DONALD TRUMP ES UN PELIGRO PARA ESTADOS UNIDOS SEGÚN LA CASA BLANCA



Al proponer cerrar las puertas de Estados Unidos a los musulmanes, Donald Trump sobrepasó otro límite en su campaña a la Casa Blanca. La Administración Obama cree que el candidato, favorito en los sondeos del Partido Republicano, perjudica la seguridad nacional, e insta a los republicanos a romper con él. Se le acusa de ir en contra de los valores estadounidenses, violar la Constitución y hacerle el juego al Estado Islámico al dividir a musulmanes y cristianos.
Los atentados en París, el 13 de noviembre, y en San Bernardino (California), el pasado miércoles, transforman la campaña para la nominación a laspresidenciales de noviembre de 2016. El miedo al Estado Islámico (ISIS) ocupa de repente un lugar central y las propuestas para responder a la amenaza varían desde la mesura del presidente Barack Obama al extremismo de Trump.
“Donald Trump suena más a líder de un grupo de linchadores que a una gran nación como la nuestra”, dijo ayer Nihad Awad, director ejecutivo del Consejo para las Relaciones Americano-Islámicas. En EE UU viven unos 2,75 millones de musulmanes, menos del 1% de la población.
La propuesta para una prohibición “total” a la entrada de musulmanes en EE UU “hasta que los representantes del país aclaren qué está ocurriendo”, difundida el lunes en un comunicado, no es la primera muestra de extremismo del candidato. Trump lanzó su campaña el 16 de junio acusando a México de enviar a EE UU a traficantes de drogas, criminales y violadores. También propuso crear una muralla para frenar a los inmigrantes sin papeles.
La nueva propuesta es un paso más, porque plantea abiertamente excluir a un grupo religioso entero y evoca capítulos nefastos en la historia del siglo XX.
Los juristas apuntan dos problemas en el plan de Trump. Primero, violaría tratados con otros países. Y segundo, si se aplicase a musulmanes estadounidenses, sería inconstitucional al excluir a ciudadanos por su religión.
Trump plantea otro riesgo: que, desde fuera de EE UU, se tomen las palabras de Trump como representativas de todo EE UU, y que esto complique la política internacional del país.

Petición a los republicanos

“Es contrario a nuestros intereses nacionales y hace más difícil defender a nuestro país”, dijo este martes Josh Earnest, el portavoz de la Casa Blanca. “Lo que Donald Trump dijo ayer [por el lunes] le descalifica para servir como presidente”.
Earnest retó a los otros candidatos republicanos a no conformarse con criticar a Trump y a comprometerse a no votarle si es el nominado republicano. En febrero empieza el proceso de votaciones que culminará con la nominación del candidato en verano. Lo habitual es que los derrotados apoyen al nominado.
Ningún rival promete romper con Trump si logra la nominación. Pero, al contrario que en otras ocasiones, esta vez Trump sí han provocado condenas casi unánimes en el partido.
“Donald Trump está perturbado. Sus propuestas políticas no son serias”, dijo el exgobernador de Florida Jeb Bush. “Discrepo de la última propuesta de Donald Trump. Su hábito de hacer declaraciones ofensivas y extravagantes no unirá a los americanos”, dijo el senador por Florida Marco Rubio.
Otros se distanciaron sin criticarle. “Esta no es mi política”, dijo el senador por Texas Ted Cruz. Pero Cruz, que compite con Trump por el voto ultraconservador, elogió que Trump se centrase en la defensa de las fronteras de EE UU.
Sin llegar a la radicalidad de Trump, varios republicanos han formulado propuestas que discriminan a musulmanes: desde impedir la entrada de refugiados desde regiones donde actúa al ISIS a dar un trato preferencial a los refugiados cristianos.
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¿QUE TAN PELIGROSO ES DONALD TRUMP PARA EL MUNDO?

