Simón Pedro y Roma




Simón Pedro y Roma

Simón, un sencillo pescador de Galilea, de la ciudad de Betsaida (Jn. 1: 44), casado (Marcos 1: 30), fue llamado por Jesús de Nazaret, junto con su hermano Andrés para ser <> (Mt. 4: 18, 19). Fiel en todo, algo cabezota e impulsivo, Simón, siempre al lado del Maestro, estaba decidido a seguirle por donde Él fuera. Junto con el resto de discípulos, Simón pasó tres años y medio junto a Jesús, aprendiendo sobre El, sobre el Reino de los Cielos, y recibiendo una revelación del Padre que cambiaría completamente su vida.

Siendo apóstol de Jesucristo, después de la Ascensión del Mesías, aquel día de Pentecostés en Jerusalén, Simón Pedro, lleno del Espíritu Santo, predicó, y se convertían a Cristo, y eran bautizadas como 3.000 personas. Dios usó poderosamente a Simón Pedro, buen ejemplo de fidelidad y entrega para cada discípulo de Cristo.

La confesión de Pedro

En el Evangelio según Mateo, leemos así: <> (Mateo 16: 13-19).

Jesús estaba esperando que el Padre Celestial diera a alguno de sus discípulos la revelación de quien era El. Jesús no pretendía convencer con argumentos humanos a sus discípulos acerca de Su Divinidad; esperaba que el Espíritu Santo les diera dicha revelación.

Esta misma revelación es la que recibe la persona que se vuelve a Dios con todo su corazón; esto produce la conversión verdadera, y produce la verdadera entrada a la Iglesia de Jesucristo.

Esta revelación no puede ser producto del simple pensamiento natural humano, fruto de su intelectualidad o estudio, o simple aceptación por imposición o fe ciega . Como tal revelación, sólo puede ser dada . El Dador de ella es el mismo Dios por Su Espíritu.

Simón Pedro no era mejor o más especial que el resto de los discípulos de Cristo, solamente fue el primero en recibir la revelación de que Jesús de Nazaret era el Mesías, ¿por qué?, porque es Dios quien escoge, no el hombre: <> (1 Corintios 1: 27). Muchas veces Dios da las mayores revelaciones de Sí mismo a aquellos que son desestimados y despreciados por la sociedad, ¿por qué?, porque << lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en Su presencia >> (1 Corintios 1: 28, 29). Ningún hombre podrá nunca enaltecerse a sí mismo, ni será enaltecido por otros en la presencia de Dios, ¡el Altísimo escogió a un simple pescador inculto para darle, a él primero, la revelación más importante del universo, que Dios se había hecho hombre en la persona de Jesús de Nazaret! Jesús animó a su amigo Simón, llamándole Petros que significa piedra . Jesús le veía firme como una piedra a pesar del concepto muchas veces pobre que Simón Pedro tenía de sí mismo. Sin embargo, Jesús no le llamó por primera vez así a Simón. El Maestro ya le había puesto ese sobrenombre en el momento en que le conoció por primera vez (ver Juan 1: 42); así que en todo el tiempo que el Maestro estuvo con su discípulo le llamaba Cefas, que en arameo significa piedra.

En cuanto a las <>, y al poder para <> del versículo 19 de esa porción de Mateo 16, nótese el marcado uso rabínico de dichos términos. Al igual que a los demás apóstoles (Mt. 18: 18), y por extensión, a todos los verdaderos cristianos (1 Pedro 2: 9, 10), el Señor Jesús le dio a Simón Pedro la <> mediante la predicación del Evangelio, por la cual el hombre pecador tiene acceso a la salvación, o se encierra en su propia condenación (Jn. 3: 16-21).



La otra llave es la <>, por la cual podía atar y desatar en el mundo espiritual. Que estas dos funciones no implican una autoridad personal sobre la Iglesia, queda claro por las palabras <>, y no “llaves de la Iglesia”.

En otras palabras, y resumiendo:

A - Fue Simón Pedro el primero en recibir de parte de Dios Padre la revelación de que Su Hijo Jesús, y sólo Él, es la Roca sobre la que iba a fundar Su Iglesia.

B - Simón Pedro recibe las <>, esto en términos rabínicos que los judíos conocían muy bien, quería decir lo siguiente: Cuando el discípulo pasaba las pruebas, su maestro o rabino, le daba unas llaves que simbolizaban el acceso a la sabiduría y autoridad de su maestro. En este caso, Simón Pedro recibe de parte de su Maestro las <>, pero no él sólo como si de un privilegio exclusivo se tratase, sino también el resto de los apóstoles, para que vaya en consonancia con Mateo 20: 20-23 y Mt. 18: 18.
Y a su vez, el resto de los creyentes, porque Dios no hace acepción de personas. Leemos en la Primera Epístola Universal de San Pedro, es decir, dirigida a todos los cristianos verdaderos: <> (1 Pedro 2: 9, 10).

Justamente, las llaves que Simón Pedro recibiría de parte del Maestro eran las mismas que cada creyente verdadero recibe, y son para abrir el cielo a las gentes con la salvación que proporciona sólo el Evangelio de Jesucristo. Esas llaves las tiene la Iglesia de nuestro Señor Jesucristo para llevar el Evangelio a toda criatura y para ejercer la autoridad Suya.

Dicho sea de paso, la Iglesia de Jesucristo no es una organización centralizada, jerárquica, dogmática y visible. La Iglesia de Jesucristo es Universal , la suma de todos los verdaderos cristianos, los que han experimentado un <> (Jn.3: 3) y son guiados por el Espíritu Santo. Jesús dijo que donde hubiera dos o tres reunidos en Su nombre Él estaría en medio de ellos.

La rehabilitación de Simón Pedro

Pero volvamos a Simón Pedro, Jesús le comisionó a servirle y a ser buen ejemplo y testimonio a sus compañeros. Jesús sabía que debía animarle de una forma especial porque unos días más tarde iba a pasar por una prueba de fe, e iba a fracasar. Esto fue cuando le negó tres veces (Mateo 26: 31-34).

Después de ese fracaso, arrepentido Simón Pedro, el Maestro tuvo que animarle mucho más: <> (San Juan 21: 15-19).

El Señor Jesús, ya resucitado, antes de volver al cielo quiere rehabilitar a su amigo Pedro. Simón Pedro le negó tres veces , (Mateo 26: 31-34), y Jesús públicamente le había anticipado que lo haría. Ahora, públicamente, le reitera la pregunta <<¿me amas?> >, Pedro le confiesa que sí le ama, tres veces , y así el futuro apóstol es rehabilitado públicamente.

Roma, como no está muy segura de su declaración, intenta reforzarla con la frase de Juan << apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas>> , lo cual es una interpretación eminentemente forzada. Los teólogos católico-romanos, a falta de argumentaciones, se han agarrado desesperadamente a estas simples palabras <>, para confirmar la institución del Papado. Los corderos serían los simple fieles, y las ovejas la jerarquía integrada por obispos y cardenales. Un disparate que no todos los católicos comparten, ya que exegéticamente no tiene base.

El mismo Simón Pedro dice que Cristo es el Pastor y Obispo de nuestras almas, y no él: <> (1 Pedro 2: 25), refiriéndose al Único al que se puede referir, Cristo Jesús. Sin embargo, observe Vd. lo que declara Roma: La Constitución Dogmática de la Iglesia Romana, promulgada en el documento Lumen Gentium (Concilio Vaticano II), especifica: <<...el Romano Pontífice tiene sobre la Iglesia, en virtud de su cargo, es decir, como Vicario de Cristo y Pastor de toda la Iglesia, plena, suprema y universal potestad que puede ejercer libremente.>> O sea, que el mismo Pedro dice que el Pastor y Obispo de la Iglesia es Jesucristo; y Roma dice que es el papa el Pastor y Obispo de toda la Iglesia.

¿A quién creerá Vd. antes, a Pedro o a Roma?

El carácter de Simón Pedro

¿Por qué se tomó el Señor tanto cuidado en animar y corregir a su discípulo? Porque lo necesitaba, porque a pesar de su corazón para Dios, Pedro requería mucho trato en su carácter. ¿Cómo era Simón Pedro, cómo era su carácter y su comportamiento? Los evangelios nos manifiestan bastante de todo ello: En Lucas 5: 8, vemos que él mismo se veía imperfecto y necesitado: << Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador>>.

Tampoco fue precisamente un gran ejemplo de fe. Cuando empezó a caminar sobre las aguas ¿qué ocurrió?: <>.

Era impulsivo, a veces no sabía qué estaba diciendo, hablando cuando no debía. En el contexto de la Transfiguración de Jesús, cuando no debía hablar, exclamó diciendo:

<> (Lucas 9: 33).

Simón Pedro tenía orgullo y era empecinado. Cuando Jesús intenta lavarle los pies, él fue el único en poner objeciones: << Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies? Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después. Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo>> (Juan 13: 6-8)

¡El Señor tuvo que usar de la amenaza para hacerle entrar en vereda! En el huerto de Getsemaní, cuando iban a apresar a Jesús, impulsiva y carnalmente, le corta la oreja a uno que venía a prender al Maestro: <> (Juan 18: 10, 11).

Simón Pedro, empezó una primera “ Cruzada ”, que el Señor impidió que prosperara. Como ya vimos, negó a Cristo tres veces (Jn. 18: 25-27), y consecuentemente, tuvo gran remordimiento (Mt. 26: 75). Ya resucitado el Señor, cuando Éste se les apareció en la playa del Tiberiades, después de las célebres tres preguntas sobre el amor de Pedro respecto al Señor (Jn. 21: 15-17), y después de hacerle saber de qué muerte iba a morir, es decir, con martirio (Jn. 21: 18, 19), paseando por la playa, Juan, el discípulo amado, les seguía, entonces Pedro, viéndole, le preguntó al Señor: << y a este, ¿qué le va a pasar?...>> (Jn. 21: 21).

La respuesta del Señor fue clara: << Jesús le contestó:—Si quiero que él permanezca hasta que yo vuelva, ¿qué te importa a ti?>> (Jn. 21: 22). Conociendo a Pedro, su impulsividad, su espíritu directivo, y que era un poco metomentodo por naturaleza, abruptamente el Señor le dice, como leemos en el evangelio, que no era asunto suyo lo que debía acontecer a Juan. Por extensión, Juan es aquí un tipo de todos los verdaderos y maduros discípulos de Cristo. En otras palabras, el Señor Jesús le está diciendo a Pedro: <>. Esta es una gran lección para aquellos que se han considerado <> de Pedro según su solo interés e imaginación. Lo que Jesús le dijo a Pedro respecto a Juan: <<¿qué te importa a ti?>>, deberían aplicárselo ellos a sí mismos.
Aun fue amonestado por el Señor una vez hacía tiempo que Éste había sido ascendido a los cielos. Leemos así en el libro de los Hechos de los apóstoles: << ...Pedro subió a laazotea para orar, cerca de la hora sexta. Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis; y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo>> (Hechos 10: 9-16).

