¿Qué es el milenio y en qué consiste?

La idea de que existirá un periodo de mil años después de la segunda venida del Mesías podemos extraerla de Apocalipsis 20:1,2 donde dice: “Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años“.
Ese texto ha dado mucho que pensar a los estudiosos bíblicos y las diferentes religiones cristianas tienen explicaciones tan variadas como numerosas.
No es que me parezca uno de los puntos más trascendentales a debatir, porque lo que tenga que ser será y creo que hay temas más inminentes que tratar. Tengamos en cuenta que esto sucederá después de que los salvos y los condenados sean separados. Así que nuestro destino estará sellado.
Pablo dice: “El Señor mismo descenderá del cielo con mandato soberano, con la voz del arcángel y con trompeta de Dios.” Y el Salvador declara que “verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y grande gloria.” “Porque como el relámpago sale del oriente, y se ve lucir hasta el occidente, así será la venida del Hijo del hombre.” Será acompañado por todas las huestes del cielo, pues “el Hijo del hombre” vendrá “en su gloria, y todos los ángeles con él.” “Y enviará sus ángeles con grande estruendo de trompeta, los cuales juntarán a sus escogidos.” (1 Tesalonicenses 4: 16; S. Mateo 24: 30, 27, 31; 25: 31, V.M.)
“El día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas” ( 2 Pedro 3:10 ).
¿Qué significa “como ladrón en la noche” ? Que tanto para los que se deleitan en lo sensual como para los religiosos mal instruidos, el día del retorno del Señor llegará de sorpresa, sin aviso, inesperadamente. “Como ladrón en la noche” no significa que Cristo vuelva silenciosamente.
Llegado el día, Cristo desciende del cielo en medio de manifestaciones estruendosas y visibles, “con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios” ( 1 Tesalonicenses 4:16 ), acompañándolo“los ejércitos celestiales” ( Apocalipsis 19:11-14 ), viéndolo “todo ojo” ( Apocalipsis 1:7 ).
Creo que esto es más que evidente, así que cualquier intento de hacernos creer que Cristo está aquí, en la Tierra, de forma invisible, como aseguran algunas confesiones religiosas, es una falsedad indefendible.
Pero analicemos algunos puntos importantes con respecto a la segunda venida de Jesús y los hechos que la acompañarán:
“El día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas” ( 2 Pedro 3:10 ).
La tierra y todo lo que hay en ella será quemado. ¿Cuando? el día del Señor. ¿Quiere decir este texto que el Planeta será destruido? Sólo nos dice que el fuego consumirá todo lo que hay en la Tierra.
“Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia”. (2 Pedro 3:11-13)
Así que, de una manera u otra, en un momento u otro, el cielo (el sol, la luna, el sistema solar) y la Tierra serán quemados y se fundirán. Pedro nos dice que esto ocurrirá el día del Señor. Pero el día del Señor ¿se refiere a antes o después del milenio?, ¿hace Pedro una mezcla o resumen de todo lo que ocurrirá desde la venida de Jesús hasta la restauración de la Tierra? Probablemente sí.
Veamos lo que nos dice Apocalipsis. Tengamos en cuenta que el libro de Juan no está escrito de forma totalmente cronológica, sino que va haciendo flashbacks, deteniéndose y detallando puntos como quiénes son los salvos, antes de que éstos lo sean:
Digamos que la controversia comienza en el capítulo 7 de Apocalipsis cuando el ángel le da la orden a los ángeles destructores para que se detengan hasta que sean sellados en sus frentes con el sello de Dios los 144000.
Resulta interesante que los Testigos de Jehová afirman que hay como dos clases de salvos. Los de “primera categoría”, que son los 144000 y otros de segunda categoría que forman parte de una gran muchedumbre.
Pero lo que dice Apocalipsis 7:3 es que los ángeles se contienen de dañar la tierra hasta que los 144.000 son sellados. ¿Qué les sucede a los que no están sellados?
“Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra. Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes. Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre”. (Apocalipsis 9:3-5)
Así que, a menos que pensemos que Dios es un Dios cruel que se entretiene haciendo sufrir a algunos de los que serán salvos, tenemos que reconocer que los sellados, los 144.000 es el número de los salvos que permanecerán vivos en los últimos momentos de la historia. No un grupo selecto de salvos.
Vemos que en Apocalipsis 7 Juan dice que escucha el número de 144.000 (un número claramente simbólico que hace referencia a 12x12x1000, es decir, 12 de cada una de las 12 tribus x mil), pero que cuando mira ve una muchedumbre incontable.
En la Biblia, el 12 tiene un significado demasiado amplio: Jacob tuvo 12 hijos, que fueron los 12 patriarcas de la nación de Israel; estos fueron conmemorados en los 12 panes de la proposición, en las 12 piedras del pectoral. El 12 representa el orden espiritual y terrenal. El número del perfecto gobierno: Hubo 12 tribus de Israel; 12 Apóstoles, 12 cimientos de la Jerusalén celestial; 12 puertas; 12 perlas; 12 ángeles. Las medidas de la Nueva Jerusalén son 12,000 estadios, mientras que el muro de la ciudad 144 codos, o sea, 12×12. (Ap 21:16-17).
Sigamos viendo lo que nos dice Apocalipsis:
“Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos”. (Apoc. 7:9)
Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?
“Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”. (Apoc. 7:14)
¿Quiere decir esto que los únicos que llevan ropas blancas y sirven a Dios son los que han sobrevivido hasta el final?, ¿Que es la gran tribulación?
El texto nos dice que salen de la gran tribulación pero, ¿acaso no es la vida una gran tribulación? No podemos afirmar ni negar que los vestidos de blanco no sean todos los salvos.
En Apocalipsis 19:17-21 podemos leer:
“Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes. Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército. Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos“.
Como todos sabemos, la bestia y el falso profeta no son personas sino imperios, sistemas, reinos. El primero es el romanismo papal, resucitado en la Unión Europea y el otro sería el imperio norteamericano con su Nuevo Orden Mundial que englobría a ambas bestias. Así que la simbología de echarlos al lago de fuego es sinónimo de extinguir los sistemas humanos por completo.
Pero dice que los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que monta el caballo blanco, que es Jesús. Los demás son todos, el resto, los que quedan en la tierra. Todos los demás son muertos.
Inmediatemente después, en el capítulo 20, dice el texto:
“Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años;  y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo”.
“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años“.
En 1 Tesalonicenses 4: 16, 17, después de describir la venida del Señor, dice: “Los muertos en Cristo se levantarán primero; luego, nosotros los vivientes, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos a las nubes, al encuentro del Señor, en el aire; y así estaremos siempre con el Señor.”
¿Para que vamos a ser elevados si vamos a seguir viviendo en la tierra?
Jesús dijo: En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. (Juan 14:2,3)
¿Qué podemos entender de las palabras de Jesús?, ¿Cual es la casa de su Padre?, ¿Está en la Tierra?
Jesús está diciendo claramente que vamos a ir a vivir a la casa de su Padre y que nos está preparando lugar a cada uno de nosotros allí. ¿Es esto compatible con la idea de que permaneceremos aquí después de su venida? Evidentemente no.
Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión,  y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar”. (Apoc. 20:7,8)
Después de los mil años, Satanás será suelto y saldrá a engañar a las naciones, ¿pero qué naciones si todos están muertos y los sistemas humanos (naciones) han sido lanzados al lago de fuego? Esa liberación de Satanás corresponde a la resurrección de todos los impíos que se reunirán para luchar contra Dios y los santos en la Nueva Jerusalén.
“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios”. (Apoc. 21:1-3)
Por tanto vemos que hay dos “venidas” la segunda venida de Jesús para llevar a los santos a la casa de su Padre (la Nueva Jerusalén) y el descenso de la Nueva Jerusalén a una tierra renovada y unos cielos renovados.
Así que entendemos, puesto que Juan habla de un descenso de la Casa de Dios a la tierra, que la Tierra permanecerá, pero totalmente renovada y purificada con el fuego descrito en 2 de Pedro 3:10-13.
“Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”.

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¿Qué es el milenio y en qué consiste?

La idea de que existirá un periodo de mil años después de la segunda venida del Mesías podemos extraerla de Apocalipsis 20:1,2 donde dice: “Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años“.
Ese texto ha dado mucho que pensar a los estudiosos bíblicos y las diferentes religiones cristianas tienen explicaciones tan variadas como numerosas.
No es que me parezca uno de los puntos más trascendentales a debatir, porque lo que tenga que ser será y creo que hay temas más inminentes que tratar. Tengamos en cuenta que esto sucederá después de que los salvos y los condenados sean separados. Así que nuestro destino estará sellado.
Pablo dice: “El Señor mismo descenderá del cielo con mandato soberano, con la voz del arcángel y con trompeta de Dios.” Y el Salvador declara que “verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y grande gloria.” “Porque como el relámpago sale del oriente, y se ve lucir hasta el occidente, así será la venida del Hijo del hombre.” Será acompañado por todas las huestes del cielo, pues “el Hijo del hombre” vendrá “en su gloria, y todos los ángeles con él.” “Y enviará sus ángeles con grande estruendo de trompeta, los cuales juntarán a sus escogidos.” (1 Tesalonicenses 4: 16; S. Mateo 24: 30, 27, 31; 25: 31, V.M.)
“El día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas” ( 2 Pedro 3:10 ).
¿Qué significa “como ladrón en la noche” ? Que tanto para los que se deleitan en lo sensual como para los religiosos mal instruidos, el día del retorno del Señor llegará de sorpresa, sin aviso, inesperadamente. “Como ladrón en la noche” no significa que Cristo vuelva silenciosamente.
Llegado el día, Cristo desciende del cielo en medio de manifestaciones estruendosas y visibles, “con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios” ( 1 Tesalonicenses 4:16 ), acompañándolo“los ejércitos celestiales” ( Apocalipsis 19:11-14 ), viéndolo “todo ojo” ( Apocalipsis 1:7 ).
Creo que esto es más que evidente, así que cualquier intento de hacernos creer que Cristo está aquí, en la Tierra, de forma invisible, como aseguran algunas confesiones religiosas, es una falsedad indefendible.
Pero analicemos algunos puntos importantes con respecto a la segunda venida de Jesús y los hechos que la acompañarán:
“El día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas” ( 2 Pedro 3:10 ).
La tierra y todo lo que hay en ella será quemado. ¿Cuando? el día del Señor. ¿Quiere decir este texto que el Planeta será destruido? Sólo nos dice que el fuego consumirá todo lo que hay en la Tierra.
“Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia”. (2 Pedro 3:11-13)
Así que, de una manera u otra, en un momento u otro, el cielo (el sol, la luna, el sistema solar) y la Tierra serán quemados y se fundirán. Pedro nos dice que esto ocurrirá el día del Señor. Pero el día del Señor ¿se refiere a antes o después del milenio?, ¿hace Pedro una mezcla o resumen de todo lo que ocurrirá desde la venida de Jesús hasta la restauración de la Tierra? Probablemente sí.
Veamos lo que nos dice Apocalipsis. Tengamos en cuenta que el libro de Juan no está escrito de forma totalmente cronológica, sino que va haciendo flashbacks, deteniéndose y detallando puntos como quiénes son los salvos, antes de que éstos lo sean:
Digamos que la controversia comienza en el capítulo 7 de Apocalipsis cuando el ángel le da la orden a los ángeles destructores para que se detengan hasta que sean sellados en sus frentes con el sello de Dios los 144000.
Resulta interesante que los Testigos de Jehová afirman que hay como dos clases de salvos. Los de “primera categoría”, que son los 144000 y otros de segunda categoría que forman parte de una gran muchedumbre.
Pero lo que dice Apocalipsis 7:3 es que los ángeles se contienen de dañar la tierra hasta que los 144.000 son sellados. ¿Qué les sucede a los que no están sellados?
“Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra. Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes. Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre”. (Apocalipsis 9:3-5)
Así que, a menos que pensemos que Dios es un Dios cruel que se entretiene haciendo sufrir a algunos de los que serán salvos, tenemos que reconocer que los sellados, los 144.000 es el número de los salvos que permanecerán vivos en los últimos momentos de la historia. No un grupo selecto de salvos.
Vemos que en Apocalipsis 7 Juan dice que escucha el número de 144.000 (un número claramente simbólico que hace referencia a 12x12x1000, es decir, 12 de cada una de las 12 tribus x mil), pero que cuando mira ve una muchedumbre incontable.
En la Biblia, el 12 tiene un significado demasiado amplio: Jacob tuvo 12 hijos, que fueron los 12 patriarcas de la nación de Israel; estos fueron conmemorados en los 12 panes de la proposición, en las 12 piedras del pectoral. El 12 representa el orden espiritual y terrenal. El número del perfecto gobierno: Hubo 12 tribus de Israel; 12 Apóstoles, 12 cimientos de la Jerusalén celestial; 12 puertas; 12 perlas; 12 ángeles. Las medidas de la Nueva Jerusalén son 12,000 estadios, mientras que el muro de la ciudad 144 codos, o sea, 12×12. (Ap 21:16-17).
Sigamos viendo lo que nos dice Apocalipsis:
“Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos”. (Apoc. 7:9)
Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?
“Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”. (Apoc. 7:14)
¿Quiere decir esto que los únicos que llevan ropas blancas y sirven a Dios son los que han sobrevivido hasta el final?, ¿Que es la gran tribulación?
El texto nos dice que salen de la gran tribulación pero, ¿acaso no es la vida una gran tribulación? No podemos afirmar ni negar que los vestidos de blanco no sean todos los salvos.
En Apocalipsis 19:17-21 podemos leer:
“Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes. Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército. Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos“.
Como todos sabemos, la bestia y el falso profeta no son personas sino imperios, sistemas, reinos. El primero es el romanismo papal, resucitado en la Unión Europea y el otro sería el imperio norteamericano con su Nuevo Orden Mundial que englobría a ambas bestias. Así que la simbología de echarlos al lago de fuego es sinónimo de extinguir los sistemas humanos por completo.
Pero dice que los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que monta el caballo blanco, que es Jesús. Los demás son todos, el resto, los que quedan en la tierra. Todos los demás son muertos.
Inmediatemente después, en el capítulo 20, dice el texto:
“Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años;  y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo”.
“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años“.
En 1 Tesalonicenses 4: 16, 17, después de describir la venida del Señor, dice: “Los muertos en Cristo se levantarán primero; luego, nosotros los vivientes, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos a las nubes, al encuentro del Señor, en el aire; y así estaremos siempre con el Señor.”
¿Para que vamos a ser elevados si vamos a seguir viviendo en la tierra?
Jesús dijo: En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. (Juan 14:2,3)
¿Qué podemos entender de las palabras de Jesús?, ¿Cual es la casa de su Padre?, ¿Está en la Tierra?
Jesús está diciendo claramente que vamos a ir a vivir a la casa de su Padre y que nos está preparando lugar a cada uno de nosotros allí. ¿Es esto compatible con la idea de que permaneceremos aquí después de su venida? Evidentemente no.
Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión,  y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar”. (Apoc. 20:7,8)
Después de los mil años, Satanás será suelto y saldrá a engañar a las naciones, ¿pero qué naciones si todos están muertos y los sistemas humanos (naciones) han sido lanzados al lago de fuego? Esa liberación de Satanás corresponde a la resurrección de todos los impíos que se reunirán para luchar contra Dios y los santos en la Nueva Jerusalén.
“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios”. (Apoc. 21:1-3)
Por tanto vemos que hay dos “venidas” la segunda venida de Jesús para llevar a los santos a la casa de su Padre (la Nueva Jerusalén) y el descenso de la Nueva Jerusalén a una tierra renovada y unos cielos renovados.
Así que entendemos, puesto que Juan habla de un descenso de la Casa de Dios a la tierra, que la Tierra permanecerá, pero totalmente renovada y purificada con el fuego descrito en 2 de Pedro 3:10-13.
“Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”.

La idea de que existirá un periodo de mil años después de la segunda venida del Mesías podemos extraerla de Apocalipsis 20:1,2 donde dice: “Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años“.
Ese texto ha dado mucho que pensar a los estudiosos bíblicos y las diferentes religiones cristianas tienen explicaciones tan variadas como numerosas.
No es que me parezca uno de los puntos más trascendentales a debatir, porque lo que tenga que ser será y creo que hay temas más inminentes que tratar. Tengamos en cuenta que esto sucederá después de que los salvos y los condenados sean separados. Así que nuestro destino estará sellado.
Pablo dice: “El Señor mismo descenderá del cielo con mandato soberano, con la voz del arcángel y con trompeta de Dios.” Y el Salvador declara que “verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y grande gloria.” “Porque como el relámpago sale del oriente, y se ve lucir hasta el occidente, así será la venida del Hijo del hombre.” Será acompañado por todas las huestes del cielo, pues “el Hijo del hombre” vendrá “en su gloria, y todos los ángeles con él.” “Y enviará sus ángeles con grande estruendo de trompeta, los cuales juntarán a sus escogidos.” (1 Tesalonicenses 4: 16; S. Mateo 24: 30, 27, 31; 25: 31, V.M.)
“El día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas” ( 2 Pedro 3:10 ).
¿Qué significa “como ladrón en la noche” ? Que tanto para los que se deleitan en lo sensual como para los religiosos mal instruidos, el día del retorno del Señor llegará de sorpresa, sin aviso, inesperadamente. “Como ladrón en la noche” no significa que Cristo vuelva silenciosamente.
Llegado el día, Cristo desciende del cielo en medio de manifestaciones estruendosas y visibles, “con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios” ( 1 Tesalonicenses 4:16 ), acompañándolo“los ejércitos celestiales” ( Apocalipsis 19:11-14 ), viéndolo “todo ojo” ( Apocalipsis 1:7 ).
Creo que esto es más que evidente, así que cualquier intento de hacernos creer que Cristo está aquí, en la Tierra, de forma invisible, como aseguran algunas confesiones religiosas, es una falsedad indefendible.
Pero analicemos algunos puntos importantes con respecto a la segunda venida de Jesús y los hechos que la acompañarán:
“El día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas” ( 2 Pedro 3:10 ).
La tierra y todo lo que hay en ella será quemado. ¿Cuando? el día del Señor. ¿Quiere decir este texto que el Planeta será destruido? Sólo nos dice que el fuego consumirá todo lo que hay en la Tierra.
“Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia”. (2 Pedro 3:11-13)
Así que, de una manera u otra, en un momento u otro, el cielo (el sol, la luna, el sistema solar) y la Tierra serán quemados y se fundirán. Pedro nos dice que esto ocurrirá el día del Señor. Pero el día del Señor ¿se refiere a antes o después del milenio?, ¿hace Pedro una mezcla o resumen de todo lo que ocurrirá desde la venida de Jesús hasta la restauración de la Tierra? Probablemente sí.
Veamos lo que nos dice Apocalipsis. Tengamos en cuenta que el libro de Juan no está escrito de forma totalmente cronológica, sino que va haciendo flashbacks, deteniéndose y detallando puntos como quiénes son los salvos, antes de que éstos lo sean:
Digamos que la controversia comienza en el capítulo 7 de Apocalipsis cuando el ángel le da la orden a los ángeles destructores para que se detengan hasta que sean sellados en sus frentes con el sello de Dios los 144000.
Resulta interesante que los Testigos de Jehová afirman que hay como dos clases de salvos. Los de “primera categoría”, que son los 144000 y otros de segunda categoría que forman parte de una gran muchedumbre.
Pero lo que dice Apocalipsis 7:3 es que los ángeles se contienen de dañar la tierra hasta que los 144.000 son sellados. ¿Qué les sucede a los que no están sellados?
“Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra. Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes. Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre”. (Apocalipsis 9:3-5)
Así que, a menos que pensemos que Dios es un Dios cruel que se entretiene haciendo sufrir a algunos de los que serán salvos, tenemos que reconocer que los sellados, los 144.000 es el número de los salvos que permanecerán vivos en los últimos momentos de la historia. No un grupo selecto de salvos.
Vemos que en Apocalipsis 7 Juan dice que escucha el número de 144.000 (un número claramente simbólico que hace referencia a 12x12x1000, es decir, 12 de cada una de las 12 tribus x mil), pero que cuando mira ve una muchedumbre incontable.
En la Biblia, el 12 tiene un significado demasiado amplio: Jacob tuvo 12 hijos, que fueron los 12 patriarcas de la nación de Israel; estos fueron conmemorados en los 12 panes de la proposición, en las 12 piedras del pectoral. El 12 representa el orden espiritual y terrenal. El número del perfecto gobierno: Hubo 12 tribus de Israel; 12 Apóstoles, 12 cimientos de la Jerusalén celestial; 12 puertas; 12 perlas; 12 ángeles. Las medidas de la Nueva Jerusalén son 12,000 estadios, mientras que el muro de la ciudad 144 codos, o sea, 12×12. (Ap 21:16-17).
Sigamos viendo lo que nos dice Apocalipsis:
“Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos”. (Apoc. 7:9)
Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?
“Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”. (Apoc. 7:14)
¿Quiere decir esto que los únicos que llevan ropas blancas y sirven a Dios son los que han sobrevivido hasta el final?, ¿Que es la gran tribulación?
El texto nos dice que salen de la gran tribulación pero, ¿acaso no es la vida una gran tribulación? No podemos afirmar ni negar que los vestidos de blanco no sean todos los salvos.
En Apocalipsis 19:17-21 podemos leer:
“Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes. Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército. Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos“.
Como todos sabemos, la bestia y el falso profeta no son personas sino imperios, sistemas, reinos. El primero es el romanismo papal, resucitado en la Unión Europea y el otro sería el imperio norteamericano con su Nuevo Orden Mundial que englobría a ambas bestias. Así que la simbología de echarlos al lago de fuego es sinónimo de extinguir los sistemas humanos por completo.
Pero dice que los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que monta el caballo blanco, que es Jesús. Los demás son todos, el resto, los que quedan en la tierra. Todos los demás son muertos.
Inmediatemente después, en el capítulo 20, dice el texto:
“Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años;  y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo”.
“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años“.
En 1 Tesalonicenses 4: 16, 17, después de describir la venida del Señor, dice: “Los muertos en Cristo se levantarán primero; luego, nosotros los vivientes, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos a las nubes, al encuentro del Señor, en el aire; y así estaremos siempre con el Señor.”
¿Para que vamos a ser elevados si vamos a seguir viviendo en la tierra?
Jesús dijo: En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. (Juan 14:2,3)
¿Qué podemos entender de las palabras de Jesús?, ¿Cual es la casa de su Padre?, ¿Está en la Tierra?
Jesús está diciendo claramente que vamos a ir a vivir a la casa de su Padre y que nos está preparando lugar a cada uno de nosotros allí. ¿Es esto compatible con la idea de que permaneceremos aquí después de su venida? Evidentemente no.
Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión,  y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar”. (Apoc. 20:7,8)
Después de los mil años, Satanás será suelto y saldrá a engañar a las naciones, ¿pero qué naciones si todos están muertos y los sistemas humanos (naciones) han sido lanzados al lago de fuego? Esa liberación de Satanás corresponde a la resurrección de todos los impíos que se reunirán para luchar contra Dios y los santos en la Nueva Jerusalén.
“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios”. (Apoc. 21:1-3)
Por tanto vemos que hay dos “venidas” la segunda venida de Jesús para llevar a los santos a la casa de su Padre (la Nueva Jerusalén) y el descenso de la Nueva Jerusalén a una tierra renovada y unos cielos renovados.
Así que entendemos, puesto que Juan habla de un descenso de la Casa de Dios a la tierra, que la Tierra permanecerá, pero totalmente renovada y purificada con el fuego descrito en 2 de Pedro 3:10-13.
“Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”.

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