Elecciones EEUU: por qué Trump sería candidato republicano
Las peores sospechas se hicieron realidad el martes. Ese día, Donald Trump no solo ganó 7 de los 11 estados que celebraron elecciones primarias del Partido Republicano. También les sacó una enorme ventaja a Ted Cruz y a Marco Rubio, los únicos rivales de peso que aún quedan en esa contienda.
Hoy, esa distancia es muy difícil de recortar y todo apunta a que él ganará la candidatura del Grand Old Party a las presidenciales de noviembre.
Como si fuera poco, Trump demostró que su éxito electoral no se limita a los estados del sur y el centro, donde tradicionalmente se concentran los votos conservadores, sino que también triunfó en Nueva Inglaterra, una región del noreste asociada con posiciones más progresistas. “Soy un unificador”, dijo sin ocultar su satisfacción en la rueda de prensa que convocó en un club de Palm Beach, al sureste de Florida.
Aunque las encuestas le daban la ventaja al magnate, la magnitud de su triunfo disparó la señal de alarma. En primer lugar, entre la ortodoxia del Partido Republicano (el famoso establishment), que fracasó en su estrategia de esperar a que la popularidad de Trump se desinfle. El jueves, el candidato de ese partido en 2012, Mitt Romney, dijo que Trump era “un fraude” y un tipo “no apto para la Presidencia”. Su antecesor, John McCain, que perdió con Obama en las elecciones de 2008, respaldó en un comunicado a Romney y advirtió, además, sobre las “declaraciones desinformadas e incluso peligrosas (de Trump) sobre asuntos de seguridad nacional”. Hoy, el partido tiene sus esperanzas en Ted Cruz o Marco Rubio, quienes tampoco ofrecen garantías. Cruz es un fanático religioso que ha mostrado un temperamento radical, y Rubio llegó a la contienda como representante del Tea Party, el ala más extremista del partido.
A su vez, el miedo a una Presidencia de Trump ha cruzado las fronteras. Desde América Latina hasta Europa, el mundo ha pasado de burlarse de los exabruptos del excéntrico narcisista, a caer en cuenta de que el próximo presidente del país más poderoso del planeta puede ser un personaje racista, homófobo y demagogo, que además ha insultado e, incluso, agredido a las personas con discapacidad, a los medios de comunicación y a las mujeres que le han llevado la contraria. Para completar, Trump no tuvo inconveniente en citar a Benito Mussolini, cuando el domingo publicó en Twitter una frase suya según la cual “es mejor vivir un día como un león que 100 años como una oveja”. Cuando le preguntaron si sabía a quién pertenecía, respondió: “Sé quién la dijo. ¡Pero qué importa que la haya dicho Mussolini u otra persona! Es, sin duda, una cita muy interesante. Y yo quiero ser asociado con citas interesantes”. Como resumió el semanario alemán Der Spiegel, Trump es “el hombre más peligroso del mundo”.
El embrujo autoritario
El éxito de Trump se explica por varias razones. La primera tiene que ver con el clima político y económico que impera al norte del río Grande. De hecho, tanto entre los electores de derecha como de izquierda hay una profunda desconfianza hacia la política tradicional. Y eso ha favorecido a candidatos antisistema tan diferentes entre sí como el socialista Bernie Sanders, el neurocirujano Ben Carson, la ex-CEO de Hewlett-Packard Carly Fiorina, y el propio Trump.
Sin embargo, solo el magnate ha capitalizado el descontento de un sector muy preciso, al que la recuperación económica de la crisis de 2008 dejó por fuera y que siente resentimiento hacia Washington, en general, y hacia el presidente Obama, en particular. Se trata de los hombres de raza blanca, edad mediana y baja educación, cuyas condiciones de vida se han degradado fuertemente desde 2000. Como dijo a SEMANA Robert Schmuhl, profesor de Estudios Estadounidenses de la Universidad de Notre Dame, “al usar el eslogan Make America Great Again (Hacer a Estados Unidos poderoso otra vez), Trump alude a un pasado que ellos ven con nostalgia y les está ofreciendo restablecerlo. Él es el mensajero en un momento específico en el que el clima político es apropiado para ese mensaje”.
En la actualidad, por primera vez en la historia de ese país, ellos no tienen garantizados sus ingresos y nada indica que su nivel de vida vaya a mejorar. Y debido a los cambios en la composición étnica del país de las últimas décadas –visibles no solo en la política sino también en el cine, la música y la televisión–, todo apunta a que dentro de pocos años los wasps (whites, anglosaxons and protestants, o blancos, anglosajones y protestantes) se convertirán en una minoría en su propio país.
Pero hay algo más. “En Estados Unidos muchas personas no han aceptado que un negro sea presidente. La rabia que eso les produce se manifestó primero cuando floreció el movimiento del Tea Party, que en las elecciones de 2012 no prosperó a falta de un candidato que los representara. Trump, que ni ante el certificado de nacimiento de Obama dejó de poner en duda que hubiera nacido en Estados Unidos, era la persona idónea para galvanizar esos sentimientos negativos que muchos blancos sienten hacia los negros. Y en 2016, eso lo tiene cerca de convertirse en presidente de Estados Unidos”, dijo en diálogo con esta revista Steven Taylor, profesor del departamento de Gobierno de la American University de Washington.
Y en efecto, según dos encuestas realizadas por YouGov y el Public Policy Polling, el 20 por ciento de los votantes de Trump está contra la abolición de la esclavitud decretada por Abraham Lincoln en 1863. A su vez, el 31 por ciento está de acuerdo con la idea de la supremacía blanca y el 70 por ciento quiere que la bandera confederada (uno de los símbolos de los estados esclavistas del sur) siga ondeando en los edificios públicos. Las reticencias de Trump a rechazar el apoyo de David Duke, uno de los líderes históricos del Ku Klux Klan, dejaron bastante claro que el magnate no tenía problema en aceptar el apoyo de un grupo sinónimo de racismo violento.
Sin embargo, los negros están lejos de ser los únicos que Trump tiene en la mira. Como se recordará, el magnate lanzó su campaña diciendo que los mexicanos eran unos “violadores” y –tras los atentados del 13 de noviembre de París– ha recrudecido sus posiciones islamófobas y ha insistido en que su país no debe aceptar a ningún refugiado de la guerra de Siria. A su vez, ha vinculado a todos esos grupos con las amenazas económicas y de seguridad que buena parte del electorado estadounidense percibe, hasta crear una amalgama en la que ciertas colectividades sociales y étnicas son indistinguibles de la decadencia estadounidense, lo mismo que los responsables directos del caos que supuestamente se ha apoderado del país.
En ese sentido, Michael Cornfield, director del Global Center for Political Engagement de The George Washington University, dijo a SEMANA que “desde el estancamiento de los salarios hasta la amenaza terrorista, pasando por los derechos de las parejas homosexuales, Trump ha logrado convencer a algunos estadounidenses de toda una serie de amenazas que atentan contra sus vidas. También, que la solución pasa por adoptar medidas simplistas, como construir un muro en la frontera, expulsar a todos los indocumentados y alejar a todos los musulmanes. Se trata de un llamado típicamente autoritario”.
En efecto, la única característica que reúne a los electores de Trump son sus tendencias autoritarias, un rasgo de la personalidad que los expertos han relacionado con una fuerte necesidad de orden, un marcado temor hacia las amenazas externas y la necesidad de tener un líder fuerte que responda con fuerza. Y lo cierto es que estas se han concentrado en torno al Partido Republicano, que desde los años sesenta se convirtió en el partido de la ley, el orden y la defensa de los valores tradicionales. Según un sondeo realizado por el portal de noticias Vox y por la encuestadora Morning Consult, en la actualidad las personas con tendencias autoritarias se han concentrado en el GOP. Mientras que el 55 por ciento de sus votantes presenta esa característica, esta está presente apenas en el 17 por ciento de los demócratas.
Sin embargo, como dijo a esta revista Matthew MacWilliams, un estudiante de doctorado de la Universidad de Massachusetts especializado en los efectos del autoritarismo en los procesos políticos, “el terreno ya estaba abonado para una persona como Trump. Si bien las tendencias autoritarias estaban latentes, con su discurso simplista y lleno de amenazas hacia Estados Unidos, él las activó y las estimuló. Pero eso no es todo. Una enorme proporción de la gente que no tiene tendencias autoritarias, al ver amenazada su seguridad puede desarrollarlas”. Y eso es grave, pues aunque es claro que un demócrata –por más autoritario que sea– difícilmente votaría por un radical como Trump, en la actualidad dos de cada tres votantes son independientes. Y según la encuesta de Vox, casi el 40 por ciento de ellos tiene tendencias autoritarias. “Trump tiene dónde crecer y sus posibilidades de llegar a la Casa Blanca son reales”, dijo MacWilliams.
La disfuncionalidad de la política estadounidense ha impedido hasta ahora ver el peligro que representa el magnate para el mundo. Desde hace años, el Partido Republicano ha promovido guerras y políticas discriminatorias, en las que el miedo y la manipulación mediática han jugado un papel importante. Hoy, como en la leyenda del aprendiz de brujo, sus aterrados líderes no saben qué hacer con un xenófobo que los avergüenza, pero que, simplemente, quiere llevar al extremo las políticas que llevan años promoviendo.
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DONALD TRUMP ES UNA VERDADERA AMENAZA PARA MEXICO

