Los secretos de Benedicto XVI


Era un auténtico secreto.
De esos que son difíciles de creer cuando salen a la luz pública. La caída de Benedicto XVI en el Colegio Miraflores de León, se guardó con absoluta discreción. Ni una palabra. Ni un comentario. Ni un titubeo. Como si nada hubiera pasado. Esa mañana Benedicto XVI salió del Colegio Miraflores y se fue al Aeropuerto Internacional del Bajío para el acto de despedida, sin dar la menor muestra de debilidad o afectación.
La caída fue la noche del 25 de marzo del 2012.
El Papa Benedicto XVI había tenido un día intenso en la misa de la Expo Bicentenario y la serenata nocturna. Y el reporte dice que tuvo una caía en su habitación que le provocó una herida.
Las madres del Colegio Miraflores no fueron informadas. Ellas solo encontraron que faltaba la sábana y la colcha, pero no entendieron nada. Se habían llevado las sábanas porque tenían sangre.
Ni siquiera el gobernador Juan Manuel Oliva, supo del incidente. No le avisaron. Oliva lo despidió en el Aeropuerto, sin tener la menor idea.
La Iglesia está llena de secretos.
El incidente habría quedado sepultado si no fuera por la renuncia del Papa la semana pasada. Eso obligó a buscar una explicación a su decisión y brincó el tema del incidente en México.
El arzobispo de León, José Guadalupe Martín Rábago, sí se enteró del hecho. No supo exactamente lo que ocurrió, pero se dio cuenta que había un retraso. Y después de la despedida, las madres le dijeron que había desaparecido la sábana. La situación fue manejada con habilidad por el grupo más cercano del Papa. Borraron las huellas.
La renuncia de Benedicto XVI está llena también de misterios, como muchos temas en la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
La verdad, con frecuencia, está oculta. No sabemos exactamente qué pasa. Hoy no sabemos qué está pasando en el Vaticano con la renuncia de Benedicto XVI. No sabemos qué ocurrió ahí adentro en la habitación. No sabemos quién escondió la sangre, con todo y sábana y colcha. Las dueñas de la casa tampoco saben lo que pasó. Ni el Arzobispo que está ahí afuera. Ni el Gobernador. Ni los feligreses.
Así opera la Iglesia Católica.
En 2 mil años, han aprendido a manejar cualquier situación, por difícil que sea, con una frialdad absoluta y con una apariencia correcta, por el bien de la propia Iglesia.
Hay que guardar otra vez el secreto.
Hay cosas que nadie debe saber.
Hay hechos que lo mejor es que nadie se entere, por el bien de todos.
Aclaración:
El bulevar Juan José Torres Landa fue bautizado con ese nombre cuando ya había fallecido el ex gobernador de Guanajuato. Y el bulevar Adolfo López Mateos se llamó así cuando ya había terminado la administración del ex Presidente.

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Los secretos de Benedicto XVI


