El día 14 de agosto de 2016, el Tribunal Distrital de Oryol (Rusia) acusó al ciudadano norteamericano Donald J. Ossevaarde de “conducción ilegal de actividad misionera”. El hombre fue considerado culpable y condenado a una multa, según los relatos del sitio Christian Telegraph.
El abogado del Centro de Ley y Justicia, Konstantin Andreev, dijo que Donald fue preso en su departamento durante una “reunión ilegal de grupo”, como relataron los policías. De acuerdo con el abogado el grupo se reunió en el apartamento para orar y leer la Biblia. En el tribunal, Donald también fue acusado de distribuir anuncios ilegalmente, los cuales indicaban que aquellos que quisieran estudiar las Escrituras podrían recurrir a el para un estudio en conjunto.
“El problema no es la multa, que es casi 700 dolares. Sino que el Tribunal invalidó el derecho de Donald J. Ossevaarde de difundir libremente el Evangelio de Jesucristo, siguendo sus convicciones” dijo el abogado.
“En verdad, el Tribunal consideró que un ciudadano americano, que tiene los mismos derechos que un ruso, según la ley rusa, es culpado de no notificar a las autoridades, por escrito, para iniciar las actividades de su grupo religioso”, concluyó.
Al principio, el tribunal nego al misionero el derecho de tener un abogado, pero después se lo permitió. En una conversación particular, el abogado aconsejó a Donald declararse culpable, y así sería mejor para que el americano dejara la ciudad, “porque podría pasar cualquier cosa con el y su familia”.
Actualmente, la familia de Donald está en los Estados Unidos y él está listo para defender su caso ante la justicia rusa, porque el tiene la certeza de que la ley está de su lado, y que él fue víctima de una aplicación errónea de la ley y tal vez hasta víctima de xenofobia. Ahora, Donald contrató abogados cristianos y ellos confian en que el caso será revisado.
A principios de octubre, los abogados de Donald presentaron una apelación para eximir a Donald de la pena, sin embargo, dicha apelación fue denegada.
Actualmente, Rusia se encuentra en una cacería indiscriminada de pastores y cristianos que se reúnen a orar o leer la Biblia. Ya son decenas de pastores los que han sido víctimas de esta nueva ley que persigue a la Iglesia de Jesucristo.
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