Pensé que aquellos viejos tiempos de discriminación que tipificaban a los Estados Unidos, habían quedado en el pasado; pero el candidato a la presidencia de la república por parte del Partido Republicano de este poderoso país, el más poderoso sobre la tierra, toma la discriminación racial como una de sus banderas predilectas de campaña ¡Qué vergüenza!

¿Y quién es Donald Trump? Leamos una pequeña parte de lo que dice la popular y afamada Wikipedia al respecto

Donald Trump (Queens, 14 de junio de 1946) es un ejecutivo, político, empresario y millonario de Estados Unidos. Actualmente, es precandidato a presidente para las elecciones presidenciales de 2016 por el Partido Republicano, y es el presidente de la Trump Organization y fundador de Trump Entertainment Resorts. Fue el presentador del reality show The Apprentice hasta 2015. Es hijo de un empresario de bienes raíces de Nueva York, en cuya compañía, la Elizabeth Trump & Son, trabajó mientras estudiaba en la Escuela de Negocios Wharton de la Universidad de Pensilvania. En 1968, se unió oficialmente a esa sociedad, que controla desde 1971, cuando la renombró Trump Organization. En los años 1990 la empresa entró enbancarrota comercial, pero en la década siguiente se recuperó y tiene una fortuna de varios miles de millones de dólares”

Desde el principio de su candidatura, este sujeto ha declarado que si llega a la Casa Blanca construirá un muro con México, para frenar la inmigración ilegal y este muro según su dicho sería pagado por los mexicanos. “Hasta que no lo hagan, la 'Administración Trump' subiría las tarifas de los visados y las entradas a los puertos estadounidenses”, nos dice este singular personaje.

