se deben a nuestra propia lujuria, a nuestra ardiente búsqueda de placer y excesivos caprichos, a nuestra codicia y ambición”. Los deseos intensos y las adicciones de todo tipo —al alcohol, a las drogas, al juego, al sexo y demás— han arruinado la vida de muchos ciudadanos respetables y les han acarreado sufrimiento a sus familias y amigos. En vista de la imperfección humana tenemos que reconocer la verdad de este pensamiento bíblico: “Toda la creación sigue gimiendo juntamente y estando en dolor juntamente hasta ahora”(Romanos 8:22).

LOS ESPÍRITUS MALIGNOS

La Biblia revela que Satanás es “el dios de este sistema de cosas” y que tiene el apoyo de poderosos espíritus perversos llamados demonios (2 Corintios 4:4; Revelación [Apocalipsis] 12:9).
Tal como Satanás, los demonios están empeñados en controlar y extraviar a la gente. El apóstol Pablo reconoció esta verdad al decir: “Tenemos una lucha, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos, contra las autoridades, contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad, contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales” (Efesios 6:12).
Aunque a los demonios les encanta acosar a las personas, ese no es su objetivo principal. Lo que más quieren es alejarlas del Dios Altísimo, (Salmo 83:18). La astrología, la magia, la brujería y la adivinación son tan solo unas cuantas de las trampas que usan para engañar y someter a la gente. Por eso, Dios nos advierte sobre los peligros y ofrece protección a todo el que desee ofrecer resistencia a los espíritus malignos (Santiago 4:7).

VIVIMOS EN “LOS ÚLTIMOS DÍAS”

Hace unos dos mil años, la Jesus predijo: “En los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar”.
Entonces pasa a explicar la razón: “Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos [...], sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios”. Está claro que una de las razones por las que vemos tanto sufrimiento es que vivimos en “los últimos días” (2 Timoteo 3:1-4).
En vista de las razones aquí presentadas, ¿no queda claro que el hombre es incapaz de acabar con el sufrimiento, a pesar de sus buenas intenciones? Entonces, ¿a quién podemos acudir por ayuda? A nuestro Creador. Él ha prometido “desbaratar las obras del Diablo” y sus secuaces (1 Juan 3:8). El siguiente artículo hablará de lo que Dios se propone hacer para eliminar las causas del sufrimiento.

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Si una Casa está Dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer.Marcos:03.25

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“…con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos” Efesios 4: 2-6 
Si una cosa debemos recocer respecto a la cuenta que tendremos que dar ante el tribunal de Cristo, es aquella que habla de la responsabilidad individual y colectiva de haber sido solícitos en guardar la unidad del Espíritu. No obstante, vale la pena precisar y advertir que lo dicho no se vaya a confundir con la postura de aquellos que toman este trozo selecto de las escrituras para promover el ecumenismo.
La unidad del Espíritu de la que menciona el Apóstol Pablo a los Efesios, en nada se asemeja a la premisa humana de unidad de conciencia universal o secretismo religioso. La legítima unidad esta en armonía a lo que Dios enseña en su Palabra y de acuerdo a su perfecta voluntad, por el contrario, aquella unidad que se desborda desde el puro corazón del hombre, viola desinteresadamente los principios que la biblia enseña.



Paradójicamente, el pueblo evangélico que dice guardar la Palabra de Dios y seguir su voluntad, ha violado histórica y constantemente este principio de la unidad del Espíritu; levantando pendones denominacionales y etiquetas sectarias que han dejado como saldo, un triste espectáculo a mundo incrédulo que se mofa y justifica su posición desinteresada por la iglesia evangélica. Así es!, porque somos nosotros, los evangélicos quienes nos hemos dividido y sub dividido en una forma constante y cronológica.
Nadie observa a una iglesia católica tan dividida como nosotros los cristianos evangélicos. No se detectan iglesias mormonas, adventistas, testigos de Jehová u otras falsas creencias religiosas con tantas versiones y apellidos diferentes como nosotros.

