Un comunicado de dos importantes rabinos de Israel ha causado fricciones entre los cristianos y los judíos por una vigilia de oración judeocristiana que estaba programada para llevarse a cabo cerca del Monte del Templo.
La Embajada Cristiana Internacional, que promueve la vigilia, afirma que esta vigilia es parte de una serie de eventos durante una semana en honor de la Fiesta de los Tabernáculos (Sucot).
El objetivo sería “buscar al Señor en oración por nuestras familias, iglesias y naciones, así como para Israel y todo el Medio Oriente”.
El acto tendrá lugar a principios de octubre, cuando la Embajada Cristiana realice su celebración anual con el festival con énfasis en el significado profético.
El Consejo de Cristianos y Judíos, un grupo que promueve el diálogo ecuménico, emitió una opinión afirmando que es bueno para los cristianos y los judíos experimentar mutuamente las tradiciones de adoración y el culto juntos.
El rabino y jefe de la rama ashkenazi, David Lau y el rabino y jefe de los sefarditas Yitzhak Yosef llamaron a los judíos ortodoxos de Israel para que no acepten la invitación a participar.
Temen que el evento tenga un contenido muy “mesiánico” y sospechan que el objetivo es simplemente hacer proselitismo.
En un documento conjunto, declararon: “Casa de Israel, no te unas a esta reunión, cuyo objetivo es evitar la verdadera redención de Israel. De acuerdo a nuestra sagrada Torá, debemos mantenernos lejos de este evento, queda prohibido unirse a ellos de todos modos”. Sin embargo insistieron en que las autoridades de la ciudad de Jerusalén revoquen la autorización para el evento.
Otros rabinos prominentes de la Vieja Ciudad coloraron carteles que fueron pegados por toda Jerusalén, denunciando la vigilia como un “engaño”.
El rabino y Dr. Jonathan Romain, un destacado experto en las relaciones entre los cristianos y los judíos, dijo a Christian Today: “No hay nada malo en que los líderes religiosos digan a sus seguidores que es mejor no asistir a un evento en particular. Pero es un error pensar que intenten prohibir las ceremonias de otros grupos religiosos. La libertad religiosa significa permitir a la gente a adorar a Dios a su antojo y dejar que Dios decida si desea escuchar estas oraciones o no”.