"Cuando México envía a su gente, no envían a los mejores. No te envían a ti. Mandan gente que tiene muchos problemas y ellos nos traen esos problemas. Ellos traen drogas, traen delincuencia. Son violadores y, algunos, yo asumo, son buenas personas", dijo el magnate en junio de 2015, cuando anunció su postulación.

La idea de construir un muro en la frontera para evitar el ingreso de inmigrantes mexicanos fue una de las primeras y más polémicas propuestas que hizo Trump desde que anunció su aspiración a la candidatura presidencial republicana.

Los posicionamientos de dos ex presidentes de México en relación a este singular personaje y sus declaraciones sobre el muro, son dignos de tomarse en consideración:

Vicente Fox en una entrevista con Jorge Ramos, presentador de la Cadena Univisión, dijo, entre muchas otras cosas:

"Yo lo dije: I am not going to pay for this f**** wall (no voy a pagar ese jodido muro)

El expresidente cargó contra Trump y apuntó que su candidatura entraña riesgos.

Donald Trump (Reuters)

"Es un fanfarrón, presumido, ignorante, que no tiene ni idea de lo que es sentarse en la silla presidencial de los Estados Unidos, es un lugar de alto respeto. Seguir a un falso profeta como es Donald Trump, seguirlo al desierto, sin saber adónde lleva a esta nación, es peligrosísimo", dijo Fox.

Felipe Calderón, por su parte declaró "Los mexicanos no vamos a pagar un solo centavo por el estúpido muro de Donald Trump"

Marco Rubio y Ted Cruz, quienes luchan por su postulación por parte del partido Republicano a la Presidencia de los Estados Unidos, acusan al magnate inmobiliario de pretender deportar, si llega al poder, a 11 millones de indocumentados.

Robert Keagan, en uno de sus últimos artículos en el prestigiado diario The Washington Post señala “Seamos claros: Trump no es un tonto…..No está secuestrando al Partido Republicano o al movimiento conservador…El es una creación del partido, su monstruo Frankestein, traído a la vida por el partido, alimentado por el partido y ahora hecho suficientemente fuerte como para destruir a su creador…”

Tomemos en serio lo que sucede en los Estados Unidos. Me preocupa mucho la candidatura de un personaje como Trump a la presidencia de este país, pero más me preocupa que tenga tantos seguidores entre el pueblo norteamericano.

Parafraseando al insigne Nemesio García Naranjo “Oh México, pobre patria mía, tan lejos de Dios y tan cerca de Trump.”
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¿ Donald Trump el Anticristo? Hay mucha gente asustada en Estados Unidos

¿Es Donald Trump el Anticristo?
Si bien el Papa Francisco señaló que no entraría en el debate sobre si la gente debía o no votar por Trump, sí mostró su desacuerdo hacia las propuestas políticas del empresario.
odo empezó con una pregunta al papa durante su regreso a Roma después de visitar México. Un reportero lo cuestionó sobre la propuesta de Donald Trump respecto a construirun muro entre México y Estados Unidos para evitar la migración ilegal.
“Una persona que piensa sólo en hacer muros, sea donde sea, y no hacer puentes, no es cristiano”, dijo el papa en su vuelo a Europa.
A partir de ese comentario iniciaron una serie de declaraciones y respuestas entre ambas partes y el Vaticano.
Estas son las principales respuestas en este ‘pleito’ entre el precandidato republicano y el papa:
Trump respondió al dicho del papa sobre su fe y lo calificó de “vergonzoso”, durante un evento de campaña en Kiawah Island, Carolina del Sur.
“Es vergonzoso que un líder religioso esté cuestionando la fe de otra persona… ningún líder, especialmente un líder religioso, debe tener el derecho a cuestionar la religión o la fe de otro hombre”.
Pero Trump no solo defendió sus creencias, también advirtió que él podría defender al papa y al Vaticano de un ataque terrorista mejor que otros.
“Cuando el Vaticano sea atacado por ISIS, que como todos saben es el premio máximo para ISIS, puedo prometerles que el papa desearía y rezaría que Donald Trump fuera el presidente”.
Después de la rápida respuesta del millonario al papa, el vocero del Vaticano, Federico Lombardi, trató de aclarar que las declaraciones del papa no habían sido un ataque a Trump.
“De ningún modo esto es un ataque personal ni una indicación sobre cómo votar… esta es su opinión general, que es muy consistente con seguir con valentía las indicaciones del Evangelio de ofrecer acogida y solidaridad”.
Horas después y en un tono más conciliador, Trump dijo a CNN que no quiere pelear con el Papa.
“Tengo mucho respeto por el papa. Tiene mucha personalidad y creo que está haciendo un buen trabajo, tiene mucha energía… de hecho, no me gusta pelear con el papa. No creo que esto sea una pelea”.
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LOS 8 MISTERIOS MAS GRANDES DEL PLANETA TIERRA