Somos nosotros los que presentamos las más variadas versiones de lo que debería ser la única y unida iglesia evangélica.
Iglesias metodistas, presbiterianas, luteranas, wesleyanas, bautistas, aliancistas o pentecostales, entre otras, son algunas de las denominaciones que destacan aún más el horrible espectáculo cuyo protagonista es el pecado de la división del pueblo de Dios.
Podremos acusar a satanás aquel que siempre ha tenido su mirada y blanco en nosotros para sembrar la discordia y división entre los hermanos; es cierto, pero no es menos cierto que la principal causa de esta condición triste y decadente mana de nuestra propia concupiscencia.
La biblia dice respecto a este tópico:

“¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?” Santiago 4:1
Esta pregunta de Dios a través del apóstol Santiago esta dirigida a los hermanos de la iglesia, por lo tanto, debemos apropiarnos de aquella reprensión porque nuestro testimonio delata con suma nitidez la evidente falencia en cuanto a ser solícitos en guardar la unidad.
Haciendo un somero vistazo en la historia de la iglesia, descubrimos que las causas de divisionismo y quiebres de unidad dentro del pueblo de Dios, obedecieron exclusivamente a asuntos de carnalidad y pasiones que en nada se sustentaban en la sagrada escritura. Visiones subjetivas y defensa de formas por sobre los principios, han sido siempre el caldo de cultivo en las divisiones.

Creo oportuno que meditemos en las razones que hemos esgrimido para entender porque estamos tan separados y porqué tan divididos.
Nadie que haya experimentado alguna vez la separación o división de los hermanos de una iglesia, puede negar que siempre existen razones impulsivas, extrañas y espurias, pero que curiosamente casi siempre se enmascaran en supuestos argumentos bíblicos y sorpresivos “celos” por la santidad, la doctrina o cosas por el estilo. Eso es lo típico. No es raro ver pelear a hermanos con biblia en mano y apelando a tal o cual pasaje de la escritura para defender ideas propias y subjetivas.

La biblia nos habla mucho de este tema y se hace abundante cuando escudriñamos los relatos de la iglesia del primer siglo, ya que el mal del divisionismo dentro de los santos, es una realidad que se ve desde los albores de la iglesia de Cristo.

Respecto al importante tema de la unidad y divisionismo, durante el ministerio de Cristo ya se deja ver entre los discípulos algunos asomos de divisionismo y de espíritu sectario tan popular en nuestros días. La biblia dice:
“Entonces respondiendo Juan, dijo: Maestro, hemos visto a uno que echaba fuera demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no sigue con nosotros. Jesús le dijo: No se lo prohibáis; porque el que no es contra nosotros, por nosotros es” Lucas 9:49
Este pasaje es extraordinariamente aplicable al tema que estamos tratando, ya que lo que revela Juan en esa declaración, no es sino, aquel sentir de exclusivismo que los hombres llevamos dentro de sí. Juan nunca pensó que alguien, fuera del círculo personal de Jesús, podría también ser usado por Dios con un propósito definido.
Ante tal sectaria postura de Juan, nuestro Señor y Salvador Jesucristo, le corrige de inmediato diciéndole que no impidiese que alguien que no sea de los discípulos directos, pueda “en el nombre de Cristo” actuar como uno de ellos.
Esta enseñanza del Maestro, tiene una aplicación directa a nuestra realidad, ya que el espíritu sectario y de exclusividad que abunda en las denominaciones evangélicas se hace muy evidente, al extremo que algunos solo validan a hermanos que han sido bautizados dentro de sus denominaciones y aquellos nuevos hermanos que se desean integrar, los obligan a re-bautizarse. Pero ¿A donde podemos basar esta exigencia anti bíblica? Sin duda, es el defectuoso corazón del hombre que siempre tiende a abanderarse exclusiva y sectariamente con “algo o con alguien”, y que ese “algo o alguien”, se transforme en la razón de lucha y de defensa, y que curiosamente no siempre representa los intereses Cristo céntricos.
En lo personal, no creo conveniente ante la solicitud de guardar la unidad, este tipo de actitudes o declaraciones que mencionen a su denominación como ejemplo ante los demás. Eso es sectarismo que debe erradicarse de nuestro vocabulario cristiano evangélico.
Si debemos identificarnos frente a los demás, solo debería bastar con decir “soy cristiano evangélico!, y punto!!