Pedro seguía siendo bastante cabezota, por lo visto. Algunos dicen que Simón Pedro era así en el tiempo que convivía con el Maestro ya que el Espíritu Santo aún no había descendido sobre los discípulos. La realidad es que Pedro, al igual que todos los demás, seguía siendo imperfecto aun cuando el Espíritu Santo estaba ya en él; pero no sólo cabezota, también hipócrita, y esto no lo dice el autor de este artículo, sino el mismo apóstol San Pablo; sólo hay que ver la reprensión que éste le dirigió, y que está recogida en la Epístola a los Gálatas: << Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar... >>. De ello hablaremos más adelante de forma más extensa.

Pedro, ¿Roca sí, Roca no?

Llegados a este punto; reconsideremos: ¿De verdad; como Roma enseña, exaltó el Señor a Simón hasta el punto de llamarle la Roca sobre la que iba a edificar Su Iglesia? ¿Podrá un hombre, simple criatura de Dios, ser la Roca , la Piedra Angular sobre la que se sostiene el edificio que es la Iglesia de Jesucristo?



Además de eso, ¿no dice la Biblia: << No confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre , porque no hay en él salvación>> (Salmo 146: 3, 4); y añade: << Así ha dicho Yahvéh: Maldito el varón que confía en el hombre> > (Jeremías 17: 5)? ¿Quién es la Roca entonces?...En el cántico de la multitud de ángeles que alababan a Dios frente a aquellos pastores de Belén, decían: <<¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!>> (Lucas 2: 14).

Había llegado el tiempo de tener <>. El Hijo de Dios había nacido de una virgen, María, por obra del Espíritu Santo en un pesebre (Mt. 1: 18), y venía al mundo a salvar a muchos. La buena voluntad de Dios estaba poniéndose en marcha. La buena voluntad de Dios era salvar a todos los que estaban dispuestos a recibir la Roca en sus vidas. El pueblo de Dios, Israel, sabía y esperaba estas cosas. Todos en Israel sabían que el Mesías que había de venir era la << Roca de Israel >>. Encontramos en el Pentateuco lo siguiente: << Él es la Roca , cuya obra es perfecta...>> (Deuteronomio 32: 4) << Yahwéh es mi Roca y mi fortaleza ...>>(2 Samuel 22: 2).

Los primeros cristianos, tanto de procedencia judía como gentil, al igual que nosotros, sabían Quién es la Roca : <> (1 Corintios 10: 4).

¿Por qué Cristo se llama a Sí mismo la Roca ?, porque es Dios. Él es el fundamento (leer Lucas 6: 46-49). El apóstol San Pablo no sólo dice que Jesucristo es el fundamento ; además dice que no puede haber otro fundamento : << Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo > > (1 Corintios 3: 11).

Además de la enseñanza bíblica, la cual es fundamental, cabría añadir aquí lo que enseña la tradición de los Padres de la Iglesia. Entre los doctores de la antigüedad cristiana, Agustín de Hipona escribe, refiriéndose al pasaje de Mateo 16: 13-18: << ¿Qué significan las palabras edificaré mi Iglesia sobre esta Roca?: Sobre esta fe, sobre eso que me dices, tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente>>.

En su tratado 124, san Agustín, añade: <> . San Agustín creía tan poco que la Iglesia fuese edificada sobre Pedro, que dijo a su grey en su sermón 13: <>.

Estas son palabras de uno de los principales Padres de la Iglesia. Pero esa no sólo fue la conclusión de san Agustín de Hipona, sino de san Cirilo, san Hilario, san Jerónimo, san Juan Crisóstomo, san Ambrosio, san Braulio. En una palabra, ni los concilios de los tres primeros siglos de la Iglesia cristiana, ni los Padres de la Iglesia entendieron jamás que la Iglesia de Jesucristo hubiere de estar edificada sobre Pedro, un simple mortal. ¡No podía ser de otro modo!

El mismo Simón Pedro, dice que Cristo es el Pastor y Obispo de nuestras almas, y no él: <> (1 Pedro 2: 25). Leemos en el libro del profeta Isaías: <> (Isaías 28: 16).

Ya profetizado 730 años antes de Su nacimiento virginal, Jesucristo es el fundamento , la Roca , la piedra angular . Este es el fundamento de nuestra fe (1 Pedro 2: 5). ¡ No hay otro fundamento ! Ningún hombre puede ni de lejos pretender representar a Cristo, excepto el Espíritu de Cristo mismo a través de los cristianos (Romanos 8: 9). El mismo Juan el Bautista dijo: << Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado ...>> (Lucas 3: 16).

No Pedro, sino Juan el Bautista, e l gran profeta de Dios, del cual Jesús dijo que entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que él (Mt. 11: 11), ni siquiera era digno de tocar Sus sandalias. Esto deja bien claro que ningún hombre puede asumir el fundamento que sólo Cristo puede y debe, y menos aún, estos que se llaman a sí mismos <> de San Pedro.
El Señor Jesús jamás podría haber dicho que Simón Pedro era la Roca , porque hubiera negado la afirmación bíblica de que Él mismo es la Roca o Fundamento , y que nadie más puede serlo, ni siquiera su buen amado discípulo Pedro. Jesucristo es la Roca sobre la cual edifica Su Iglesia.

Encontramos en la Epístola de San Pablo Apóstol a los Efesios: <> (Efesios 5: 23). El mismo Pedro dijo en su primera epístola universal: <> (1 Pedro 2: 4, 6, 7).

Así que el mismo Simón Pedro lejos de declarar ser él la Roca, o representante de la misma, declara que la Roca es Quien debe, y sólo puede ser: Jesucristo. El mismo Jesucristo que, animando a Pedro en su futuro ministerio como apóstol le llama en griego Petros, que en español es piedra , como sinónimo de fortaleza (la cual iba a necesitar de parte de Dios), dice que todos los cristianos son también piedras .

Esto declara el mismo apóstol en su primera epístola universal: <> (1 Pedro 2: 5). Así que no sólo Simón Pedro, sino todos los que creemos en la Roca que es Cristo, somos petros , es decir, piedras vivas . Juntos, componemos el Cuerpo de Cristo (1 Corintios 12: 12-27), que es la Iglesia de Cristo, la cual es Universal. Cada verdadero creyente en Cristo, empezando por los primeros discípulos, es una piedra en el edificio de Dios que es la Iglesia de Cristo.

Hoy en día, hay piedras en todo el mundo que se van apilando en orden constituyendo el edificio que es la Iglesia hasta que la Cabeza, que es el mismo Jesucristo vuelva a por todas las piedras vivas , que son todos los creyentes verdaderos de todas las edades. Unos resucitando a la nueva vida, otros, los vivos en ese tiempo, siendo transformados , y así, juntamente todos, estaremos con el Señor en su Reino Eterno (1 Corintios 15: 51-58; 1 Tesalonicenses 4: 13-18).

¡Jesús llamó a Pedro, Satanás!

Si el Maestro declaró que Simón era Petros, unos versículos más abajo, en el mismo texto, paradógicamente, le llama Satanás . Seguimos leyendo en el Evangelio según San Mateo: <> (Mateo 16: 21-23).

Evidentemente Pedro no era Satanás en persona, sino que estaba siendo confundido por un espíritu de engaño en ese momento, por el cual mostraba una aparente misericordia fuera de lugar y verdadero propósito, tratando de evitar que el Señor desobedeciera al Padre y no fuera a la cruz.

Ahora bien, ¡El mismo hombre al que Dios Padre le da la revelación de la Deidad de Cristo Jesús, unos momentos más tarde recibe una <> o <> del diablo para tentar a Jesús!

No es que Simón Pedro fuera especialmente malo; lo que le pasó a él nos puede pasar a cualquiera. Jesús dijo que el diablo es <>, él no tiene ningún escrúpulo en vestirse como <<ángel de luz>> para engañar a muchos (2 Corintios 11: 14).

El hombre es una criatura falible, y el diablo lo sabe. ¡Así es el hombre! El diablo se aprovecha y toma ventaja de nuestra naturaleza caída para ir en contra de Dios. El diablo tomó ventaja de la naturaleza caída de Simón Pedro para ir en contra de la voluntad de Dios. Esto sólo puede demostrar que, efectivamente, no se puede ni se debe confiar en el hombre sin más. Sólo Dios es digno de confianza. Dice el apóstol San Pablo en Romanos 3: 4,<< Sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso...>> y añadimos, <> (Salmo 146: 3, 4).

Sólo las Sagradas Escrituras que son la Palabra de Dios nos pueden preservar del error de los hombres; o del <>.

Simón Pedro era un simple hombre, y como tal, falible. Simón Pedro no es una <>. Negó al Señor tres veces; perdió la fe cuando caminaba sobre las aguas; pocos minutos después de tener la revelación de Quién era Jesús, éste mismo le llama Satanás ¿Cómo puede el Señor Jesús construir nada menos que Su propia Iglesia sobre esta piedra tan resbaladiza que es Pedro?

Escribe S. Olabarrieta: <>, y sobre esta gran verdad, sobre esta piedra, esta roca firme, única, que sintetiza toda la obra del Padre en Su Hijo, es sobre la que Jesucristo, Su Hijo, va a edificar la auténtica, la única y verdadera Iglesia>>. Sobre esa confesión de fe de Pedro dada por el Padre: <>, la Iglesia de Cristo está siendo levantada ¡no cabe duda!

Pero Simón Pedro fue un presbítero ¿no es cierto?

¿No ha establecido Cristo responsables en Su Iglesia? Así es. La Biblia nos enseña que el Señor ha establecido diferentes ministerios y gobierno en la iglesia. En cuanto a lo primero, leemos en Efesios 4: 11, 12 << Y Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas, a otros, evangelistas; a otros pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra el ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo>>.

El mismo Simón Pedro dice de sí mismo que es un anciano o presbítero : <> (1 Pedro 5: 1). Pedro aquí no hace valer ningún privilegio especial, que no tenía, por cierto. Se identifica como uno más entre los ancianos . Solamente habla como apóstol , cumpliendo así con su ministerio.

Estos ancianos a los cuales Pedro exhorta, son los obispos o pastores, líderes de las congregaciones o iglesias locales repartidas por doquier. Pedro les exhorta así: <> (1 Pedro 5: 2, 3).

Simón Pedro no ejercía ningún señorío sobre los creyentes; sólo era un ejemplo para los que estaban a su cuidado.

<> (Juan 21: 15-17).

Un verdadero siervo de Dios, no se enseñorea de los creyentes, los cuida , ama y sirve . El mismo Jesús enseñó: <> (Mateo 20: 25-28).

Jesucristo siempre dijo a sus discípulos que no buscaran el enseñorearse tal y como hacían y hacen los reyes y los gobernantes. Encontramos en los Evangelios: <> (Mateo 18:1-4).

¿Dónde en la Biblia se trata a Pedro con los apelativos de <> o < > como a los papas de hoy en día, por ejemplo, títulos que sólo corresponden a Dios?

