La Biblia dice "También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. Porque de estos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe. Mas no irán más adelante porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquellos." (2Ti:3:1-9)
No estamos en contra del diezmo y la ofrenda porque es bíblico. Pero torcer la palabra para crear un sistema de siembre de semillas y pactos de dinero es algo totalmente de la nueva era y del satanismo que palpita en las iglesias sin que los hombres de Dios logren verlo, porque repito: se esta filtrando como el principio del éxito y la prosperidad este nuevo sistema de fe. Recordemos el favor de Dios no se compra; si es así hasta el narcotraficante puede invertir varios millones sabiendo que ganara el favor de Dios. La gente podría comenzar a preguntar lo siguiente: Si no pacto o doy mi semilla no voy a tener para la semana? ¿Si no doy la promesa, no voy a poder tener para el regalo de navidad? El principio de recibir esta basado en la fe y es cuando decimos: "Yo lo haré por fe, sembraré, porque Dios es fiel" Otras personas han estado en el grupo de Dios pero han pasado al grupo del mundo x que han dado, han sembrado y han continuado mal financieramente. Porque no se trata solo de economía si así fuese, los hombres o los hebreos hubiesen comprado a Jesucristo con semillas. Jesús pide un evangelio viviente, no de apariencia, de ropa, de lujo, de grandeza y reconocimiento mundial. Mientras miles de misioneros beben agua de pozos que les producen enfermedades, caminan con su calzado roto, aguantan hambre por amor al evangelio; otros son multimillonarios, según ellos al servicio del evangelio.
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