Era un auténtico secreto.
De esos que son difíciles de creer cuando salen a la luz pública. La caída de Benedicto XVI en el Colegio Miraflores de León, se guardó con absoluta discreción. Ni una palabra. Ni un comentario. Ni un titubeo. Como si nada hubiera pasado. Esa mañana Benedicto XVI salió del Colegio Miraflores y se fue al Aeropuerto Internacional del Bajío para el acto de despedida, sin dar la menor muestra de debilidad o afectación.
La caída fue la noche del 25 de marzo del 2012.
El Papa Benedicto XVI había tenido un día intenso en la misa de la Expo Bicentenario y la serenata nocturna. Y el reporte dice que tuvo una caía en su habitación que le provocó una herida.
Las madres del Colegio Miraflores no fueron informadas. Ellas solo encontraron que faltaba la sábana y la colcha, pero no entendieron nada. Se habían llevado las sábanas porque tenían sangre.
Ni siquiera el gobernador Juan Manuel Oliva, supo del incidente. No le avisaron. Oliva lo despidió en el Aeropuerto, sin tener la menor idea.
La Iglesia está llena de secretos.
El incidente habría quedado sepultado si no fuera por la renuncia del Papa la semana pasada. Eso obligó a buscar una explicación a su decisión y brincó el tema del incidente en México.
El arzobispo de León, José Guadalupe Martín Rábago, sí se enteró del hecho. No supo exactamente lo que ocurrió, pero se dio cuenta que había un retraso. Y después de la despedida, las madres le dijeron que había desaparecido la sábana. La situación fue manejada con habilidad por el grupo más cercano del Papa. Borraron las huellas.
La renuncia de Benedicto XVI está llena también de misterios, como muchos temas en la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
La verdad, con frecuencia, está oculta. No sabemos exactamente qué pasa. Hoy no sabemos qué está pasando en el Vaticano con la renuncia de Benedicto XVI. No sabemos qué ocurrió ahí adentro en la habitación. No sabemos quién escondió la sangre, con todo y sábana y colcha. Las dueñas de la casa tampoco saben lo que pasó. Ni el Arzobispo que está ahí afuera. Ni el Gobernador. Ni los feligreses.
Así opera la Iglesia Católica.
En 2 mil años, han aprendido a manejar cualquier situación, por difícil que sea, con una frialdad absoluta y con una apariencia correcta, por el bien de la propia Iglesia.
Hay que guardar otra vez el secreto.
Hay cosas que nadie debe saber.
Hay hechos que lo mejor es que nadie se entere, por el bien de todos.
Aclaración:
El bulevar Juan José Torres Landa fue bautizado con ese nombre cuando ya había fallecido el ex gobernador de Guanajuato. Y el bulevar Adolfo López Mateos se llamó así cuando ya había terminado la administración del ex Presidente.


Era un auténtico secreto.
De esos que son difíciles de creer cuando salen a la luz pública. La caída de Benedicto XVI en el Colegio Miraflores de León, se guardó con absoluta discreción. Ni una palabra. Ni un comentario. Ni un titubeo. Como si nada hubiera pasado. Esa mañana Benedicto XVI salió del Colegio Miraflores y se fue al Aeropuerto Internacional del Bajío para el acto de despedida, sin dar la menor muestra de debilidad o afectación.
La caída fue la noche del 25 de marzo del 2012.
El Papa Benedicto XVI había tenido un día intenso en la misa de la Expo Bicentenario y la serenata nocturna. Y el reporte dice que tuvo una caía en su habitación que le provocó una herida.
Las madres del Colegio Miraflores no fueron informadas. Ellas solo encontraron que faltaba la sábana y la colcha, pero no entendieron nada. Se habían llevado las sábanas porque tenían sangre.
Ni siquiera el gobernador Juan Manuel Oliva, supo del incidente. No le avisaron. Oliva lo despidió en el Aeropuerto, sin tener la menor idea.
La Iglesia está llena de secretos.
El incidente habría quedado sepultado si no fuera por la renuncia del Papa la semana pasada. Eso obligó a buscar una explicación a su decisión y brincó el tema del incidente en México.
El arzobispo de León, José Guadalupe Martín Rábago, sí se enteró del hecho. No supo exactamente lo que ocurrió, pero se dio cuenta que había un retraso. Y después de la despedida, las madres le dijeron que había desaparecido la sábana. La situación fue manejada con habilidad por el grupo más cercano del Papa. Borraron las huellas.
La renuncia de Benedicto XVI está llena también de misterios, como muchos temas en la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
La verdad, con frecuencia, está oculta. No sabemos exactamente qué pasa. Hoy no sabemos qué está pasando en el Vaticano con la renuncia de Benedicto XVI. No sabemos qué ocurrió ahí adentro en la habitación. No sabemos quién escondió la sangre, con todo y sábana y colcha. Las dueñas de la casa tampoco saben lo que pasó. Ni el Arzobispo que está ahí afuera. Ni el Gobernador. Ni los feligreses.
Así opera la Iglesia Católica.
En 2 mil años, han aprendido a manejar cualquier situación, por difícil que sea, con una frialdad absoluta y con una apariencia correcta, por el bien de la propia Iglesia.
Hay que guardar otra vez el secreto.
Hay cosas que nadie debe saber.
Hay hechos que lo mejor es que nadie se entere, por el bien de todos.
Aclaración:
El bulevar Juan José Torres Landa fue bautizado con ese nombre cuando ya había fallecido el ex gobernador de Guanajuato. Y el bulevar Adolfo López Mateos se llamó así cuando ya había terminado la administración del ex Presidente.

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