Simón Pedro fue piedra en sus días en la Iglesia de Jesucristo, pero ni mucho menos fue el pastor principal de todas las congregaciones cristianas de su tiempo; de hecho, no hubo nadie que tuviera esa responsabilidad por ser imposible de cumplir; recordemos que es el Espíritu Santo el que está encima de la Iglesia, y Él comisiona a diferentes piedras para realizar la labor de gobierno espiritual de la misma bajo Su guía.

Encontramos un pasaje interesante en el libro de los Hechos de los Apóstoles. En el capítulo 8, versículo 14, leemos: <>. Cuando Samaria recibió el Evangelio por medio de algunos discípulos, entre ellos el evangelista Felipe (Hechos 8: 5), la iglesia de Jerusalén, por medio de los apóstoles, enviaron a Pedro y a Juan.

En otras palabras, en cuanto a Pedro, vemos lo sujeto que estaba a los demás apóstoles y a la Iglesia, hasta el punto de que fue mandado o enviado por ellos a una misión. Esto es muy revelador, porque de este pasaje podemos deducir que Pedro era uno más de los apóstoles, al igual que Juan. Incluso, más adelante en el mismo libro de Hechos, vemos que cuando vuelve a Jerusalén después de bautizar a Cornelio y a sus amigos, que eran gentiles (Hechos 10), Pedro es interrogado por los fieles, pidiéndosele explicaciones por su actuación con los gentiles (Hechos 11-3), y Pedro tuvo que darlas todas (Hechos 11: 4-18). Pedro era uno más de entre los ancianos (1 Pedro 5: 1).

Simón Pedro fue enviado por Dios no a los gentiles (Roma), sino a los judíos (Jerusalén), y en Jerusalén desarrolló su ministerio.

El Maestro comisionó a Simón Pedro a apacentar Sus ovejas, tal y como hemos leído en Juan 21: 15-27, principalmente entre los judíos. Leemos en Gálatas 2: 7, 8 cuando el apóstol Pablo enseñaba a los creyentes de Galacia acerca de su llamamiento, <>.

Simón Pedro fue enviado a pastorear, junto con Jacobo, y muchos otros la Iglesia o comunidad de nuevos creyentes de Jerusalén.

De hecho, no fue Simón Pedro el principal pastor de la iglesia de Jerusalén, sino Jacobo (el hermano del Señor). En un valiosísimo relato extrabíblico del siglo IV, el de la Historia Eclesiástica de Eusebio de Césarea, de inmenso valor para conocer los pormenores de los primeros siglos del cristianismo, se nos dice lo siguiente: <> (Libro I, cap. 5, v. 2).

Cuando los apóstoles y ancianos se reunieron en Jerusalén (Hechos 15) para decidir cómo tratar la cuestión de la circuncisión, Jacobo dirigía. Pedro habló, pero fue Jacobo quién tomó la decisión final; dijo Jacobo: < > (Hechos 15: 19). Está claro que Pedro no tenía la posición de autoridad absoluta como aseguran los papistas. Además, Pablo habló de Jacobo, al igual que de Pedro y Juan, como columna: << y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas (Pedro) y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión>> (Gálatas 2: 9); y sin embargo, Pablo reprendió delante de todos a Pedro por cierta hipocresía de éste: << Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar ? >>. (Gálatas 2: 11- 15)

Si Simón Pedro hubiera sido < >, ¿cree Vd. que hubiera permitido que un súbdito suyo, aun san Pablo, le hubiera humillado en público? ¡De ninguna manera! Sin embargo Simón Pedro, fiel discípulo de Cristo, inclinó la cabeza, recibiendo la reprensión de parte de su compañero, que aunque dura y dolorosa, era necesaria, porque TODOS los hombres necesitamos ser corregidos, incluso Pedro, al que algunos posteriormente hicieron <>, sin él quererlo jamás.

Menudo argumento

Se requiere de una gran habilidad e ingenio para lograr derivar de la simple declaración: <> (Mt. 16: 18) todo un oficio petrino , sucesión papal o apostólica, infabilidad papal, etc. No obstante, este es ciertamente el único argumento escritural, sacado fuera de contexto, sobre el cual la Iglesia de Roma edifica todas estas cosas, incluyendo una compleja jerarquía de sacerdotes, obispos, arzobispos, cardenales y demás; el <> de los obispos quienes solamente ellos junto al papa pueden interpretar la Biblia, etc. ¡Demasiadas cosas para que sólo las sostenga un solo versículo aislado!

No obstante, los mismos apologistas romanos dicen que ni remotamente todos estos conceptos están basados solamente en Mt. 16: 18, ni en ningún otro lado de la Escritura. ¿Dónde se basan entonces?, en lo que ellos llaman la <>. Allí entran en una maraña de engaño y verdadero fraude.

Como escribe Dave Hunt: <> (Hechos 3: 6 )>>.

El otro Consolador

Sólo Jesucristo, el cual es Dios que se hizo hombre, perfecto, sin mancha ni pecado alguno y justo, podía y puede llevar adelante esta empresa que es Su Iglesia. Pero, ¿qué iba a pasar después de que el Mesías padeciera, resucitara y fuera ascendido? ¿Quién iba a quedarse como Guía y Sostén de la iglesia? ¿Quizás Simón Pedro?...

¿Puede un hombre ser Cabeza de la Iglesia de Jesucristo? ¿Puede un hombre pastorear toda la grey de Dios como lo hizo Jesucristo, el Hijo de Dios?... Sinceramente, ¿Aún lo cree Vd.? Dijo Jesús: <> (Juan 14: 15-17).

Siendo Cristo Dios, Su Vicario sólo puede ser Dios. El Espíritu Santo, la Tercera Persona de Dios es el verdadero Vicario de Cristo. Él está con nosotros, y en nosotros, los que creemos, para fortalecernos, guiarnos, animarnos, hacernos entender las Escrituras, llevarnos a toda verdad (1 Corintios 3: 16; 6: 19; Romanos 8: 9).

Este Otro Consolador es el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es Dios. Sólo el Espíritu Santo puede asumir el lugar de Cristo en la Tierra porque sólo Él es capaz e infalible.

La realidad es que el Espíritu Santo, está fortaleciendo a cada discípulo, cada piedra viva que forma la Iglesia de Cristo, que es Su Cuerpo. Cristo, la Roca , o Piedra Angular , es la base de todo ese edificio. Leemos así en Efesios 2: 19-22, refiriéndose a los creyentes y a Cristo: <>. ¡Esta es la Iglesia de Jesucristo!

¡Dios, por Su Espíritu mora en cada verdadero creyente! Este privilegio gozaba Simón Pedro; pero no era exclusivo para él. Esta bendición es para todos y cada uno de los que hemos recibido por la fe a Cristo Jesús en nuestras vidas como nuestro Salvador y Señor.

Todas estas verdades escritúrales tan básicas e inamovibles, fueron a lo largo de la historia de los papas romanos, desatendidas y dejadas de lado, para atender a las que podían favorecerles en aras de sus solos intereses. Levantando a Pedro, se levantaban a ellos mismos; constituyendo a Simón Pedro primer papa de la historia, todo el montaje posterior les podría resultar fácil de acometer...¡tan fácil y tan falso!//.

© Miguel Rosell Carrillo

0 comentarios:

Blogger templates

 
 
 

Label

Simón Pedro y Roma




Simón Pedro y Roma

Simón, un sencillo pescador de Galilea, de la ciudad de Betsaida (Jn. 1: 44), casado (Marcos 1: 30), fue llamado por Jesús de Nazaret, junto con su hermano Andrés para ser <> (Mt. 4: 18, 19). Fiel en todo, algo cabezota e impulsivo, Simón, siempre al lado del Maestro, estaba decidido a seguirle por donde Él fuera. Junto con el resto de discípulos, Simón pasó tres años y medio junto a Jesús, aprendiendo sobre El, sobre el Reino de los Cielos, y recibiendo una revelación del Padre que cambiaría completamente su vida.

Siendo apóstol de Jesucristo, después de la Ascensión del Mesías, aquel día de Pentecostés en Jerusalén, Simón Pedro, lleno del Espíritu Santo, predicó, y se convertían a Cristo, y eran bautizadas como 3.000 personas. Dios usó poderosamente a Simón Pedro, buen ejemplo de fidelidad y entrega para cada discípulo de Cristo.

La confesión de Pedro

En el Evangelio según Mateo, leemos así: <> (Mateo 16: 13-19).

Jesús estaba esperando que el Padre Celestial diera a alguno de sus discípulos la revelación de quien era El. Jesús no pretendía convencer con argumentos humanos a sus discípulos acerca de Su Divinidad; esperaba que el Espíritu Santo les diera dicha revelación.

Esta misma revelación es la que recibe la persona que se vuelve a Dios con todo su corazón; esto produce la conversión verdadera, y produce la verdadera entrada a la Iglesia de Jesucristo.

Esta revelación no puede ser producto del simple pensamiento natural humano, fruto de su intelectualidad o estudio, o simple aceptación por imposición o fe ciega . Como tal revelación, sólo puede ser dada . El Dador de ella es el mismo Dios por Su Espíritu.

Simón Pedro no era mejor o más especial que el resto de los discípulos de Cristo, solamente fue el primero en recibir la revelación de que Jesús de Nazaret era el Mesías, ¿por qué?, porque es Dios quien escoge, no el hombre: <> (1 Corintios 1: 27). Muchas veces Dios da las mayores revelaciones de Sí mismo a aquellos que son desestimados y despreciados por la sociedad, ¿por qué?, porque << lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en Su presencia >> (1 Corintios 1: 28, 29). Ningún hombre podrá nunca enaltecerse a sí mismo, ni será enaltecido por otros en la presencia de Dios, ¡el Altísimo escogió a un simple pescador inculto para darle, a él primero, la revelación más importante del universo, que Dios se había hecho hombre en la persona de Jesús de Nazaret! Jesús animó a su amigo Simón, llamándole Petros que significa piedra . Jesús le veía firme como una piedra a pesar del concepto muchas veces pobre que Simón Pedro tenía de sí mismo. Sin embargo, Jesús no le llamó por primera vez así a Simón. El Maestro ya le había puesto ese sobrenombre en el momento en que le conoció por primera vez (ver Juan 1: 42); así que en todo el tiempo que el Maestro estuvo con su discípulo le llamaba Cefas, que en arameo significa piedra.

En cuanto a las <>, y al poder para <> del versículo 19 de esa porción de Mateo 16, nótese el marcado uso rabínico de dichos términos. Al igual que a los demás apóstoles (Mt. 18: 18), y por extensión, a todos los verdaderos cristianos (1 Pedro 2: 9, 10), el Señor Jesús le dio a Simón Pedro la <> mediante la predicación del Evangelio, por la cual el hombre pecador tiene acceso a la salvación, o se encierra en su propia condenación (Jn. 3: 16-21).