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Al proponer cerrar las puertas de Estados Unidos a los musulmanes, Donald Trump sobrepasó otro límite en su campaña a la Casa Blanca. La Administración Obama cree que el candidato, favorito en los sondeos del Partido Republicano, perjudica la seguridad nacional, e insta a los republicanos a romper con él. Se le acusa de ir en contra de los valores estadounidenses, violar la Constitución y hacerle el juego al Estado Islámico al dividir a musulmanes y cristianos.
Los atentados en París, el 13 de noviembre, y en San Bernardino (California), el pasado miércoles, transforman la campaña para la nominación a laspresidenciales de noviembre de 2016. El miedo al Estado Islámico (ISIS) ocupa de repente un lugar central y las propuestas para responder a la amenaza varían desde la mesura del presidente Barack Obama al extremismo de Trump.
“Donald Trump suena más a líder de un grupo de linchadores que a una gran nación como la nuestra”, dijo ayer Nihad Awad, director ejecutivo del Consejo para las Relaciones Americano-Islámicas. En EE UU viven unos 2,75 millones de musulmanes, menos del 1% de la población.
La propuesta para una prohibición “total” a la entrada de musulmanes en EE UU “hasta que los representantes del país aclaren qué está ocurriendo”, difundida el lunes en un comunicado, no es la primera muestra de extremismo del candidato. Trump lanzó su campaña el 16 de junio acusando a México de enviar a EE UU a traficantes de drogas, criminales y violadores. También propuso crear una muralla para frenar a los inmigrantes sin papeles.
La nueva propuesta es un paso más, porque plantea abiertamente excluir a un grupo religioso entero y evoca capítulos nefastos en la historia del siglo XX.
Los juristas apuntan dos problemas en el plan de Trump. Primero, violaría tratados con otros países. Y segundo, si se aplicase a musulmanes estadounidenses, sería inconstitucional al excluir a ciudadanos por su religión.
Trump plantea otro riesgo: que, desde fuera de EE UU, se tomen las palabras de Trump como representativas de todo EE UU, y que esto complique la política internacional del país.

Petición a los republicanos

“Es contrario a nuestros intereses nacionales y hace más difícil defender a nuestro país”, dijo este martes Josh Earnest, el portavoz de la Casa Blanca. “Lo que Donald Trump dijo ayer [por el lunes] le descalifica para servir como presidente”.
Earnest retó a los otros candidatos republicanos a no conformarse con criticar a Trump y a comprometerse a no votarle si es el nominado republicano. En febrero empieza el proceso de votaciones que culminará con la nominación del candidato en verano. Lo habitual es que los derrotados apoyen al nominado.
Ningún rival promete romper con Trump si logra la nominación. Pero, al contrario que en otras ocasiones, esta vez Trump sí han provocado condenas casi unánimes en el partido.
“Donald Trump está perturbado. Sus propuestas políticas no son serias”, dijo el exgobernador de Florida Jeb Bush. “Discrepo de la última propuesta de Donald Trump. Su hábito de hacer declaraciones ofensivas y extravagantes no unirá a los americanos”, dijo el senador por Florida Marco Rubio.
Otros se distanciaron sin criticarle. “Esta no es mi política”, dijo el senador por Texas Ted Cruz. Pero Cruz, que compite con Trump por el voto ultraconservador, elogió que Trump se centrase en la defensa de las fronteras de EE UU.
Sin llegar a la radicalidad de Trump, varios republicanos han formulado propuestas que discriminan a musulmanes: desde impedir la entrada de refugiados desde regiones donde actúa al ISIS a dar un trato preferencial a los refugiados cristianos.

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¿QUE TAN PELIGROSO ES DONALD TRUMP PARA EL MUNDO?