Otro ejemplo durante el ministerio de Jesús, se evidencia en la actitud de Pedro cuyo carácter y personalidad difiere diametralmente al de Juan citado anteriormente. 
“Volviéndose Pedro, vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús, el mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar? Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de éste?” Juan 21: 20-21
La pregunta de Pedro radica en aquel deseo exclusivo y hasta egoísta frente a lo que Jesús le estaba anunciando, aún, cuando la profecía del Señor le estaba revelando el futuro de Pedro en su camino cristiano.
Pedro en lugar de preguntar sobre el significado de lo que Jesús le había dicho, estaba mas preocupado de que le iba a acontecer en el futuro a Juan. Ante esa pregunta, Cristo le responde de una manera extraordinaria:
“Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú.” Juan 21: 22
La respuesta del Señor, le enseña a Pedro y a cada uno de sus escogidos, que la preocupación ha de centrarse en aquel trato personal y directo que el Salvador establece con cada individuo sin anular al del otro. Si Cristo determina que alguien va a servirle de tal modo ¿Por qué ha de querer establecer lo mismo para los demás? , por lo tanto, nuestro deseo no debe ser la egoísta búsqueda de la exclusividad, como si El Señor tuviera discípulos preferidos o con categorías, sino que debemos entender que todos somos hermanos y cada uno de nosotros con un propósito definido.
El Señor de manera magistral nos enseñó que aparte de él no hay jerarquías ni denominaciones separatistas. Él dijo:
“…porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos” Mateo 23:8
El olvidar este noble principio de la igualdad e importancia de cada uno de los santos, es el inicio de la ruptura de la unidad y de la solicitud en conservarla. Pedro y Juan aprendieron muy bien la lección, ya que a pesar de ser muy


distintos entre sí, los vemos trabajando juntos y compenetrados en la obra de la iglesia primitiva.
“Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración” Hechos 3:1
El otro ejemplo lo encontramos en la relación que sostuvieron Pablo y Bernabé. Trabajaron juntos, predicaron, sufrieron por la palabra, se gozaron y lloraron, sin embargo, tan solo bastó una causa específica para que la unidad se rompiera y la separación se estableciera.
“Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están. Y Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos; pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra. Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre, y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor, y pasó por Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias” Hechos 15: 36-41
Podemos argumentar que Pablo tenía la razón o contra argumentar que fue Bernabé, y tal vez podemos discutir aquellos puntos entre comentarios de eruditos entendidos u otros antecedentes, pero sí hay algo concreto en lo cual debemos estar de acuerdo; es en la separación de ellos. El pasaje deja al descubierto que entre Pablo y Bernabé hubo una discusión y desacuerdo tal, que gatilló la división.

No obstante a episodios tan tristes como este o como aquellos que siguen ocurriendo en la actualidad, debemos entender que Dios sigue utilizando aún nuestras pasiones y desaciertos para cumplir sus objetivos, ya que nada ni nadie puede oponerse a la decisión del Rey. En lugar de ser dos predicadores juntos, la separación o división de Pablo y Bernabé, terminó en multiplicación al integrarse Silas y Juan Marcos. Ya no son solo dos, sino ahora cuatro.
La multiforme gracia de Dios es inconcebible, ella hace de la nada y de las miserias del hombre, utensilios de honra útiles para los propósitos soberanos de Dios.

En una mirada de corto alcance, los seres humanos juzgamos y tomamos el papel de Dios al catalogar los hechos impropios de los hombres, sin embargo, con el mismo caso de Pablo y Bernabé descubrimos con una mirada panorámica, que tal situación de separación de ambos, permitió el desarrollo y madurez de un Juan Marcos que en un principio fue la causa de la división, pero que a la postrer fue un fiel y útil colaborador del mismo Pablo años después.
“Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio” 2 Timoteo 4:11
Las peleas y separaciones entre hermanos han existido siempre y manan de nuestro propio corazón pecaminoso. Tan solo basta con recordar a Abel y Cain, Jacob y Esau, los hermanos de José, los hermanos de Moisés, etc. etc.
Envidias, pleitos, celos o raíces de amargura suelen ser siempre las causas que producen las separaciones y divisiones de los hermanos.