La otra llave es la <>, por la cual podía atar y desatar en el mundo espiritual. Que estas dos funciones no implican una autoridad personal sobre la Iglesia, queda claro por las palabras <>, y no “llaves de la Iglesia”.

En otras palabras, y resumiendo:

A - Fue Simón Pedro el primero en recibir de parte de Dios Padre la revelación de que Su Hijo Jesús, y sólo Él, es la Roca sobre la que iba a fundar Su Iglesia.

B - Simón Pedro recibe las <>, esto en términos rabínicos que los judíos conocían muy bien, quería decir lo siguiente: Cuando el discípulo pasaba las pruebas, su maestro o rabino, le daba unas llaves que simbolizaban el acceso a la sabiduría y autoridad de su maestro. En este caso, Simón Pedro recibe de parte de su Maestro las <>, pero no él sólo como si de un privilegio exclusivo se tratase, sino también el resto de los apóstoles, para que vaya en consonancia con Mateo 20: 20-23 y Mt. 18: 18.
Y a su vez, el resto de los creyentes, porque Dios no hace acepción de personas. Leemos en la Primera Epístola Universal de San Pedro, es decir, dirigida a todos los cristianos verdaderos: <> (1 Pedro 2: 9, 10).

Justamente, las llaves que Simón Pedro recibiría de parte del Maestro eran las mismas que cada creyente verdadero recibe, y son para abrir el cielo a las gentes con la salvación que proporciona sólo el Evangelio de Jesucristo. Esas llaves las tiene la Iglesia de nuestro Señor Jesucristo para llevar el Evangelio a toda criatura y para ejercer la autoridad Suya.

Dicho sea de paso, la Iglesia de Jesucristo no es una organización centralizada, jerárquica, dogmática y visible. La Iglesia de Jesucristo es Universal , la suma de todos los verdaderos cristianos, los que han experimentado un <> (Jn.3: 3) y son guiados por el Espíritu Santo. Jesús dijo que donde hubiera dos o tres reunidos en Su nombre Él estaría en medio de ellos.

La rehabilitación de Simón Pedro

Pero volvamos a Simón Pedro, Jesús le comisionó a servirle y a ser buen ejemplo y testimonio a sus compañeros. Jesús sabía que debía animarle de una forma especial porque unos días más tarde iba a pasar por una prueba de fe, e iba a fracasar. Esto fue cuando le negó tres veces (Mateo 26: 31-34).

Después de ese fracaso, arrepentido Simón Pedro, el Maestro tuvo que animarle mucho más: <> (San Juan 21: 15-19).

El Señor Jesús, ya resucitado, antes de volver al cielo quiere rehabilitar a su amigo Pedro. Simón Pedro le negó tres veces , (Mateo 26: 31-34), y Jesús públicamente le había anticipado que lo haría. Ahora, públicamente, le reitera la pregunta <<¿me amas?> >, Pedro le confiesa que sí le ama, tres veces , y así el futuro apóstol es rehabilitado públicamente.

Roma, como no está muy segura de su declaración, intenta reforzarla con la frase de Juan << apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas>> , lo cual es una interpretación eminentemente forzada. Los teólogos católico-romanos, a falta de argumentaciones, se han agarrado desesperadamente a estas simples palabras <>, para confirmar la institución del Papado. Los corderos serían los simple fieles, y las ovejas la jerarquía integrada por obispos y cardenales. Un disparate que no todos los católicos comparten, ya que exegéticamente no tiene base.

El mismo Simón Pedro dice que Cristo es el Pastor y Obispo de nuestras almas, y no él: <> (1 Pedro 2: 25), refiriéndose al Único al que se puede referir, Cristo Jesús. Sin embargo, observe Vd. lo que declara Roma: La Constitución Dogmática de la Iglesia Romana, promulgada en el documento Lumen Gentium (Concilio Vaticano II), especifica: <<...el Romano Pontífice tiene sobre la Iglesia, en virtud de su cargo, es decir, como Vicario de Cristo y Pastor de toda la Iglesia, plena, suprema y universal potestad que puede ejercer libremente.>> O sea, que el mismo Pedro dice que el Pastor y Obispo de la Iglesia es Jesucristo; y Roma dice que es el papa el Pastor y Obispo de toda la Iglesia.

¿A quién creerá Vd. antes, a Pedro o a Roma?

El carácter de Simón Pedro

¿Por qué se tomó el Señor tanto cuidado en animar y corregir a su discípulo? Porque lo necesitaba, porque a pesar de su corazón para Dios, Pedro requería mucho trato en su carácter. ¿Cómo era Simón Pedro, cómo era su carácter y su comportamiento? Los evangelios nos manifiestan bastante de todo ello: En Lucas 5: 8, vemos que él mismo se veía imperfecto y necesitado: << Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador>>.

Tampoco fue precisamente un gran ejemplo de fe. Cuando empezó a caminar sobre las aguas ¿qué ocurrió?: <>.

Era impulsivo, a veces no sabía qué estaba diciendo, hablando cuando no debía. En el contexto de la Transfiguración de Jesús, cuando no debía hablar, exclamó diciendo:

<> (Lucas 9: 33).

Simón Pedro tenía orgullo y era empecinado. Cuando Jesús intenta lavarle los pies, él fue el único en poner objeciones: << Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies? Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después. Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo>> (Juan 13: 6-8)

¡El Señor tuvo que usar de la amenaza para hacerle entrar en vereda! En el huerto de Getsemaní, cuando iban a apresar a Jesús, impulsiva y carnalmente, le corta la oreja a uno que venía a prender al Maestro: <> (Juan 18: 10, 11).

Simón Pedro, empezó una primera “ Cruzada ”, que el Señor impidió que prosperara. Como ya vimos, negó a Cristo tres veces (Jn. 18: 25-27), y consecuentemente, tuvo gran remordimiento (Mt. 26: 75). Ya resucitado el Señor, cuando Éste se les apareció en la playa del Tiberiades, después de las célebres tres preguntas sobre el amor de Pedro respecto al Señor (Jn. 21: 15-17), y después de hacerle saber de qué muerte iba a morir, es decir, con martirio (Jn. 21: 18, 19), paseando por la playa, Juan, el discípulo amado, les seguía, entonces Pedro, viéndole, le preguntó al Señor: << y a este, ¿qué le va a pasar?...>> (Jn. 21: 21).

La respuesta del Señor fue clara: << Jesús le contestó:—Si quiero que él permanezca hasta que yo vuelva, ¿qué te importa a ti?>> (Jn. 21: 22). Conociendo a Pedro, su impulsividad, su espíritu directivo, y que era un poco metomentodo por naturaleza, abruptamente el Señor le dice, como leemos en el evangelio, que no era asunto suyo lo que debía acontecer a Juan. Por extensión, Juan es aquí un tipo de todos los verdaderos y maduros discípulos de Cristo. En otras palabras, el Señor Jesús le está diciendo a Pedro: <>. Esta es una gran lección para aquellos que se han considerado <> de Pedro según su solo interés e imaginación. Lo que Jesús le dijo a Pedro respecto a Juan: <<¿qué te importa a ti?>>, deberían aplicárselo ellos a sí mismos.
Aun fue amonestado por el Señor una vez hacía tiempo que Éste había sido ascendido a los cielos. Leemos así en el libro de los Hechos de los apóstoles: << ...Pedro subió a laazotea para orar, cerca de la hora sexta. Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis; y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo>> (Hechos 10: 9-16).

Pedro seguía siendo bastante cabezota, por lo visto. Algunos dicen que Simón Pedro era así en el tiempo que convivía con el Maestro ya que el Espíritu Santo aún no había descendido sobre los discípulos. La realidad es que Pedro, al igual que todos los demás, seguía siendo imperfecto aun cuando el Espíritu Santo estaba ya en él; pero no sólo cabezota, también hipócrita, y esto no lo dice el autor de este artículo, sino el mismo apóstol San Pablo; sólo hay que ver la reprensión que éste le dirigió, y que está recogida en la Epístola a los Gálatas: << Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar... >>. De ello hablaremos más adelante de forma más extensa.

Pedro, ¿Roca sí, Roca no?

Llegados a este punto; reconsideremos: ¿De verdad; como Roma enseña, exaltó el Señor a Simón hasta el punto de llamarle la Roca sobre la que iba a edificar Su Iglesia? ¿Podrá un hombre, simple criatura de Dios, ser la Roca , la Piedra Angular sobre la que se sostiene el edificio que es la Iglesia de Jesucristo?



Además de eso, ¿no dice la Biblia: << No confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre , porque no hay en él salvación>> (Salmo 146: 3, 4); y añade: << Así ha dicho Yahvéh: Maldito el varón que confía en el hombre> > (Jeremías 17: 5)? ¿Quién es la Roca entonces?...En el cántico de la multitud de ángeles que alababan a Dios frente a aquellos pastores de Belén, decían: <<¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!>> (Lucas 2: 14).

Había llegado el tiempo de tener <>. El Hijo de Dios había nacido de una virgen, María, por obra del Espíritu Santo en un pesebre (Mt. 1: 18), y venía al mundo a salvar a muchos. La buena voluntad de Dios estaba poniéndose en marcha. La buena voluntad de Dios era salvar a todos los que estaban dispuestos a recibir la Roca en sus vidas. El pueblo de Dios, Israel, sabía y esperaba estas cosas. Todos en Israel sabían que el Mesías que había de venir era la << Roca de Israel >>. Encontramos en el Pentateuco lo siguiente: << Él es la Roca , cuya obra es perfecta...>> (Deuteronomio 32: 4) << Yahwéh es mi Roca y mi fortaleza ...>>(2 Samuel 22: 2).

Los primeros cristianos, tanto de procedencia judía como gentil, al igual que nosotros, sabían Quién es la Roca : <> (1 Corintios 10: 4).

¿Por qué Cristo se llama a Sí mismo la Roca ?, porque es Dios. Él es el fundamento (leer Lucas 6: 46-49). El apóstol San Pablo no sólo dice que Jesucristo es el fundamento ; además dice que no puede haber otro fundamento : << Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo > > (1 Corintios 3: 11).

Además de la enseñanza bíblica, la cual es fundamental, cabría añadir aquí lo que enseña la tradición de los Padres de la Iglesia. Entre los doctores de la antigüedad cristiana, Agustín de Hipona escribe, refiriéndose al pasaje de Mateo 16: 13-18: << ¿Qué significan las palabras edificaré mi Iglesia sobre esta Roca?: Sobre esta fe, sobre eso que me dices, tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente>>.

En su tratado 124, san Agustín, añade: <> . San Agustín creía tan poco que la Iglesia fuese edificada sobre Pedro, que dijo a su grey en su sermón 13: <>.