Elecciones EEUU: por qué Trump sería candidato republicano
Las peores sospechas se hicieron realidad el martes. Ese día, Donald Trump no solo ganó 7 de los 11 estados que celebraron elecciones primarias del Partido Republicano. También les sacó una enorme ventaja a Ted Cruz y a Marco Rubio, los únicos rivales de peso que aún quedan en esa contienda.
Hoy, esa distancia es muy difícil de recortar y todo apunta a que él ganará la candidatura del Grand Old Party a las presidenciales de noviembre.
Como si fuera poco, Trump demostró que su éxito electoral no se limita a los estados del sur y el centro, donde tradicionalmente se concentran los votos conservadores, sino que también triunfó en Nueva Inglaterra, una región del noreste asociada con posiciones más progresistas. “Soy un unificador”, dijo sin ocultar su satisfacción en la rueda de prensa que convocó en un club de Palm Beach, al sureste de Florida.
Aunque las encuestas le daban la ventaja al magnate, la magnitud de su triunfo disparó la señal de alarma. En primer lugar, entre la ortodoxia del Partido Republicano (el famoso establishment), que fracasó en su estrategia de esperar a que la popularidad de Trump se desinfle. El jueves, el candidato de ese partido en 2012, Mitt Romney, dijo que Trump era “un fraude” y un tipo “no apto para la Presidencia”. Su antecesor, John McCain, que perdió con Obama en las elecciones de 2008, respaldó en un comunicado a Romney y advirtió, además, sobre las “declaraciones desinformadas e incluso peligrosas (de Trump) sobre asuntos de seguridad nacional”. Hoy, el partido tiene sus esperanzas en Ted Cruz o Marco Rubio, quienes tampoco ofrecen garantías. Cruz es un fanático religioso que ha mostrado un temperamento radical, y Rubio llegó a la contienda como representante del Tea Party, el ala más extremista del partido.
A su vez, el miedo a una Presidencia de Trump ha cruzado las fronteras. Desde América Latina hasta Europa, el mundo ha pasado de burlarse de los exabruptos del excéntrico narcisista, a caer en cuenta de que el próximo presidente del país más poderoso del planeta puede ser un personaje racista, homófobo y demagogo, que además ha insultado e, incluso, agredido a las personas con discapacidad, a los medios de comunicación y a las mujeres que le han llevado la contraria. Para completar, Trump no tuvo inconveniente en citar a Benito Mussolini, cuando el domingo publicó en Twitter una frase suya según la cual “es mejor vivir un día como un león que 100 años como una oveja”. Cuando le preguntaron si sabía a quién pertenecía, respondió: “Sé quién la dijo. ¡Pero qué importa que la haya dicho Mussolini u otra persona! Es, sin duda, una cita muy interesante. Y yo quiero ser asociado con citas interesantes”. Como resumió el semanario alemán Der Spiegel, Trump es “el hombre más peligroso del mundo”.
El embrujo autoritario
El éxito de Trump se explica por varias razones. La primera tiene que ver con el clima político y económico que impera al norte del río Grande. De hecho, tanto entre los electores de derecha como de izquierda hay una profunda desconfianza hacia la política tradicional. Y eso ha favorecido a candidatos antisistema tan diferentes entre sí como el socialista Bernie Sanders, el neurocirujano Ben Carson, la ex-CEO de Hewlett-Packard Carly Fiorina, y el propio Trump.
Sin embargo, solo el magnate ha capitalizado el descontento de un sector muy preciso, al que la recuperación económica de la crisis de 2008 dejó por fuera y que siente resentimiento hacia Washington, en general, y hacia el presidente Obama, en particular. Se trata de los hombres de raza blanca, edad mediana y baja educación, cuyas condiciones de vida se han degradado fuertemente desde 2000. Como dijo a SEMANA Robert Schmuhl, profesor de Estudios Estadounidenses de la Universidad de Notre Dame, “al usar el eslogan Make America Great Again (Hacer a Estados Unidos poderoso otra vez), Trump alude a un pasado que ellos ven con nostalgia y les está ofreciendo restablecerlo. Él es el mensajero en un momento específico en el que el clima político es apropiado para ese mensaje”.
En la actualidad, por primera vez en la historia de ese país, ellos no tienen garantizados sus ingresos y nada indica que su nivel de vida vaya a mejorar. Y debido a los cambios en la composición étnica del país de las últimas décadas –visibles no solo en la política sino también en el cine, la música y la televisión–, todo apunta a que dentro de pocos años los wasps (whites, anglosaxons and protestants, o blancos, anglosajones y protestantes) se convertirán en una minoría en su propio país.
Pero hay algo más. “En Estados Unidos muchas personas no han aceptado que un negro sea presidente. La rabia que eso les produce se manifestó primero cuando floreció el movimiento del Tea Party, que en las elecciones de 2012 no prosperó a falta de un candidato que los representara. Trump, que ni ante el certificado de nacimiento de Obama dejó de poner en duda que hubiera nacido en Estados Unidos, era la persona idónea para galvanizar esos sentimientos negativos que muchos blancos sienten hacia los negros. Y en 2016, eso lo tiene cerca de convertirse en presidente de Estados Unidos”, dijo en diálogo con esta revista Steven Taylor, profesor del departamento de Gobierno de la American University de Washington.
Y en efecto, según dos encuestas realizadas por YouGov y el Public Policy Polling, el 20 por ciento de los votantes de Trump está contra la abolición de la esclavitud decretada por Abraham Lincoln en 1863. A su vez, el 31 por ciento está de acuerdo con la idea de la supremacía blanca y el 70 por ciento quiere que la bandera confederada (uno de los símbolos de los estados esclavistas del sur) siga ondeando en los edificios públicos. Las reticencias de Trump a rechazar el apoyo de David Duke, uno de los líderes históricos del Ku Klux Klan, dejaron bastante claro que el magnate no tenía problema en aceptar el apoyo de un grupo sinónimo de racismo violento.
Sin embargo, los negros están lejos de ser los únicos que Trump tiene en la mira. Como se recordará, el magnate lanzó su campaña diciendo que los mexicanos eran unos “violadores” y –tras los atentados del 13 de noviembre de París– ha recrudecido sus posiciones islamófobas y ha insistido en que su país no debe aceptar a ningún refugiado de la guerra de Siria. A su vez, ha vinculado a todos esos grupos con las amenazas económicas y de seguridad que buena parte del electorado estadounidense percibe, hasta crear una amalgama en la que ciertas colectividades sociales y étnicas son indistinguibles de la decadencia estadounidense, lo mismo que los responsables directos del caos que supuestamente se ha apoderado del país.
En ese sentido, Michael Cornfield, director del Global Center for Political Engagement de The George Washington University, dijo a SEMANA que “desde el estancamiento de los salarios hasta la amenaza terrorista, pasando por los derechos de las parejas homosexuales, Trump ha logrado convencer a algunos estadounidenses de toda una serie de amenazas que atentan contra sus vidas. También, que la solución pasa por adoptar medidas simplistas, como construir un muro en la frontera, expulsar a todos los indocumentados y alejar a todos los musulmanes. Se trata de un llamado típicamente autoritario”.
En efecto, la única característica que reúne a los electores de Trump son sus tendencias autoritarias, un rasgo de la personalidad que los expertos han relacionado con una fuerte necesidad de orden, un marcado temor hacia las amenazas externas y la necesidad de tener un líder fuerte que responda con fuerza. Y lo cierto es que estas se han concentrado en torno al Partido Republicano, que desde los años sesenta se convirtió en el partido de la ley, el orden y la defensa de los valores tradicionales. Según un sondeo realizado por el portal de noticias Vox y por la encuestadora Morning Consult, en la actualidad las personas con tendencias autoritarias se han concentrado en el GOP. Mientras que el 55 por ciento de sus votantes presenta esa característica, esta está presente apenas en el 17 por ciento de los demócratas.
Sin embargo, como dijo a esta revista Matthew MacWilliams, un estudiante de doctorado de la Universidad de Massachusetts especializado en los efectos del autoritarismo en los procesos políticos, “el terreno ya estaba abonado para una persona como Trump. Si bien las tendencias autoritarias estaban latentes, con su discurso simplista y lleno de amenazas hacia Estados Unidos, él las activó y las estimuló. Pero eso no es todo. Una enorme proporción de la gente que no tiene tendencias autoritarias, al ver amenazada su seguridad puede desarrollarlas”. Y eso es grave, pues aunque es claro que un demócrata –por más autoritario que sea– difícilmente votaría por un radical como Trump, en la actualidad dos de cada tres votantes son independientes. Y según la encuesta de Vox, casi el 40 por ciento de ellos tiene tendencias autoritarias. “Trump tiene dónde crecer y sus posibilidades de llegar a la Casa Blanca son reales”, dijo MacWilliams.
La disfuncionalidad de la política estadounidense ha impedido hasta ahora ver el peligro que representa el magnate para el mundo. Desde hace años, el Partido Republicano ha promovido guerras y políticas discriminatorias, en las que el miedo y la manipulación mediática han jugado un papel importante. Hoy, como en la leyenda del aprendiz de brujo, sus aterrados líderes no saben qué hacer con un xenófobo que los avergüenza, pero que, simplemente, quiere llevar al extremo las políticas que llevan años promoviendo.

