LOS APOSTOLES Y LA APOSTASIA

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  Recientemente recibí una invitación de cierto llamado doctor sin estudio y apóstol sin apostolado, convocando a unas conferencia en donde por el tema propuesto propone una indirecta politización de la iglesia, destruyendo todo el fundamento doctrinal de la escatología bíblica. Dicha convocatoria decía así: “Que el Dios y padre de nuestro señor Jesucristo les bendiga y prospere en gran manera. Es para mí un honor invitarte a nuestra II Congreso Apostólico “Gobernando las Naciones”, estoy seguro que serás dimensionado junto a tu familia a algo muy grande, este es el año de la transferencia, de la recompensa y de recibir herencia”.
En la convocatoria se dice que los cristianos con sus apóstoles, “gobernaran las naciones” lo que elimina el reinado de Jesús cuando vuelva y el posible rapto de la iglesia, apoyando la falsa doctrina del “reino ahora” que involucra a la Iglesia en política. Es de suponer que detrás de este congreso, su promotor el “apóstol”  Mario Tomas Barahona persiste en sus aspiraciones políticas, y desea promover un “apostolado politizado” con nuevas revelaciones, entre ellas las de los decretos y el recibir la llamada herencia ¿A qué herencia se refiere? Porque según la Palabra hemos recibido cuando creímos, la herencia de la salvación, a no ser que se quiera enfatizar  una herencia material (o mal llamada teología de la prosperidad) o la de que la iglesia debe participar de los gobiernos humanos, rompiendo la separación de iglesia-estado, alineándonos en una de las corrientes políticas existentes. Me preocupan tantas “ondas apostólicas”, no porque deseche el apostolado, que significa literalmente una entrega total a una causa o llamado, sino porque actualmente este concepto de apóstol tiene unas implicaciones completamente contrarias al sentido etimológico del término. El “apóstol moderno”  es aquel que tiene una nueva revelación. Es el que busca poder y posición jerárquica en la iglesia para explotar y avasallar a los feligreses. Es un súper dotado, ungido e intocable, el ministerio superior y más grande de todos. Es el que tiene el poder de decretar y cambiar incluso el futuro de la iglesia, arrasando con la Palabra profética de los últimos tiempos. Son los promotores de las modernas y terribles apostasías que están llevando al cristianismo al descredito y a la ruina testimonial. Son los ricos y poderosos que convierten la iglesia en empresa, y la bendición de lo alto en una bolsa de valores, “tanto das, tanto recibes”.
¿Qué puedo esperar de un apóstol que se proclamó proféticamente que sería diputado y presidente de Honduras, y todo fue falso? ¿Qué puedo esperar de aquel que públicamente decreto condenación a los que se oponían a sus pretensiones, y fue descalificado legalmente para obtener un puesto de diputado, porque violentaba la constitución? ¿Y qué puedo esperar de aquel que se atrevió a amenazar de demandar al Estado de Honduras por no permitirle ser lo que desea su corazón? Debemos tener cuidado en estas asambleas o convocatoria que persisten en llevarnos, como borregos, a una alineación política con la efímera idea de que la iglesia, desde el poder político, puede detener la corrupción y la apostasía de los últimos tiempos, evitando el cumplimiento profético de la manifestación del hombre de pecado, que es el inicio de la apostasía. ¡Cuidado! No vallamos a proclamar un reino sin Jesús, y una participación eclesiástica dentro de un sistema mundial que será regido por el anticristo, negando el fundamento escatológico de nuestra fe cristiana.

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LOS APOSTOLES Y LA APOSTASIA