Estas son palabras de uno de los principales Padres de la Iglesia. Pero esa no sólo fue la conclusión de san Agustín de Hipona, sino de san Cirilo, san Hilario, san Jerónimo, san Juan Crisóstomo, san Ambrosio, san Braulio. En una palabra, ni los concilios de los tres primeros siglos de la Iglesia cristiana, ni los Padres de la Iglesia entendieron jamás que la Iglesia de Jesucristo hubiere de estar edificada sobre Pedro, un simple mortal. ¡No podía ser de otro modo!

El mismo Simón Pedro, dice que Cristo es el Pastor y Obispo de nuestras almas, y no él: <> (1 Pedro 2: 25). Leemos en el libro del profeta Isaías: <> (Isaías 28: 16).

Ya profetizado 730 años antes de Su nacimiento virginal, Jesucristo es el fundamento , la Roca , la piedra angular . Este es el fundamento de nuestra fe (1 Pedro 2: 5). ¡ No hay otro fundamento ! Ningún hombre puede ni de lejos pretender representar a Cristo, excepto el Espíritu de Cristo mismo a través de los cristianos (Romanos 8: 9). El mismo Juan el Bautista dijo: << Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado ...>> (Lucas 3: 16).

No Pedro, sino Juan el Bautista, e l gran profeta de Dios, del cual Jesús dijo que entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que él (Mt. 11: 11), ni siquiera era digno de tocar Sus sandalias. Esto deja bien claro que ningún hombre puede asumir el fundamento que sólo Cristo puede y debe, y menos aún, estos que se llaman a sí mismos <> de San Pedro.
El Señor Jesús jamás podría haber dicho que Simón Pedro era la Roca , porque hubiera negado la afirmación bíblica de que Él mismo es la Roca o Fundamento , y que nadie más puede serlo, ni siquiera su buen amado discípulo Pedro. Jesucristo es la Roca sobre la cual edifica Su Iglesia.

Encontramos en la Epístola de San Pablo Apóstol a los Efesios: <> (Efesios 5: 23). El mismo Pedro dijo en su primera epístola universal: <> (1 Pedro 2: 4, 6, 7).

Así que el mismo Simón Pedro lejos de declarar ser él la Roca, o representante de la misma, declara que la Roca es Quien debe, y sólo puede ser: Jesucristo. El mismo Jesucristo que, animando a Pedro en su futuro ministerio como apóstol le llama en griego Petros, que en español es piedra , como sinónimo de fortaleza (la cual iba a necesitar de parte de Dios), dice que todos los cristianos son también piedras .

Esto declara el mismo apóstol en su primera epístola universal: <> (1 Pedro 2: 5). Así que no sólo Simón Pedro, sino todos los que creemos en la Roca que es Cristo, somos petros , es decir, piedras vivas . Juntos, componemos el Cuerpo de Cristo (1 Corintios 12: 12-27), que es la Iglesia de Cristo, la cual es Universal. Cada verdadero creyente en Cristo, empezando por los primeros discípulos, es una piedra en el edificio de Dios que es la Iglesia de Cristo.

Hoy en día, hay piedras en todo el mundo que se van apilando en orden constituyendo el edificio que es la Iglesia hasta que la Cabeza, que es el mismo Jesucristo vuelva a por todas las piedras vivas , que son todos los creyentes verdaderos de todas las edades. Unos resucitando a la nueva vida, otros, los vivos en ese tiempo, siendo transformados , y así, juntamente todos, estaremos con el Señor en su Reino Eterno (1 Corintios 15: 51-58; 1 Tesalonicenses 4: 13-18).

¡Jesús llamó a Pedro, Satanás!

Si el Maestro declaró que Simón era Petros, unos versículos más abajo, en el mismo texto, paradógicamente, le llama Satanás . Seguimos leyendo en el Evangelio según San Mateo: <> (Mateo 16: 21-23).

Evidentemente Pedro no era Satanás en persona, sino que estaba siendo confundido por un espíritu de engaño en ese momento, por el cual mostraba una aparente misericordia fuera de lugar y verdadero propósito, tratando de evitar que el Señor desobedeciera al Padre y no fuera a la cruz.

Ahora bien, ¡El mismo hombre al que Dios Padre le da la revelación de la Deidad de Cristo Jesús, unos momentos más tarde recibe una <> o <> del diablo para tentar a Jesús!

No es que Simón Pedro fuera especialmente malo; lo que le pasó a él nos puede pasar a cualquiera. Jesús dijo que el diablo es <>, él no tiene ningún escrúpulo en vestirse como <<ángel de luz>> para engañar a muchos (2 Corintios 11: 14).

El hombre es una criatura falible, y el diablo lo sabe. ¡Así es el hombre! El diablo se aprovecha y toma ventaja de nuestra naturaleza caída para ir en contra de Dios. El diablo tomó ventaja de la naturaleza caída de Simón Pedro para ir en contra de la voluntad de Dios. Esto sólo puede demostrar que, efectivamente, no se puede ni se debe confiar en el hombre sin más. Sólo Dios es digno de confianza. Dice el apóstol San Pablo en Romanos 3: 4,<< Sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso...>> y añadimos, <> (Salmo 146: 3, 4).

Sólo las Sagradas Escrituras que son la Palabra de Dios nos pueden preservar del error de los hombres; o del <>.

Simón Pedro era un simple hombre, y como tal, falible. Simón Pedro no es una <>. Negó al Señor tres veces; perdió la fe cuando caminaba sobre las aguas; pocos minutos después de tener la revelación de Quién era Jesús, éste mismo le llama Satanás ¿Cómo puede el Señor Jesús construir nada menos que Su propia Iglesia sobre esta piedra tan resbaladiza que es Pedro?

Escribe S. Olabarrieta: <>, y sobre esta gran verdad, sobre esta piedra, esta roca firme, única, que sintetiza toda la obra del Padre en Su Hijo, es sobre la que Jesucristo, Su Hijo, va a edificar la auténtica, la única y verdadera Iglesia>>. Sobre esa confesión de fe de Pedro dada por el Padre: <>, la Iglesia de Cristo está siendo levantada ¡no cabe duda!

Pero Simón Pedro fue un presbítero ¿no es cierto?

¿No ha establecido Cristo responsables en Su Iglesia? Así es. La Biblia nos enseña que el Señor ha establecido diferentes ministerios y gobierno en la iglesia. En cuanto a lo primero, leemos en Efesios 4: 11, 12 << Y Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas, a otros, evangelistas; a otros pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra el ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo>>.

El mismo Simón Pedro dice de sí mismo que es un anciano o presbítero : <> (1 Pedro 5: 1). Pedro aquí no hace valer ningún privilegio especial, que no tenía, por cierto. Se identifica como uno más entre los ancianos . Solamente habla como apóstol , cumpliendo así con su ministerio.

Estos ancianos a los cuales Pedro exhorta, son los obispos o pastores, líderes de las congregaciones o iglesias locales repartidas por doquier. Pedro les exhorta así: <> (1 Pedro 5: 2, 3).

Simón Pedro no ejercía ningún señorío sobre los creyentes; sólo era un ejemplo para los que estaban a su cuidado.

<> (Juan 21: 15-17).

Un verdadero siervo de Dios, no se enseñorea de los creyentes, los cuida , ama y sirve . El mismo Jesús enseñó: <> (Mateo 20: 25-28).

Jesucristo siempre dijo a sus discípulos que no buscaran el enseñorearse tal y como hacían y hacen los reyes y los gobernantes. Encontramos en los Evangelios: <> (Mateo 18:1-4).

¿Dónde en la Biblia se trata a Pedro con los apelativos de <> o < > como a los papas de hoy en día, por ejemplo, títulos que sólo corresponden a Dios?

Simón Pedro fue piedra en sus días en la Iglesia de Jesucristo, pero ni mucho menos fue el pastor principal de todas las congregaciones cristianas de su tiempo; de hecho, no hubo nadie que tuviera esa responsabilidad por ser imposible de cumplir; recordemos que es el Espíritu Santo el que está encima de la Iglesia, y Él comisiona a diferentes piedras para realizar la labor de gobierno espiritual de la misma bajo Su guía.

Encontramos un pasaje interesante en el libro de los Hechos de los Apóstoles. En el capítulo 8, versículo 14, leemos: <>. Cuando Samaria recibió el Evangelio por medio de algunos discípulos, entre ellos el evangelista Felipe (Hechos 8: 5), la iglesia de Jerusalén, por medio de los apóstoles, enviaron a Pedro y a Juan.

En otras palabras, en cuanto a Pedro, vemos lo sujeto que estaba a los demás apóstoles y a la Iglesia, hasta el punto de que fue mandado o enviado por ellos a una misión. Esto es muy revelador, porque de este pasaje podemos deducir que Pedro era uno más de los apóstoles, al igual que Juan. Incluso, más adelante en el mismo libro de Hechos, vemos que cuando vuelve a Jerusalén después de bautizar a Cornelio y a sus amigos, que eran gentiles (Hechos 10), Pedro es interrogado por los fieles, pidiéndosele explicaciones por su actuación con los gentiles (Hechos 11-3), y Pedro tuvo que darlas todas (Hechos 11: 4-18). Pedro era uno más de entre los ancianos (1 Pedro 5: 1).

Simón Pedro fue enviado por Dios no a los gentiles (Roma), sino a los judíos (Jerusalén), y en Jerusalén desarrolló su ministerio.

El Maestro comisionó a Simón Pedro a apacentar Sus ovejas, tal y como hemos leído en Juan 21: 15-27, principalmente entre los judíos. Leemos en Gálatas 2: 7, 8 cuando el apóstol Pablo enseñaba a los creyentes de Galacia acerca de su llamamiento, <>.

Simón Pedro fue enviado a pastorear, junto con Jacobo, y muchos otros la Iglesia o comunidad de nuevos creyentes de Jerusalén.

De hecho, no fue Simón Pedro el principal pastor de la iglesia de Jerusalén, sino Jacobo (el hermano del Señor). En un valiosísimo relato extrabíblico del siglo IV, el de la Historia Eclesiástica de Eusebio de Césarea, de inmenso valor para conocer los pormenores de los primeros siglos del cristianismo, se nos dice lo siguiente: <> (Libro I, cap. 5, v. 2).

Cuando los apóstoles y ancianos se reunieron en Jerusalén (Hechos 15) para decidir cómo tratar la cuestión de la circuncisión, Jacobo dirigía. Pedro habló, pero fue Jacobo quién tomó la decisión final; dijo Jacobo: < > (Hechos 15: 19). Está claro que Pedro no tenía la posición de autoridad absoluta como aseguran los papistas. Además, Pablo habló de Jacobo, al igual que de Pedro y Juan, como columna: << y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas (Pedro) y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión>> (Gálatas 2: 9); y sin embargo, Pablo reprendió delante de todos a Pedro por cierta hipocresía de éste: << Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar ? >>. (Gálatas 2: 11- 15)

Si Simón Pedro hubiera sido < >, ¿cree Vd. que hubiera permitido que un súbdito suyo, aun san Pablo, le hubiera humillado en público? ¡De ninguna manera! Sin embargo Simón Pedro, fiel discípulo de Cristo, inclinó la cabeza, recibiendo la reprensión de parte de su compañero, que aunque dura y dolorosa, era necesaria, porque TODOS los hombres necesitamos ser corregidos, incluso Pedro, al que algunos posteriormente hicieron <>, sin él quererlo jamás.

