Contrario a lo que generalmente muchos cristianos creen, el mundo de las tinieblas con Satanás a la cabeza, tiene todo un diseño de engaño para la humanidad basado en “milagros y maravillas” impresionantes y capaces de hacer vacilar y engañar.
Actualmente hay una erupción inusitada de ocultismo, mancia, adivinación y varias formas de magia que alejan a los humanos de Dios, apoyado por el deseo o la curiosidad del hombre de obtener poder y conocimientos fuera de la esfera divina.
En la Biblia hay varios registros acerca de la capacidad de agentes satánicos capaces de revertir e influir en la naturaleza, para competir o falsificar los milagros divinos. En el antiguo testamento lo vemos en la narración de las plagas (en realidad señales) que cayeron sobre Egipto relatadas en Exodo capítulos 7-11, cuando los magos egipcios enfrentaron a Moisés y Aarón.
Cada una de las plagas que sobrevinieron en Egipto, fueron también repetidos por los magos de ese país, menos la plaga de piojos, obviamente porque su poder era limitado. Lo que hicieron estos magos no fueron acciones de ilusionismo sino una demostración de la capacidad de las agencias demoníacas para la producción de “milagros” en la naturaleza, con el objetivo marcado de acrecentar la incredulidad en la corte del faraón.
Otro caso notable registrado en el antiguo testamento es el de Job. Dios le permitió a Satanás afectar a este siervo con el propósito de demostrarle al “acusador” s cabal fidelidad, claro está con limitaciones: Satanás no podía quitarle la vida.
En los primeros capítulos del libro de Job, Satanás se vale de hechos portentosos para hacerlo sufrir. La primera noticia de uno de sus criados fue que “un fuego de Dios (interpretación errónea) bajó del cielo y quemó a ovejas y pastores y los consumió. Nótese aquí que el siervo confundió la acción satánica como proveniente de Dios. Ahí se puede notar el poder engañoso de los portentos satánicos.
Otra de las acciones diabólicas portentosas fue el envío de un fuerte viento que mató a los hijos de Job. El viento provocó que la casa cayera encima de ellos (Job 1:18-19). Esto naturalmente fue un tornado de gran potencia.
Con estos dos ejemplos nos bastan para afirmar dos cosas: a) la capacidad de Satanás y sus demonios para realizar hechos portentosos y confundir, b) que también pueden convertirse en milagros engañosos. Este último aspecto estará en su máxima expresión cuando aparezca el “hombre de pecado” o el Anticristo al final de los tiempos.
En 2 Tesalonicenses 2: 9-12 dice refiriéndose al Anticristo: “El advenimiento de ese impío, que es obra de Satanás, irá acompañado de hechos poderosos, señales y falsos milagros y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos”.
Lo importante es saber que los milagros engañosos están destinados a impresionar y sorprender la capacidad humana. Satanás sabe bien que el ser humano puede ser profundamente impresionado con “maravillas” y “hechos portentosos”. Es por eso que los instrumentos de Satanás como los falsos profetas tendrán éxito al final de los días, provocando que muchos cristianos caigan en la apostasía.
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