DAVID URRA / CONTRAINJERENCIA- La prensa internacional se hace eco del hecho absolutamente inusitado de la caída de un meteorito en esta región de Rusia que, aunque no es el primero, si es sumamente raro. Uno de los aspectos que se trata es el de su relación con medios militares. Pero, ¿Qué hay de cierto en esto? ¿Cuál es la relación que tiene con acciones de tipo militar?
Ante todo debemos señalar que el hecho, ampliamente difundido, de que los sistemas de Defensa Antimisil rusos prácticamente no lo detectaron, es solo una confirmación de algo que ya se sabia, pero que se oculta deliberadamente por razones estratégicas, los sistemas antimisiles no son infalibles.
Desde la época de la mal llamada “Guerra Fría”, se esta intentando crear un “Escudo” antimisil que le permita a las grandes potencias sentirse seguras de que la otra parte no pueda destruirlos. Se han derrochado miles de millones en este empeño, sin resultados que parezcan prometedores para ninguna de las partes.
Hasta tal extremo ha sido la frustración, que en los años 70 y 80, las grandes potencias de entonces, la Unión Soviética y EE.UU, decidieron sabiamente disminuir los arsenales de los escudos antimisiles mediante los tratados SALT y con ello reducir la posibilidad de una conflagración nuclear en la que desaparecería la especie.
Para algunos puede no estar esto claro ¿Cómo disminuir el peligro de un golpe nuclear, disminuyendo los medios de defensa contra ellos?
En síntesis el principio es el siguiente. Si alguna de las partes enfrentadas tiene la percepción de que es invulnerable al ataque del otro, entonces, aumenta la posibilidad de que con tal de prevalecer, pueda decidirse a atacar.
Pero esto fue en realidad solo una etapa, pues el afán de preponderar era mas fuerte que el de armonizar, fundamentalmente en EE.UU, donde el Complejo Militar Industrial y las fuerzas mas retrogradas empujaban hacia el aumento de los gastos militares, por lo cual una disminución de las tensiones no jugaba en su favor.
De ahí surgieron múltiples proyectos que pretendían torpedear el tratado SALT, comenzando por la estruendosamente fracasada Iniciativa Estratégica de la Guerra de las Galaxias en la época de Ronald Reagan.
Hasta tal punto los deseos iban mas allá que las posibilidades reales de desarrollarlos que en las pruebas de los sistemas de Defensa Antimisil, ante los continuos fracasos en la intercepción de objetivos, se decidió engañar a la opinión publica y al enemigo, trampeando las pruebas, para lo cual se hicieron varios intentos de intercepción empleando una fuente emisora en los supuestos blancos que facilitaba su localización por parte de los cohetes interceptores.
Esto permitió anunciar al mundo que había “nacido” un nuevo sistema “infalible” que revolucionaria la estrategia de Defensa en los EE.UU. Como es lógico los soviéticos se lanzaron inmediatamente a la búsqueda de una paridad, lo que les costo bastante caro.
Al final la mentira, como casi siempre ocurre salió a la luz y un ejemplo de ello fue la raquítica efectividad que tuvieron los sistemas Patriot contra los Scud lanzados por los iraquíes durante la Guerra del Golfo.
Los Scud, misiles subsónicos de diseño bastante atrasado para la época y que prácticamente no tenían ningún recurso de enmascaramiento o defensa, fueron por demás empleados con bastante torpeza por los iraquíes pero raras veces fueron derribados por los Patriot. Los israelíes y norteamericanos anunciaban derribos que en realidad fueron lanzamientos defectuosos o fallidos por desperfectos técnicos, dada la increíble impericia de los militares iraquíes. En algunos casos se conoce que los iraquíes, a pesar de que sabían el deplorable estado técnico en que estaban los cohetes, preparaban los lanzamientos para puros efectos propagandísticos.