Menudo argumento

Se requiere de una gran habilidad e ingenio para lograr derivar de la simple declaración: <> (Mt. 16: 18) todo un oficio petrino , sucesión papal o apostólica, infabilidad papal, etc. No obstante, este es ciertamente el único argumento escritural, sacado fuera de contexto, sobre el cual la Iglesia de Roma edifica todas estas cosas, incluyendo una compleja jerarquía de sacerdotes, obispos, arzobispos, cardenales y demás; el <> de los obispos quienes solamente ellos junto al papa pueden interpretar la Biblia, etc. ¡Demasiadas cosas para que sólo las sostenga un solo versículo aislado!

No obstante, los mismos apologistas romanos dicen que ni remotamente todos estos conceptos están basados solamente en Mt. 16: 18, ni en ningún otro lado de la Escritura. ¿Dónde se basan entonces?, en lo que ellos llaman la <>. Allí entran en una maraña de engaño y verdadero fraude.

Como escribe Dave Hunt: <> (Hechos 3: 6 )>>.

El otro Consolador

Sólo Jesucristo, el cual es Dios que se hizo hombre, perfecto, sin mancha ni pecado alguno y justo, podía y puede llevar adelante esta empresa que es Su Iglesia. Pero, ¿qué iba a pasar después de que el Mesías padeciera, resucitara y fuera ascendido? ¿Quién iba a quedarse como Guía y Sostén de la iglesia? ¿Quizás Simón Pedro?...

¿Puede un hombre ser Cabeza de la Iglesia de Jesucristo? ¿Puede un hombre pastorear toda la grey de Dios como lo hizo Jesucristo, el Hijo de Dios?... Sinceramente, ¿Aún lo cree Vd.? Dijo Jesús: <> (Juan 14: 15-17).

Siendo Cristo Dios, Su Vicario sólo puede ser Dios. El Espíritu Santo, la Tercera Persona de Dios es el verdadero Vicario de Cristo. Él está con nosotros, y en nosotros, los que creemos, para fortalecernos, guiarnos, animarnos, hacernos entender las Escrituras, llevarnos a toda verdad (1 Corintios 3: 16; 6: 19; Romanos 8: 9).

Este Otro Consolador es el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es Dios. Sólo el Espíritu Santo puede asumir el lugar de Cristo en la Tierra porque sólo Él es capaz e infalible.

La realidad es que el Espíritu Santo, está fortaleciendo a cada discípulo, cada piedra viva que forma la Iglesia de Cristo, que es Su Cuerpo. Cristo, la Roca , o Piedra Angular , es la base de todo ese edificio. Leemos así en Efesios 2: 19-22, refiriéndose a los creyentes y a Cristo: <>. ¡Esta es la Iglesia de Jesucristo!

¡Dios, por Su Espíritu mora en cada verdadero creyente! Este privilegio gozaba Simón Pedro; pero no era exclusivo para él. Esta bendición es para todos y cada uno de los que hemos recibido por la fe a Cristo Jesús en nuestras vidas como nuestro Salvador y Señor.

Todas estas verdades escritúrales tan básicas e inamovibles, fueron a lo largo de la historia de los papas romanos, desatendidas y dejadas de lado, para atender a las que podían favorecerles en aras de sus solos intereses. Levantando a Pedro, se levantaban a ellos mismos; constituyendo a Simón Pedro primer papa de la historia, todo el montaje posterior les podría resultar fácil de acometer...¡tan fácil y tan falso!//.

© Miguel Rosell Carrillo




Simón Pedro y Roma

Simón, un sencillo pescador de Galilea, de la ciudad de Betsaida (Jn. 1: 44), casado (Marcos 1: 30), fue llamado por Jesús de Nazaret, junto con su hermano Andrés para ser <> (Mt. 4: 18, 19). Fiel en todo, algo cabezota e impulsivo, Simón, siempre al lado del Maestro, estaba decidido a seguirle por donde Él fuera. Junto con el resto de discípulos, Simón pasó tres años y medio junto a Jesús, aprendiendo sobre El, sobre el Reino de los Cielos, y recibiendo una revelación del Padre que cambiaría completamente su vida.

Siendo apóstol de Jesucristo, después de la Ascensión del Mesías, aquel día de Pentecostés en Jerusalén, Simón Pedro, lleno del Espíritu Santo, predicó, y se convertían a Cristo, y eran bautizadas como 3.000 personas. Dios usó poderosamente a Simón Pedro, buen ejemplo de fidelidad y entrega para cada discípulo de Cristo.

La confesión de Pedro

En el Evangelio según Mateo, leemos así: <> (Mateo 16: 13-19).

Jesús estaba esperando que el Padre Celestial diera a alguno de sus discípulos la revelación de quien era El. Jesús no pretendía convencer con argumentos humanos a sus discípulos acerca de Su Divinidad; esperaba que el Espíritu Santo les diera dicha revelación.

Esta misma revelación es la que recibe la persona que se vuelve a Dios con todo su corazón; esto produce la conversión verdadera, y produce la verdadera entrada a la Iglesia de Jesucristo.

Esta revelación no puede ser producto del simple pensamiento natural humano, fruto de su intelectualidad o estudio, o simple aceptación por imposición o fe ciega . Como tal revelación, sólo puede ser dada . El Dador de ella es el mismo Dios por Su Espíritu.

Simón Pedro no era mejor o más especial que el resto de los discípulos de Cristo, solamente fue el primero en recibir la revelación de que Jesús de Nazaret era el Mesías, ¿por qué?, porque es Dios quien escoge, no el hombre: <> (1 Corintios 1: 27). Muchas veces Dios da las mayores revelaciones de Sí mismo a aquellos que son desestimados y despreciados por la sociedad, ¿por qué?, porque << lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en Su presencia >> (1 Corintios 1: 28, 29). Ningún hombre podrá nunca enaltecerse a sí mismo, ni será enaltecido por otros en la presencia de Dios, ¡el Altísimo escogió a un simple pescador inculto para darle, a él primero, la revelación más importante del universo, que Dios se había hecho hombre en la persona de Jesús de Nazaret! Jesús animó a su amigo Simón, llamándole Petros que significa piedra . Jesús le veía firme como una piedra a pesar del concepto muchas veces pobre que Simón Pedro tenía de sí mismo. Sin embargo, Jesús no le llamó por primera vez así a Simón. El Maestro ya le había puesto ese sobrenombre en el momento en que le conoció por primera vez (ver Juan 1: 42); así que en todo el tiempo que el Maestro estuvo con su discípulo le llamaba Cefas, que en arameo significa piedra.

En cuanto a las <>, y al poder para <> del versículo 19 de esa porción de Mateo 16, nótese el marcado uso rabínico de dichos términos. Al igual que a los demás apóstoles (Mt. 18: 18), y por extensión, a todos los verdaderos cristianos (1 Pedro 2: 9, 10), el Señor Jesús le dio a Simón Pedro la <> mediante la predicación del Evangelio, por la cual el hombre pecador tiene acceso a la salvación, o se encierra en su propia condenación (Jn. 3: 16-21).



La otra llave es la <>, por la cual podía atar y desatar en el mundo espiritual. Que estas dos funciones no implican una autoridad personal sobre la Iglesia, queda claro por las palabras <>, y no “llaves de la Iglesia”.

En otras palabras, y resumiendo:

A - Fue Simón Pedro el primero en recibir de parte de Dios Padre la revelación de que Su Hijo Jesús, y sólo Él, es la Roca sobre la que iba a fundar Su Iglesia.

B - Simón Pedro recibe las <>, esto en términos rabínicos que los judíos conocían muy bien, quería decir lo siguiente: Cuando el discípulo pasaba las pruebas, su maestro o rabino, le daba unas llaves que simbolizaban el acceso a la sabiduría y autoridad de su maestro. En este caso, Simón Pedro recibe de parte de su Maestro las <>, pero no él sólo como si de un privilegio exclusivo se tratase, sino también el resto de los apóstoles, para que vaya en consonancia con Mateo 20: 20-23 y Mt. 18: 18.
Y a su vez, el resto de los creyentes, porque Dios no hace acepción de personas. Leemos en la Primera Epístola Universal de San Pedro, es decir, dirigida a todos los cristianos verdaderos: <> (1 Pedro 2: 9, 10).

Justamente, las llaves que Simón Pedro recibiría de parte del Maestro eran las mismas que cada creyente verdadero recibe, y son para abrir el cielo a las gentes con la salvación que proporciona sólo el Evangelio de Jesucristo. Esas llaves las tiene la Iglesia de nuestro Señor Jesucristo para llevar el Evangelio a toda criatura y para ejercer la autoridad Suya.

Dicho sea de paso, la Iglesia de Jesucristo no es una organización centralizada, jerárquica, dogmática y visible. La Iglesia de Jesucristo es Universal , la suma de todos los verdaderos cristianos, los que han experimentado un <> (Jn.3: 3) y son guiados por el Espíritu Santo. Jesús dijo que donde hubiera dos o tres reunidos en Su nombre Él estaría en medio de ellos.

La rehabilitación de Simón Pedro

Pero volvamos a Simón Pedro, Jesús le comisionó a servirle y a ser buen ejemplo y testimonio a sus compañeros. Jesús sabía que debía animarle de una forma especial porque unos días más tarde iba a pasar por una prueba de fe, e iba a fracasar. Esto fue cuando le negó tres veces (Mateo 26: 31-34).

Después de ese fracaso, arrepentido Simón Pedro, el Maestro tuvo que animarle mucho más: <> (San Juan 21: 15-19).

El Señor Jesús, ya resucitado, antes de volver al cielo quiere rehabilitar a su amigo Pedro. Simón Pedro le negó tres veces , (Mateo 26: 31-34), y Jesús públicamente le había anticipado que lo haría. Ahora, públicamente, le reitera la pregunta <<¿me amas?> >, Pedro le confiesa que sí le ama, tres veces , y así el futuro apóstol es rehabilitado públicamente.

Roma, como no está muy segura de su declaración, intenta reforzarla con la frase de Juan << apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas>> , lo cual es una interpretación eminentemente forzada. Los teólogos católico-romanos, a falta de argumentaciones, se han agarrado desesperadamente a estas simples palabras <>, para confirmar la institución del Papado. Los corderos serían los simple fieles, y las ovejas la jerarquía integrada por obispos y cardenales. Un disparate que no todos los católicos comparten, ya que exegéticamente no tiene base.