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  Recientemente recibí una invitación de cierto llamado doctor sin estudio y apóstol sin apostolado, convocando a unas conferencia en donde por el tema propuesto propone una indirecta politización de la iglesia, destruyendo todo el fundamento doctrinal de la escatología bíblica. Dicha convocatoria decía así: “Que el Dios y padre de nuestro señor Jesucristo les bendiga y prospere en gran manera. Es para mí un honor invitarte a nuestra II Congreso Apostólico “Gobernando las Naciones”, estoy seguro que serás dimensionado junto a tu familia a algo muy grande, este es el año de la transferencia, de la recompensa y de recibir herencia”.
En la convocatoria se dice que los cristianos con sus apóstoles, “gobernaran las naciones” lo que elimina el reinado de Jesús cuando vuelva y el posible rapto de la iglesia, apoyando la falsa doctrina del “reino ahora” que involucra a la Iglesia en política. Es de suponer que detrás de este congreso, su promotor el “apóstol”  Mario Tomas Barahona persiste en sus aspiraciones políticas, y desea promover un “apostolado politizado” con nuevas revelaciones, entre ellas las de los decretos y el recibir la llamada herencia ¿A qué herencia se refiere? Porque según la Palabra hemos recibido cuando creímos, la herencia de la salvación, a no ser que se quiera enfatizar  una herencia material (o mal llamada teología de la prosperidad) o la de que la iglesia debe participar de los gobiernos humanos, rompiendo la separación de iglesia-estado, alineándonos en una de las corrientes políticas existentes. Me preocupan tantas “ondas apostólicas”, no porque deseche el apostolado, que significa literalmente una entrega total a una causa o llamado, sino porque actualmente este concepto de apóstol tiene unas implicaciones completamente contrarias al sentido etimológico del término. El “apóstol moderno”  es aquel que tiene una nueva revelación. Es el que busca poder y posición jerárquica en la iglesia para explotar y avasallar a los feligreses. Es un súper dotado, ungido e intocable, el ministerio superior y más grande de todos. Es el que tiene el poder de decretar y cambiar incluso el futuro de la iglesia, arrasando con la Palabra profética de los últimos tiempos. Son los promotores de las modernas y terribles apostasías que están llevando al cristianismo al descredito y a la ruina testimonial. Son los ricos y poderosos que convierten la iglesia en empresa, y la bendición de lo alto en una bolsa de valores, “tanto das, tanto recibes”.
¿Qué puedo esperar de un apóstol que se proclamó proféticamente que sería diputado y presidente de Honduras, y todo fue falso? ¿Qué puedo esperar de aquel que públicamente decreto condenación a los que se oponían a sus pretensiones, y fue descalificado legalmente para obtener un puesto de diputado, porque violentaba la constitución? ¿Y qué puedo esperar de aquel que se atrevió a amenazar de demandar al Estado de Honduras por no permitirle ser lo que desea su corazón? Debemos tener cuidado en estas asambleas o convocatoria que persisten en llevarnos, como borregos, a una alineación política con la efímera idea de que la iglesia, desde el poder político, puede detener la corrupción y la apostasía de los últimos tiempos, evitando el cumplimiento profético de la manifestación del hombre de pecado, que es el inicio de la apostasía. ¡Cuidado! No vallamos a proclamar un reino sin Jesús, y una participación eclesiástica dentro de un sistema mundial que será regido por el anticristo, negando el fundamento escatológico de nuestra fe cristiana.

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  Recientemente recibí una invitación de cierto llamado doctor sin estudio y apóstol sin apostolado, convocando a unas conferencia en donde por el tema propuesto propone una indirecta politización de la iglesia, destruyendo todo el fundamento doctrinal de la escatología bíblica. Dicha convocatoria decía así: “Que el Dios y padre de nuestro señor Jesucristo les bendiga y prospere en gran manera. Es para mí un honor invitarte a nuestra II Congreso Apostólico “Gobernando las Naciones”, estoy seguro que serás dimensionado junto a tu familia a algo muy grande, este es el año de la transferencia, de la recompensa y de recibir herencia”.
En la convocatoria se dice que los cristianos con sus apóstoles, “gobernaran las naciones” lo que elimina el reinado de Jesús cuando vuelva y el posible rapto de la iglesia, apoyando la falsa doctrina del “reino ahora” que involucra a la Iglesia en política. Es de suponer que detrás de este congreso, su promotor el “apóstol”  Mario Tomas Barahona persiste en sus aspiraciones políticas, y desea promover un “apostolado politizado” con nuevas revelaciones, entre ellas las de los decretos y el recibir la llamada herencia ¿A qué herencia se refiere? Porque según la Palabra hemos recibido cuando creímos, la herencia de la salvación, a no ser que se quiera enfatizar  una herencia material (o mal llamada teología de la prosperidad) o la de que la iglesia debe participar de los gobiernos humanos, rompiendo la separación de iglesia-estado, alineándonos en una de las corrientes políticas existentes. Me preocupan tantas “ondas apostólicas”, no porque deseche el apostolado, que significa literalmente una entrega total a una causa o llamado, sino porque actualmente este concepto de apóstol tiene unas implicaciones completamente contrarias al sentido etimológico del término. El “apóstol moderno”  es aquel que tiene una nueva revelación. Es el que busca poder y posición jerárquica en la iglesia para explotar y avasallar a los feligreses. Es un súper dotado, ungido e intocable, el ministerio superior y más grande de todos. Es el que tiene el poder de decretar y cambiar incluso el futuro de la iglesia, arrasando con la Palabra profética de los últimos tiempos. Son los promotores de las modernas y terribles apostasías que están llevando al cristianismo al descredito y a la ruina testimonial. Son los ricos y poderosos que convierten la iglesia en empresa, y la bendición de lo alto en una bolsa de valores, “tanto das, tanto recibes”.
¿Qué puedo esperar de un apóstol que se proclamó proféticamente que sería diputado y presidente de Honduras, y todo fue falso? ¿Qué puedo esperar de aquel que públicamente decreto condenación a los que se oponían a sus pretensiones, y fue descalificado legalmente para obtener un puesto de diputado, porque violentaba la constitución? ¿Y qué puedo esperar de aquel que se atrevió a amenazar de demandar al Estado de Honduras por no permitirle ser lo que desea su corazón? Debemos tener cuidado en estas asambleas o convocatoria que persisten en llevarnos, como borregos, a una alineación política con la efímera idea de que la iglesia, desde el poder político, puede detener la corrupción y la apostasía de los últimos tiempos, evitando el cumplimiento profético de la manifestación del hombre de pecado, que es el inicio de la apostasía. ¡Cuidado! No vallamos a proclamar un reino sin Jesús, y una participación eclesiástica dentro de un sistema mundial que será regido por el anticristo, negando el fundamento escatológico de nuestra fe cristiana.

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