Pero retomando el asunto de las denominaciones, que no son otra cosa que un rotulo que acentúa la actitud separatista y sectaria de las iglesias, hay mucho que comentar.
En la actualidad casi nadie se identifica con el simple apelativo de “cristiano”, sino que dicho titulo debe ir acompañado de la denominación que lo patrocina.
Si hasta parece que se mira raro a quien simplemente diga: “soy cristiano y no pertenezco a ninguna denominación” En la actualidad, eso es exotismo puro.

Por tal razón, es necesario hacer un breve recorrido por las escrituras y descubrir las huellas que dejo la iglesia primitiva, pero que el vanguardismo institucional las ha sepultado.
Cuando nace la iglesia en el siglo primero, los creyentes se identificaban con Cristo y con el testimonio apostólico, reuniéndose por las casas con alegría y sencillez de corazón.
“Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones…y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón” Hechos 2: 42.46
Los hermanos gozaban de la experiencia del cristianismo; todo era una aventura, un movimiento y un desafío diario. Si pareciera ver en el libro de Los Hechos como se cumplía la magistral descripción de un creyente, que nos dejo nuestro maestro y teólogo por excelencia, nuestro bendito Cristo:
“El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu” Juan 3: 8
Los albores del cristianismo revelan aquella sencillez y espontaneidad, donde los hermanos iban creciendo y alabando al Señor con alegría, lejos de tanto ritualismo o extravagancias que abundan en nuestro días. Que ganas de que eso se vea nuevamente de manera legítima en medio del pueblo de Dios. Ahora es todo tan sofisticado y tan formalista.
Ellos simplemente, eran llamados Cristianos y la gente los conocía como aquellos que seguían “el camino”, así de simple!!, La Biblia así lo enseña:
“Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía” Hechos 11: 26
Nunca la iglesia de Jesucristo tuvo un rotulo denominacional. Las denominaciones han sido la expresión mas clara de la carnalidad de nosotros los hombrecitos, los que siempre queremos poner por sobre los intereses y los principios de Dios, nuestras formas, tradiciones y costumbres.
Lo sintomático de todo esto, es que siempre cuando analizamos cualquier iglesia que ostenta una denominación, deja entrever un líder fundador, el cual tristemente, no es Cristo.
Podremos respetar como legítimos hermanos a Lutero, Calvino, Wesley, Darby o Hoover, pero jamás podrán ellos sustituir al único que es el fundador y no solo eso, sino que el fundamento de LA IGLESIA, el cual es Jesucristo y solo EL.
“Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo” 1 Corintios 3: 11
Las denominaciones han aportado al triste pecado de no ser solícitos en guardar la unidad del Espíritu. Todas las denominaciones se presentan como superiores a la otra, y si no es así, entonces ¿Por que estamos tan divididos?
Los bautistas dicen poseer mas conocimiento que el resto, los presbiterianos dicen que no hay mejor que su organización y la enseñanza de Calvino, los pentecostales dicen que solo ellos tienen el poder del Espíritu, los Luteranos dicen que son los legítimos herederos de la reforma, los metodistas ostentan los resultados extraordinarios de Juan Wesley y las asambleas de los hermanos libres dicen ser los únicos que no llevan denominación, pero el solo titulo de “asamblea” se ya se ha transformado en una. En fin, es una lista interminable que solo configura un espectáculo impresentable ante un mundo que se mofa y justifica su desapego por la iglesia evangélica.

Amados hermanos, debemos hidalgamente hacer uno de los más grandes “mea culpa” que se haya escuchado; reconocer que de alguna u otra manera todos nosotros hemos fracasado en la noble ordenanza de ser solícitos en guardar la unidad del Espíritu de la cual tanto enfatizaba el apóstol Pablo.

Para eso, es menester reconocer que solo somos vasos de barro y que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros (2 Cor. 4:7), no teniendo mas alto concepto de si, que el que debamos tener (Rom. 12:3) y ponderando siempre que el poder y la vida no esta en el sembrador, sino que en la semilla.
“porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales? ¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento” 1 Corintios 3: 3-7
Que la gracia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo nos de luz y voluntad para actuar en este importante tema, Que así sea, Amen.

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