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DONALD TRUMP ES UNA VERDADERA AMENAZA PARA MEXICO

Pensé que aquellos viejos tiempos de discriminación que tipificaban a los Estados Unidos, habían quedado en el pasado; pero el candidato a la presidencia de la república por parte del Partido Republicano de este poderoso país, el más poderoso sobre la tierra, toma la discriminación racial como una de sus banderas predilectas de campaña ¡Qué vergüenza!

¿Y quién es Donald Trump? Leamos una pequeña parte de lo que dice la popular y afamada Wikipedia al respecto

Donald Trump (Queens, 14 de junio de 1946) es un ejecutivo, político, empresario y millonario de Estados Unidos. Actualmente, es precandidato a presidente para las elecciones presidenciales de 2016 por el Partido Republicano, y es el presidente de la Trump Organization y fundador de Trump Entertainment Resorts. Fue el presentador del reality show The Apprentice hasta 2015. Es hijo de un empresario de bienes raíces de Nueva York, en cuya compañía, la Elizabeth Trump & Son, trabajó mientras estudiaba en la Escuela de Negocios Wharton de la Universidad de Pensilvania. En 1968, se unió oficialmente a esa sociedad, que controla desde 1971, cuando la renombró Trump Organization. En los años 1990 la empresa entró enbancarrota comercial, pero en la década siguiente se recuperó y tiene una fortuna de varios miles de millones de dólares”

Desde el principio de su candidatura, este sujeto ha declarado que si llega a la Casa Blanca construirá un muro con México, para frenar la inmigración ilegal y este muro según su dicho sería pagado por los mexicanos. “Hasta que no lo hagan, la 'Administración Trump' subiría las tarifas de los visados y las entradas a los puertos estadounidenses”, nos dice este singular personaje.