El mismo Simón Pedro dice que Cristo es el Pastor y Obispo de nuestras almas, y no él: <> (1 Pedro 2: 25), refiriéndose al Único al que se puede referir, Cristo Jesús. Sin embargo, observe Vd. lo que declara Roma: La Constitución Dogmática de la Iglesia Romana, promulgada en el documento Lumen Gentium (Concilio Vaticano II), especifica: <<...el Romano Pontífice tiene sobre la Iglesia, en virtud de su cargo, es decir, como Vicario de Cristo y Pastor de toda la Iglesia, plena, suprema y universal potestad que puede ejercer libremente.>> O sea, que el mismo Pedro dice que el Pastor y Obispo de la Iglesia es Jesucristo; y Roma dice que es el papa el Pastor y Obispo de toda la Iglesia.

¿A quién creerá Vd. antes, a Pedro o a Roma?

El carácter de Simón Pedro

¿Por qué se tomó el Señor tanto cuidado en animar y corregir a su discípulo? Porque lo necesitaba, porque a pesar de su corazón para Dios, Pedro requería mucho trato en su carácter. ¿Cómo era Simón Pedro, cómo era su carácter y su comportamiento? Los evangelios nos manifiestan bastante de todo ello: En Lucas 5: 8, vemos que él mismo se veía imperfecto y necesitado: << Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador>>.

Tampoco fue precisamente un gran ejemplo de fe. Cuando empezó a caminar sobre las aguas ¿qué ocurrió?: <>.

Era impulsivo, a veces no sabía qué estaba diciendo, hablando cuando no debía. En el contexto de la Transfiguración de Jesús, cuando no debía hablar, exclamó diciendo:

<> (Lucas 9: 33).

Simón Pedro tenía orgullo y era empecinado. Cuando Jesús intenta lavarle los pies, él fue el único en poner objeciones: << Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies? Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después. Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo>> (Juan 13: 6-8)

¡El Señor tuvo que usar de la amenaza para hacerle entrar en vereda! En el huerto de Getsemaní, cuando iban a apresar a Jesús, impulsiva y carnalmente, le corta la oreja a uno que venía a prender al Maestro: <> (Juan 18: 10, 11).

Simón Pedro, empezó una primera “ Cruzada ”, que el Señor impidió que prosperara. Como ya vimos, negó a Cristo tres veces (Jn. 18: 25-27), y consecuentemente, tuvo gran remordimiento (Mt. 26: 75). Ya resucitado el Señor, cuando Éste se les apareció en la playa del Tiberiades, después de las célebres tres preguntas sobre el amor de Pedro respecto al Señor (Jn. 21: 15-17), y después de hacerle saber de qué muerte iba a morir, es decir, con martirio (Jn. 21: 18, 19), paseando por la playa, Juan, el discípulo amado, les seguía, entonces Pedro, viéndole, le preguntó al Señor: << y a este, ¿qué le va a pasar?...>> (Jn. 21: 21).

La respuesta del Señor fue clara: << Jesús le contestó:—Si quiero que él permanezca hasta que yo vuelva, ¿qué te importa a ti?>> (Jn. 21: 22). Conociendo a Pedro, su impulsividad, su espíritu directivo, y que era un poco metomentodo por naturaleza, abruptamente el Señor le dice, como leemos en el evangelio, que no era asunto suyo lo que debía acontecer a Juan. Por extensión, Juan es aquí un tipo de todos los verdaderos y maduros discípulos de Cristo. En otras palabras, el Señor Jesús le está diciendo a Pedro: <>. Esta es una gran lección para aquellos que se han considerado <> de Pedro según su solo interés e imaginación. Lo que Jesús le dijo a Pedro respecto a Juan: <<¿qué te importa a ti?>>, deberían aplicárselo ellos a sí mismos.
Aun fue amonestado por el Señor una vez hacía tiempo que Éste había sido ascendido a los cielos. Leemos así en el libro de los Hechos de los apóstoles: << ...Pedro subió a laazotea para orar, cerca de la hora sexta. Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis; y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo>> (Hechos 10: 9-16).

Pedro seguía siendo bastante cabezota, por lo visto. Algunos dicen que Simón Pedro era así en el tiempo que convivía con el Maestro ya que el Espíritu Santo aún no había descendido sobre los discípulos. La realidad es que Pedro, al igual que todos los demás, seguía siendo imperfecto aun cuando el Espíritu Santo estaba ya en él; pero no sólo cabezota, también hipócrita, y esto no lo dice el autor de este artículo, sino el mismo apóstol San Pablo; sólo hay que ver la reprensión que éste le dirigió, y que está recogida en la Epístola a los Gálatas: << Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar... >>. De ello hablaremos más adelante de forma más extensa.

Pedro, ¿Roca sí, Roca no?

Llegados a este punto; reconsideremos: ¿De verdad; como Roma enseña, exaltó el Señor a Simón hasta el punto de llamarle la Roca sobre la que iba a edificar Su Iglesia? ¿Podrá un hombre, simple criatura de Dios, ser la Roca , la Piedra Angular sobre la que se sostiene el edificio que es la Iglesia de Jesucristo?



Además de eso, ¿no dice la Biblia: << No confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre , porque no hay en él salvación>> (Salmo 146: 3, 4); y añade: << Así ha dicho Yahvéh: Maldito el varón que confía en el hombre> > (Jeremías 17: 5)? ¿Quién es la Roca entonces?...En el cántico de la multitud de ángeles que alababan a Dios frente a aquellos pastores de Belén, decían: <<¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!>> (Lucas 2: 14).

Había llegado el tiempo de tener <>. El Hijo de Dios había nacido de una virgen, María, por obra del Espíritu Santo en un pesebre (Mt. 1: 18), y venía al mundo a salvar a muchos. La buena voluntad de Dios estaba poniéndose en marcha. La buena voluntad de Dios era salvar a todos los que estaban dispuestos a recibir la Roca en sus vidas. El pueblo de Dios, Israel, sabía y esperaba estas cosas. Todos en Israel sabían que el Mesías que había de venir era la << Roca de Israel >>. Encontramos en el Pentateuco lo siguiente: << Él es la Roca , cuya obra es perfecta...>> (Deuteronomio 32: 4) << Yahwéh es mi Roca y mi fortaleza ...>>(2 Samuel 22: 2).

Los primeros cristianos, tanto de procedencia judía como gentil, al igual que nosotros, sabían Quién es la Roca : <> (1 Corintios 10: 4).

¿Por qué Cristo se llama a Sí mismo la Roca ?, porque es Dios. Él es el fundamento (leer Lucas 6: 46-49). El apóstol San Pablo no sólo dice que Jesucristo es el fundamento ; además dice que no puede haber otro fundamento : << Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo > > (1 Corintios 3: 11).

Además de la enseñanza bíblica, la cual es fundamental, cabría añadir aquí lo que enseña la tradición de los Padres de la Iglesia. Entre los doctores de la antigüedad cristiana, Agustín de Hipona escribe, refiriéndose al pasaje de Mateo 16: 13-18: << ¿Qué significan las palabras edificaré mi Iglesia sobre esta Roca?: Sobre esta fe, sobre eso que me dices, tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente>>.

En su tratado 124, san Agustín, añade: <> . San Agustín creía tan poco que la Iglesia fuese edificada sobre Pedro, que dijo a su grey en su sermón 13: <>.

Estas son palabras de uno de los principales Padres de la Iglesia. Pero esa no sólo fue la conclusión de san Agustín de Hipona, sino de san Cirilo, san Hilario, san Jerónimo, san Juan Crisóstomo, san Ambrosio, san Braulio. En una palabra, ni los concilios de los tres primeros siglos de la Iglesia cristiana, ni los Padres de la Iglesia entendieron jamás que la Iglesia de Jesucristo hubiere de estar edificada sobre Pedro, un simple mortal. ¡No podía ser de otro modo!

El mismo Simón Pedro, dice que Cristo es el Pastor y Obispo de nuestras almas, y no él: <> (1 Pedro 2: 25). Leemos en el libro del profeta Isaías: <> (Isaías 28: 16).

Ya profetizado 730 años antes de Su nacimiento virginal, Jesucristo es el fundamento , la Roca , la piedra angular . Este es el fundamento de nuestra fe (1 Pedro 2: 5). ¡ No hay otro fundamento ! Ningún hombre puede ni de lejos pretender representar a Cristo, excepto el Espíritu de Cristo mismo a través de los cristianos (Romanos 8: 9). El mismo Juan el Bautista dijo: << Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado ...>> (Lucas 3: 16).

No Pedro, sino Juan el Bautista, e l gran profeta de Dios, del cual Jesús dijo que entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que él (Mt. 11: 11), ni siquiera era digno de tocar Sus sandalias. Esto deja bien claro que ningún hombre puede asumir el fundamento que sólo Cristo puede y debe, y menos aún, estos que se llaman a sí mismos <> de San Pedro.
El Señor Jesús jamás podría haber dicho que Simón Pedro era la Roca , porque hubiera negado la afirmación bíblica de que Él mismo es la Roca o Fundamento , y que nadie más puede serlo, ni siquiera su buen amado discípulo Pedro. Jesucristo es la Roca sobre la cual edifica Su Iglesia.

Encontramos en la Epístola de San Pablo Apóstol a los Efesios: <> (Efesios 5: 23). El mismo Pedro dijo en su primera epístola universal: <> (1 Pedro 2: 4, 6, 7).

Así que el mismo Simón Pedro lejos de declarar ser él la Roca, o representante de la misma, declara que la Roca es Quien debe, y sólo puede ser: Jesucristo. El mismo Jesucristo que, animando a Pedro en su futuro ministerio como apóstol le llama en griego Petros, que en español es piedra , como sinónimo de fortaleza (la cual iba a necesitar de parte de Dios), dice que todos los cristianos son también piedras .

Esto declara el mismo apóstol en su primera epístola universal: <> (1 Pedro 2: 5). Así que no sólo Simón Pedro, sino todos los que creemos en la Roca que es Cristo, somos petros , es decir, piedras vivas . Juntos, componemos el Cuerpo de Cristo (1 Corintios 12: 12-27), que es la Iglesia de Cristo, la cual es Universal. Cada verdadero creyente en Cristo, empezando por los primeros discípulos, es una piedra en el edificio de Dios que es la Iglesia de Cristo.

Hoy en día, hay piedras en todo el mundo que se van apilando en orden constituyendo el edificio que es la Iglesia hasta que la Cabeza, que es el mismo Jesucristo vuelva a por todas las piedras vivas , que son todos los creyentes verdaderos de todas las edades. Unos resucitando a la nueva vida, otros, los vivos en ese tiempo, siendo transformados , y así, juntamente todos, estaremos con el Señor en su Reino Eterno (1 Corintios 15: 51-58; 1 Tesalonicenses 4: 13-18).

¡Jesús llamó a Pedro, Satanás!

Si el Maestro declaró que Simón era Petros, unos versículos más abajo, en el mismo texto, paradógicamente, le llama Satanás . Seguimos leyendo en el Evangelio según San Mateo: <> (Mateo 16: 21-23).

Evidentemente Pedro no era Satanás en persona, sino que estaba siendo confundido por un espíritu de engaño en ese momento, por el cual mostraba una aparente misericordia fuera de lugar y verdadero propósito, tratando de evitar que el Señor desobedeciera al Padre y no fuera a la cruz.