Igualmente ocurre en la actualidad con los sistemas Aegis, largamente promocionados y muy duramente cuestionados, que pretenden sustituir a los inalcanzables proyectos de la Guerra de las Galaxias.
El problema consiste en que al ocupar la Presidencia de EE.UU el Presidente Obama, se percataron de que, buscando un sistema irrealizable, en realidad se habían quedado sin ninguno. Barack suspendió de inmediato la iniciativa estratégica y ordenó desarrollar un sistema realizable que se pudiera instalar en poco tiempo.
Es aquí cuando se retoma el Aegis que se había comenzado alrededor de los años 60 del siglo pasado y que tenía más posibilidades de realización que las fantasías galácticas de Reagan y sus tanques pensantes.
Pero había un problema, los rusos estaban en mejores condiciones de avanzar pues ya tenían muy adelantados los sistemas S-300 y proyectaban el S-400, además de otros como el “Krona” que se modernizó en el 2010, además de poseer un novedoso sistema de radar con capacidad para funcionar mas allá del horizonte que los norteamericanos no poseían.
Así las cosas se necesitaba tiempo para poder emparejar las acciones y en ese momento vino, como anillo al dedo, la inexplicable propuesta rusa en el 2008, hecha por el entonces Presidente Medvedev, de crear un Escudo Antimisil conjunto con Europa. Como es lógico, los europeos, aliados confesos de EE.UU, aprovecharon la situación, aceptaron la propuesta y dilataron todo lo posible las interminables negociaciones sobre el asunto.
En ese tiempo EE.UU desarrollo aceleradamente su sistema y cuando estuvo casi listo lo instaló con ayuda de los propios europeos en las narices de Rusia.
Claro que no todo es color de rosa. El Aegis tiene todavía numerosos defectos, entre ellos el que no tiene capacidad de intercepción fuera de la atmosfera, lo que lo hace poco efectivo. Para poder interceptar cohetes balísticos de largo alcance necesita encontrarse muy cerca del territorio de lanzamiento lo que están tratando de hacer, aunque la enorme profundidad del territorio ruso, hace la tarea muy difícil y poco efectiva.
Por otra parte el Aegis posee unos cohetes interceptores que para un neófito en el tema pueden parecer formidables, pero que para los conocedores están por debajo de lo de ellos se necesita. Su velocidad de desplazamiento hace que su tiempo de reacción ante los lanzamientos sea muy limitado ya que podrían no alcanzar a tiempo los objetivos.
Por otro lado las limitaciones de sus radares son un hándicap para el extenso y profundo territorio ruso.
Por ejemplo la basificación y despliegue en la zona de Rota, España, de los buques norteamericanos con este sistema es prácticamente inoperante y posee más un carácter propagandístico que operativo.
Hay muchos otros ejemplos de como estos sistemas son empleados para publicitar una supuesta superioridad y unas posibilidades que permiten “asegurar” la defensa antimisil.
Lo real es que en caso de un enfrentamiento con el empleo de cohetes de largo alcance y ojivas nucleares, poco podrán hacer los sistemas antimisiles, a pesar de las cacareadas exaltaciones a sus inmejorables posibilidades.
Lo único sensato en este caso es desacelerar la carrera armamentista y destruir los arsenales nucleares con garantías jurídicas e internacionales de que nadie utilizara la fuerza como forma de solución de conflictos.
Lo más delicado de este tema es que existen en los medios de difusión un grupo de “analistas” que desconocen los temas netamente militares, pero que dan constantes opiniones y evaluaciones de hechos relacionados con la esfera bélica. Esto en realidad confunde a muchos y da una imagen completamente distorsionada de la realidad que lejos de ayudar a tomar conciencia de las prioridades del mundo actual generan estados y matrices de opinión equivocadas y dañinas.
Esto nos hace recordar un refrán el cuál reza que “el que nunca ha tenido gallinas, piensa que hasta la mierda es huevo”.
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