"Cuando México envía a su gente, no envían a los mejores. No te envían a ti. Mandan gente que tiene muchos problemas y ellos nos traen esos problemas. Ellos traen drogas, traen delincuencia. Son violadores y, algunos, yo asumo, son buenas personas", dijo el magnate en junio de 2015, cuando anunció su postulación.

La idea de construir un muro en la frontera para evitar el ingreso de inmigrantes mexicanos fue una de las primeras y más polémicas propuestas que hizo Trump desde que anunció su aspiración a la candidatura presidencial republicana.

Los posicionamientos de dos ex presidentes de México en relación a este singular personaje y sus declaraciones sobre el muro, son dignos de tomarse en consideración:

Vicente Fox en una entrevista con Jorge Ramos, presentador de la Cadena Univisión, dijo, entre muchas otras cosas:

"Yo lo dije: I am not going to pay for this f**** wall (no voy a pagar ese jodido muro)

El expresidente cargó contra Trump y apuntó que su candidatura entraña riesgos.

Donald Trump (Reuters)

"Es un fanfarrón, presumido, ignorante, que no tiene ni idea de lo que es sentarse en la silla presidencial de los Estados Unidos, es un lugar de alto respeto. Seguir a un falso profeta como es Donald Trump, seguirlo al desierto, sin saber adónde lleva a esta nación, es peligrosísimo", dijo Fox.

Felipe Calderón, por su parte declaró "Los mexicanos no vamos a pagar un solo centavo por el estúpido muro de Donald Trump"

Marco Rubio y Ted Cruz, quienes luchan por su postulación por parte del partido Republicano a la Presidencia de los Estados Unidos, acusan al magnate inmobiliario de pretender deportar, si llega al poder, a 11 millones de indocumentados.

Robert Keagan, en uno de sus últimos artículos en el prestigiado diario The Washington Post señala “Seamos claros: Trump no es un tonto…..No está secuestrando al Partido Republicano o al movimiento conservador…El es una creación del partido, su monstruo Frankestein, traído a la vida por el partido, alimentado por el partido y ahora hecho suficientemente fuerte como para destruir a su creador…”

Tomemos en serio lo que sucede en los Estados Unidos. Me preocupa mucho la candidatura de un personaje como Trump a la presidencia de este país, pero más me preocupa que tenga tantos seguidores entre el pueblo norteamericano.

Parafraseando al insigne Nemesio García Naranjo “Oh México, pobre patria mía, tan lejos de Dios y tan cerca de Trump.”

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¿ Donald Trump el Anticristo? Hay mucha gente asustada en Estados Unidos

¿Es Donald Trump el Anticristo?
Si bien el Papa Francisco señaló que no entraría en el debate sobre si la gente debía o no votar por Trump, sí mostró su desacuerdo hacia las propuestas políticas del empresario.
odo empezó con una pregunta al papa durante su regreso a Roma después de visitar México. Un reportero lo cuestionó sobre la propuesta de Donald Trump respecto a construirun muro entre México y Estados Unidos para evitar la migración ilegal.
“Una persona que piensa sólo en hacer muros, sea donde sea, y no hacer puentes, no es cristiano”, dijo el papa en su vuelo a Europa.
A partir de ese comentario iniciaron una serie de declaraciones y respuestas entre ambas partes y el Vaticano.
Estas son las principales respuestas en este ‘pleito’ entre el precandidato republicano y el papa:
Trump respondió al dicho del papa sobre su fe y lo calificó de “vergonzoso”, durante un evento de campaña en Kiawah Island, Carolina del Sur.
“Es vergonzoso que un líder religioso esté cuestionando la fe de otra persona… ningún líder, especialmente un líder religioso, debe tener el derecho a cuestionar la religión o la fe de otro hombre”.
Pero Trump no solo defendió sus creencias, también advirtió que él podría defender al papa y al Vaticano de un ataque terrorista mejor que otros.
“Cuando el Vaticano sea atacado por ISIS, que como todos saben es el premio máximo para ISIS, puedo prometerles que el papa desearía y rezaría que Donald Trump fuera el presidente”.
Después de la rápida respuesta del millonario al papa, el vocero del Vaticano, Federico Lombardi, trató de aclarar que las declaraciones del papa no habían sido un ataque a Trump.
“De ningún modo esto es un ataque personal ni una indicación sobre cómo votar… esta es su opinión general, que es muy consistente con seguir con valentía las indicaciones del Evangelio de ofrecer acogida y solidaridad”.
Horas después y en un tono más conciliador, Trump dijo a CNN que no quiere pelear con el Papa.
“Tengo mucho respeto por el papa. Tiene mucha personalidad y creo que está haciendo un buen trabajo, tiene mucha energía… de hecho, no me gusta pelear con el papa. No creo que esto sea una pelea”.

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