Ahora bien, ¡El mismo hombre al que Dios Padre le da la revelación de la Deidad de Cristo Jesús, unos momentos más tarde recibe una <> o <> del diablo para tentar a Jesús!

No es que Simón Pedro fuera especialmente malo; lo que le pasó a él nos puede pasar a cualquiera. Jesús dijo que el diablo es <>, él no tiene ningún escrúpulo en vestirse como <<ángel de luz>> para engañar a muchos (2 Corintios 11: 14).

El hombre es una criatura falible, y el diablo lo sabe. ¡Así es el hombre! El diablo se aprovecha y toma ventaja de nuestra naturaleza caída para ir en contra de Dios. El diablo tomó ventaja de la naturaleza caída de Simón Pedro para ir en contra de la voluntad de Dios. Esto sólo puede demostrar que, efectivamente, no se puede ni se debe confiar en el hombre sin más. Sólo Dios es digno de confianza. Dice el apóstol San Pablo en Romanos 3: 4,<< Sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso...>> y añadimos, <> (Salmo 146: 3, 4).

Sólo las Sagradas Escrituras que son la Palabra de Dios nos pueden preservar del error de los hombres; o del <>.

Simón Pedro era un simple hombre, y como tal, falible. Simón Pedro no es una <>. Negó al Señor tres veces; perdió la fe cuando caminaba sobre las aguas; pocos minutos después de tener la revelación de Quién era Jesús, éste mismo le llama Satanás ¿Cómo puede el Señor Jesús construir nada menos que Su propia Iglesia sobre esta piedra tan resbaladiza que es Pedro?

Escribe S. Olabarrieta: <>, y sobre esta gran verdad, sobre esta piedra, esta roca firme, única, que sintetiza toda la obra del Padre en Su Hijo, es sobre la que Jesucristo, Su Hijo, va a edificar la auténtica, la única y verdadera Iglesia>>. Sobre esa confesión de fe de Pedro dada por el Padre: <>, la Iglesia de Cristo está siendo levantada ¡no cabe duda!

Pero Simón Pedro fue un presbítero ¿no es cierto?

¿No ha establecido Cristo responsables en Su Iglesia? Así es. La Biblia nos enseña que el Señor ha establecido diferentes ministerios y gobierno en la iglesia. En cuanto a lo primero, leemos en Efesios 4: 11, 12 << Y Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas, a otros, evangelistas; a otros pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra el ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo>>.

El mismo Simón Pedro dice de sí mismo que es un anciano o presbítero : <> (1 Pedro 5: 1). Pedro aquí no hace valer ningún privilegio especial, que no tenía, por cierto. Se identifica como uno más entre los ancianos . Solamente habla como apóstol , cumpliendo así con su ministerio.

Estos ancianos a los cuales Pedro exhorta, son los obispos o pastores, líderes de las congregaciones o iglesias locales repartidas por doquier. Pedro les exhorta así: <> (1 Pedro 5: 2, 3).

Simón Pedro no ejercía ningún señorío sobre los creyentes; sólo era un ejemplo para los que estaban a su cuidado.

<> (Juan 21: 15-17).

Un verdadero siervo de Dios, no se enseñorea de los creyentes, los cuida , ama y sirve . El mismo Jesús enseñó: <> (Mateo 20: 25-28).

Jesucristo siempre dijo a sus discípulos que no buscaran el enseñorearse tal y como hacían y hacen los reyes y los gobernantes. Encontramos en los Evangelios: <> (Mateo 18:1-4).

¿Dónde en la Biblia se trata a Pedro con los apelativos de <> o < > como a los papas de hoy en día, por ejemplo, títulos que sólo corresponden a Dios?

Simón Pedro fue piedra en sus días en la Iglesia de Jesucristo, pero ni mucho menos fue el pastor principal de todas las congregaciones cristianas de su tiempo; de hecho, no hubo nadie que tuviera esa responsabilidad por ser imposible de cumplir; recordemos que es el Espíritu Santo el que está encima de la Iglesia, y Él comisiona a diferentes piedras para realizar la labor de gobierno espiritual de la misma bajo Su guía.

Encontramos un pasaje interesante en el libro de los Hechos de los Apóstoles. En el capítulo 8, versículo 14, leemos: <>. Cuando Samaria recibió el Evangelio por medio de algunos discípulos, entre ellos el evangelista Felipe (Hechos 8: 5), la iglesia de Jerusalén, por medio de los apóstoles, enviaron a Pedro y a Juan.

En otras palabras, en cuanto a Pedro, vemos lo sujeto que estaba a los demás apóstoles y a la Iglesia, hasta el punto de que fue mandado o enviado por ellos a una misión. Esto es muy revelador, porque de este pasaje podemos deducir que Pedro era uno más de los apóstoles, al igual que Juan. Incluso, más adelante en el mismo libro de Hechos, vemos que cuando vuelve a Jerusalén después de bautizar a Cornelio y a sus amigos, que eran gentiles (Hechos 10), Pedro es interrogado por los fieles, pidiéndosele explicaciones por su actuación con los gentiles (Hechos 11-3), y Pedro tuvo que darlas todas (Hechos 11: 4-18). Pedro era uno más de entre los ancianos (1 Pedro 5: 1).

Simón Pedro fue enviado por Dios no a los gentiles (Roma), sino a los judíos (Jerusalén), y en Jerusalén desarrolló su ministerio.

El Maestro comisionó a Simón Pedro a apacentar Sus ovejas, tal y como hemos leído en Juan 21: 15-27, principalmente entre los judíos. Leemos en Gálatas 2: 7, 8 cuando el apóstol Pablo enseñaba a los creyentes de Galacia acerca de su llamamiento, <>.

Simón Pedro fue enviado a pastorear, junto con Jacobo, y muchos otros la Iglesia o comunidad de nuevos creyentes de Jerusalén.

De hecho, no fue Simón Pedro el principal pastor de la iglesia de Jerusalén, sino Jacobo (el hermano del Señor). En un valiosísimo relato extrabíblico del siglo IV, el de la Historia Eclesiástica de Eusebio de Césarea, de inmenso valor para conocer los pormenores de los primeros siglos del cristianismo, se nos dice lo siguiente: <> (Libro I, cap. 5, v. 2).

Cuando los apóstoles y ancianos se reunieron en Jerusalén (Hechos 15) para decidir cómo tratar la cuestión de la circuncisión, Jacobo dirigía. Pedro habló, pero fue Jacobo quién tomó la decisión final; dijo Jacobo: < > (Hechos 15: 19). Está claro que Pedro no tenía la posición de autoridad absoluta como aseguran los papistas. Además, Pablo habló de Jacobo, al igual que de Pedro y Juan, como columna: << y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas (Pedro) y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión>> (Gálatas 2: 9); y sin embargo, Pablo reprendió delante de todos a Pedro por cierta hipocresía de éste: << Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar ? >>. (Gálatas 2: 11- 15)

Si Simón Pedro hubiera sido < >, ¿cree Vd. que hubiera permitido que un súbdito suyo, aun san Pablo, le hubiera humillado en público? ¡De ninguna manera! Sin embargo Simón Pedro, fiel discípulo de Cristo, inclinó la cabeza, recibiendo la reprensión de parte de su compañero, que aunque dura y dolorosa, era necesaria, porque TODOS los hombres necesitamos ser corregidos, incluso Pedro, al que algunos posteriormente hicieron <>, sin él quererlo jamás.

Menudo argumento

Se requiere de una gran habilidad e ingenio para lograr derivar de la simple declaración: <> (Mt. 16: 18) todo un oficio petrino , sucesión papal o apostólica, infabilidad papal, etc. No obstante, este es ciertamente el único argumento escritural, sacado fuera de contexto, sobre el cual la Iglesia de Roma edifica todas estas cosas, incluyendo una compleja jerarquía de sacerdotes, obispos, arzobispos, cardenales y demás; el <> de los obispos quienes solamente ellos junto al papa pueden interpretar la Biblia, etc. ¡Demasiadas cosas para que sólo las sostenga un solo versículo aislado!

No obstante, los mismos apologistas romanos dicen que ni remotamente todos estos conceptos están basados solamente en Mt. 16: 18, ni en ningún otro lado de la Escritura. ¿Dónde se basan entonces?, en lo que ellos llaman la <>. Allí entran en una maraña de engaño y verdadero fraude.

Como escribe Dave Hunt: <> (Hechos 3: 6 )>>.

El otro Consolador

Sólo Jesucristo, el cual es Dios que se hizo hombre, perfecto, sin mancha ni pecado alguno y justo, podía y puede llevar adelante esta empresa que es Su Iglesia. Pero, ¿qué iba a pasar después de que el Mesías padeciera, resucitara y fuera ascendido? ¿Quién iba a quedarse como Guía y Sostén de la iglesia? ¿Quizás Simón Pedro?...

¿Puede un hombre ser Cabeza de la Iglesia de Jesucristo? ¿Puede un hombre pastorear toda la grey de Dios como lo hizo Jesucristo, el Hijo de Dios?... Sinceramente, ¿Aún lo cree Vd.? Dijo Jesús: <> (Juan 14: 15-17).

Siendo Cristo Dios, Su Vicario sólo puede ser Dios. El Espíritu Santo, la Tercera Persona de Dios es el verdadero Vicario de Cristo. Él está con nosotros, y en nosotros, los que creemos, para fortalecernos, guiarnos, animarnos, hacernos entender las Escrituras, llevarnos a toda verdad (1 Corintios 3: 16; 6: 19; Romanos 8: 9).

Este Otro Consolador es el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es Dios. Sólo el Espíritu Santo puede asumir el lugar de Cristo en la Tierra porque sólo Él es capaz e infalible.

La realidad es que el Espíritu Santo, está fortaleciendo a cada discípulo, cada piedra viva que forma la Iglesia de Cristo, que es Su Cuerpo. Cristo, la Roca , o Piedra Angular , es la base de todo ese edificio. Leemos así en Efesios 2: 19-22, refiriéndose a los creyentes y a Cristo: <>. ¡Esta es la Iglesia de Jesucristo!

¡Dios, por Su Espíritu mora en cada verdadero creyente! Este privilegio gozaba Simón Pedro; pero no era exclusivo para él. Esta bendición es para todos y cada uno de los que hemos recibido por la fe a Cristo Jesús en nuestras vidas como nuestro Salvador y Señor.

Todas estas verdades escritúrales tan básicas e inamovibles, fueron a lo largo de la historia de los papas romanos, desatendidas y dejadas de lado, para atender a las que podían favorecerles en aras de sus solos intereses. Levantando a Pedro, se levantaban a ellos mismos; constituyendo a Simón Pedro primer papa de la historia, todo el montaje posterior les podría resultar fácil de acometer...¡tan fácil y tan falso!//.

© Miguel Rosell Carrillo

0 comentarios: